
Mañana se cumplen 10 años de los máximos históricos que el Ibex 35 dibujó cerca de los 16.000 puntos. Desde ese periodo, el índice español es el segundo más alejado de Europa (el primero es el Ftse Mib italiano) de esos altos, del que le separa, aún, una distancia del 35%.
Aunque si se incluyen los dividendos, lo cierto es que el inversor ha ganado un 8% con el selectivo si se ha mantenido la inversión. Entre tanto, varias etapas han marcado la historia del Ibex 35: desde un ciclo de bonanza que le llevó hasta sus cotas más altas de la historia, pasando por la crisis económica de las subprime, la caída de Lehman Brothers y la crisis de deuda en Europa hasta la etapa de normalización monetaria de hoy.
2006 fue un año brillante para la bolsa, tanto en valor de mercado de las cotizadas españolas como en volumen de negocio, que superó el billón de euros, una cifra mayor que el PIB de entonces. En ese ambiente, Emilio Botín proclamó una frase que se quedaría grabada para el resto de la historia: "The sky is the limit" (el cielo es el límite).
Fue en la presentación de los resultados de Santander, en febrero de 2006, cuando el valor bursátil de la entidad alcanzó máximos históricos. Un ciclo de bonanza que llevó a la bolsa a máximos históricos el 8 de noviembre de 2007, en los 15.945 puntos. Por aquel entonces, el paro en España cayó hasta el 8,3%, el registro más bajo de la era Ibex 35.
Sin embargo, la crisis financiera llevó al índice de las puertas de los 16.000 puntos hasta los 6.817 puntos de un plumazo. Por entonces, parecía impensable que un banco pudiese quebrar... hasta que el Gobierno de EEUU dejó caer a la cuarta mayor entidad del país, Lehman Brothers, en septiembre de 2008. Esto modificó el guión para todos. Primero, para los cinco mayores bancos centrales del mundo, que crearon una alianza histórica dispuestos a rebajar el precio del dinero hasta donde hiciese falta.
El nerviosismo que se vivió entonces en la bolsa se trasladó al resto de activos. El Ibex 35 llegó a perder en su peor semana hasta un 21% en solo cinco días. Pasó de los 16.000 puntos, una portada que jamás logró, a los 6.817 puntos en 12 meses. De hecho, 2008 fue el peor año para el Ibex 35, que perdió casi el 40%. Mientras, el barril de petróleo Brent, de referencia en Europa, llegó a alcanzar los 146 dólares en julio de 2008 y en cuestión de meses se derrumbaba hasta los 36 dólares por barril.
Sólo dos meses después de que Lehman quebrase, Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed) ponía en marcha la primera de las tres rondas de estímulos monetarios destinados a reactivar la economía americana. Pasarían seis años hasta que, ya de la mano de su sucesora, Janet Yellen, comenzase la retirada del dopaje del mercado.
En enero de 2009, el Banco de España confirmaba que la economía española ya estaba en recesión por primera vez desde la crisis de 1993, tras ceder un 0,24% entre julio y septiembre.
Al año, en mayo de 2010, Grecia e Irlanda tuvieron que ser rescatados por la Comisión Europea, el BCE y el FMI, posteriormente sucedió lo mismo con Portugal en 2011 y Chipre en 2012. La crisis de deuda iniciada en Grecia fue contagiándose al resto de la periferia, hasta el punto de que, en junio de 2012, España se convirtió informalmente en la quinta nación europea en ser intervenida a través de la asistencia financiera.
Luis de Guindos se vio obligado entonces a pedir un préstamo a Bruselas de 100.000 millones de euros para recapitalizar a una banca que tenía vetado el acceso a la financiación en los mercados mayoristas. Como ejemplo, solo un mes después, en julio, A España se le exigía en mercado un interés del 7,62% por bonos con vencimiento a una década. El más alto de la historia.
Eran los tiempos en los que la famosa prima de riesgo (la que mide la rentabilidad adicional que los inversores exigen a nuestra deuda a diez años respecto a la alemana) se disparó hasta cotas nunca vistas desde la creación del euro, al tocar los 638 puntos. Y en los que el Ibex 35 descendió, también, al nivel más bajo de la década, los 5.956 puntos.
Draghi salvó el euro
Fue el 24 de junio de 2012. Para aquel momento todas las alarmas estaban encendidas y parecía no haber vuelta atrás, pero la hubo solo dos días más tarde. El encargado de aplacarlas fue el presidente del BCE, Mario Draghi, con la frase que pasará a la historia. Un "haré todo lo que sea necesario para salvar al euro y, créanme, será suficiente" fue el bálsamo que apaciguó al mercado. Y para ello dejó la puerta abierta al uso de instrumentos jamás empleados en política monetaria hasta entonces, marcando un punto de inflexión en la zona euro.
Tales palabras acabaron materializándose en un programa de compra de deuda anunciado el 6 de septiembre de 2012. Suficiente para que la prima de riesgo se redujera entonces en casi 200 puntos básicos ese mes y para que el Ibex 35 empezase a recuperarse, saldando el año con una caída del 4,7% que dejó paso, un año después, a una subida del 21,4% (su mejor año de la década hasta el actual).
A esa medida no convencional le siguieron otras en los años venideros, como dejar la facilidad de depósito en negativo (2014) o el famoso QE: la compra de deuda pública y privada anunciada en 2015 y que, ahora, dos años más tarde, planea retirar. Para entonces, en 2015, el Ibex 35 tuvo que afrontar un nuevo incendio de China. Aquel verano, en la madrugada del 10 al 11 de agosto, las bolsas amanecieron con la noticia de que el Banco Popular de China devaluaba por sorpresa su divisa alimentando el temor a que detrás hubiese un frenazo en el crecimiento de la segunda economía del mundo y que dejó el saldo anual de los índices en negativo. En el caso del Ibex 35 las pérdidas alcanzaron ese año el 7,2%.
Con las dudas sobre China en el retrovisor y con una economía en Europa que tampoco acababa de despegar, el primer trimestre de 2016 también estuvo marcado por Mario Draghi y su intención de hacer valer su famosa frase, anunciando en marzo una nueva rebaja en el precio oficial del dinero, del 0,05% al 0% -mínimos históricos- además de añadir a la deuda corporativa en su programa de compras y ampliar el volumen de tales compras. Pero ese respiro se vio pronto truncado.
Concretamente el 24 de junio, cuando Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea, contra todo pronóstico, que llevó al Ibex 35 a vivir su peor jornada de la historia, al firmar una caída del 12,3%, hasta los 7.787 puntos. El punto de inflexión fue la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses en diciembre de 2016. Las mayores expectativas de inflación a nivel global actuaron como un bálsamo para las bolsas y la economía, que crece a un ritmo moderado.