
El optimismo alcista ha vuelto a imperar con claridad en las últimas sesiones en las bolsas mundiales. Las dudas y titubeos de los primeros compases de las semana pasada que llevaron a los selectivos a rozar soportes se han esfumado ante el avance en las negociaciones comerciales de EEUU y sus socios comerciales, la mayor calma en el conflicto geopolítico entre Iran, Israel y EEUU y la esperanza de que la Reserva Federal acabe bajando los tipos de interés antes de lo previsto, por diferentes motivos.
Este optimismo también se deja sentir en el mercado asiático donde se encuentra una de las bolsas más alcistas del año, el Hang Seng. El índice honkonés se revaloriza un 20% en el conjunto del año igualando así las alzas e selectivos como el Ibex 35. También ha conseguido en las últimas jornadas el CSI 300 de Shanghai superar los niveles con los que comenzaba el año.
"Si bien el contexto actual de tensiones comerciales es una fuente de volatilidad, suscita preguntas sobre el fin de la excepcionalidad estadounidense y aboga por una mayor diversificación dentro de las carteras de bolsa" explica Kevin Net, responsable del área de Asia de La Financière de l'Échiquier (LFDE). "Eso debería beneficiar especialmente a China, que actualmente está escasamente representada en las carteras de los inversores internacionales", sostiene el experto para justificar este buen comportamiento de la bolsa china.
Desde la gestora aluden a las noticias concretas positivas que surgen de las empresas del país y al giro tranquilizador de Xi Jingping con respecto al sector privado para acreditar las alzas en el país oriental. "El mercado ahora está más interesado en la capacidad de innovación de las empresas chinas que en los obstáculos macroeconómicos, que, en nuestra opinión, ya están descontados en las cotizaciones".
Sin embargo, estas ganancias en lo que va de año no son tales para el inversor europeo con una posición en las bolsas del país. Y es que, gran parte de estas alzas se ven difuminadas para los accionistas denominados en euros que no hayan cubierto el efecto divisa.
Y es que, desde el primero de enero el yuan acumula un descenso superior al 10% frente al euro. De hecho, vive su ejercicio más bajista de los últimos 20 años. Concretamente, desde 2003 la divisa no se preciaba tanto frente al euro en un solo ejercicio, ya aun queda la segunda mitad del 2025.
"El yuan tiene dos barreras infranqueables, por ahora: que China mantiene el control de cambios y que la búsqueda de seguridad jurídica hace que sean muchos los que no se atreven a jugar con él", asegura el economista Juan Ignacio Crespo.
"Creemos que el yuan podría empezar a perder terreno frente al dólar en el segundo semestre y continuar haciéndolo frente al euro", explica Diego Barnuevo, analista de Mercados en Ebury, quien espera caídas para el yuan contra el euro en la segunda mitad del año pese a que "los estímulos económicos parecen estar limitando algo la hemorragia".
"Esta política de moneda débil ha estado impulsada por el banco central de China en las dos últimas décadas. Ha sido un arma que ha permitido una enorme transferencia de riqueza de Occidente hacia China, logrando esta su estatus de super potencia económica frente al resto del mundo", señalaba por su parte Ricardo Jiménez en una de las últimas tribunas del experto en elEconomista.es.