
Con el ecuador de la década en el punto de mira, ha llegado el momento de hacer balance y echar la vista atrás a un lustro que ha traído consigo unos mercados de renta variable que han batido récords, un sólido crecimiento económico (+30% desde comienzos de la década) y avances tecnológicos históricos. Sin embargo, este movimiento también ha venido acompañado de una pandemia mundial, varios conflictos geopolíticos y desafíos sociales globales.
La década sólo ha llegado a la mitad, lo que plantea la pregunta: ¿qué viene ahora? Desde UBS se lo han planteado en la última mesa redonda que han celebrado para medios, titulada UBS Year Ahead 2025 , donde han dado a conocer la opinión de sus expertos sobre los acontecimientos clave que, darán forma a la próxima etapa de los "locos años 20".
Mark Haefele Chief Investment Officer de la firma suiza, explica en ese sentido que en los primeros compases de la segunda parte de esta década continuará la tendencia vista hasta ahora y en 2025, por ende, se podrá asistir a un "gran año para las bolsas".
"Las negociaciones con los socios comerciales o los desafíos legales internos podrían mitigar su alcance e impacto, pero los recortes fiscales y la desregulación podrían apoyar una narrativa de mercado más positiva", explica el directivo de la firma que asegura que el S&P 500 podría alcanzar los 6.600 puntos a finales de 2025, algo más de un 10% desde los niveles actuales, impulsado por el sólido crecimiento estadounidense, la bajada de los tipos de interés y los avances de la IA.
En este sentido, Themis Themistocleous Chief Investment Officer EMEA de la firma, se ha centrado en el crecimiento que se espera para las economías de Europa, que rondará en 2025 el 0,7/0.8 para los país más potentes de la región, como Alemania, Francia e Italia, y que será mayor en los periféricos como España Portugal o Grecia, donde la tasa de crecimiento del PIB superará el 2% y en algunos casos puede llegar a rozar el 3% en el mejor de los casos.
Eso sí, en la consecución o no de dichos objetivos mucho tendrán que ver los desafíos que enfrenta la región europea en los próximos meses como el hipotético shock para Alemania que puede suponer una implantación agresiva de aranceles por parte de la nueva administración Trump a las exportaciones del país germano, o políticamente, las elecciones a las que se enfrenta el país en 2025
En este contexto, y ante la falta de empresas de rápido crecimiento como las que sí hay en EEUU, los inversores se muestran a menudo dispuestos a diversificar y a poner el foco en empresas de Wall Street. Sin embargo, de cara al año que viene desde UBS ven una oportunidad en el real state europeo. "Las perspectivas para las inversiones inmobiliarias residenciales y comerciales son brillantes. Con una oferta limitada y una demanda creciente, hay oportunidades en sectores como la logística, los centros de datos y la vivienda multifamiliar", explican.
En materias primas, los tipos de interés más bajos, los riesgos geopolíticos persistentes y la preocupación por la deuda pública estadounidense deberían seguir apoyando al oro en 2025. "También hay oportunidades a largo plazo en el cobre y otros metales de transición como e aluminio o el litio, ya que la demanda aumenta junto con la creciente inversión en generación de energía, almacenamiento y transporte eléctrico.", explica Mark Andersen Co-Head Global Asset Allocation.
"El crecimiento estadounidense se verá respaldado por la desregulación y la mejora de la confianza empresarial, que compensarán con creces el impacto de los aranceles selectivos sobre las importaciones chinas y europeas clave", explican desde la entidad mientras añaden que "las negociaciones comerciales y geopolíticas añadirán volatilidad a los mercados europeos y chinos".
Entre las directrices que plantean desde UBS para el año que viene también entran unos planes fiscales menos expansivos en EEUU, una inflación a la baja acercándose hacia objetivos y unos rendimientos de los bonos cayendo ligeramente en parte por las decisiones de unos bancos centrales que recortan sistemáticamente los tipos de interés hacia un nivel neutral.
"Es probable que el dólar se vea atrapado entre factores positivos a corto plazo, como la rigidez del mercado laboral estadounidense y los aranceles, y factores negativos a largo plazo, como la sobrevaloración", destaca Anderson sobre la divisa estadounidense. "Los inversores deberían aprovechar los periodos de fortaleza para reducir su exposición al dólar", sentencia.