
Más allá de las decisiones en materia de política monetaria que tomen los principales bancos centrales del planeta (BCE, Fed y BoJ), el barril de petróleo se ha convertido en uno de los principales focos de atención en los mercados financieros. Las tensiones en torno al precio del crudo han sido constantes en los últimos años. Su caída hacia cotas no vistas en varios ejercicios se presenta como la mejor muestra. De hecho, el barril de Brent ha cedido más de un 25% desde que a mediados del año pasado tocara sus máximos de los últimos años, algo que se deja sentir en los márgenes de las empresas petroleras y, por ende, en su cotización en el mercado bursátil.
La mayor empresa del sector, Aramco, no es una excepción. A escasas semanas de cumplirse el quinto aniversario de su salida a bolsa, la petrolera saudí no atraviesa su mejor momento en el parqué. El precio de sus acciones ha acabado registrando descensos en el balance mensual de 10 de los últimos 12 meses, lo que ha favorecido que sus títulos se muevan a menos de un 2% de sus mínimos del año tras dejarse más de un 30% de su capitalización desde que en 2022 estuviera en su mejor momento.
Sus acciones, de hecho, cotizan en niveles similares a los registrados cuando debutó en el mercado bursátil, allá por diciembre de 2019, aunque las valoraciones de los analistas llamen a mantener la calma. Y es que las recomendaciones de los expertos han mejorado en las últimas semanas, coincidiendo con el receso de sus títulos en bolsa.
Esta situación ha provocado que la brecha entre su precio y las valoraciones de los analistas haya alcanzado uno de sus niveles más altos desde enero de 2023, es decir, en casi 21 meses y que, por ende, su potencial alcista se haya disparado hasta el 20%.
Ahora, casi el 30% del total de los expertos aconseja tomar posiciones en Aramco, por el 12% que lo hacía antes de que se acentuara la caída del crudo a comienzos de verano. Aunque la firma más grande del sector no se sitúa entre las favoritas de los expertos entre todas las empresas de este ámbito, sí se posiciona como la que ofrece una mejor rentabilidad por dividendo.
No en vano, tras presentar sus resultados correspondientes al segundo trimestre del año, Aramco anunció que el pago total de dividendos previsto para este 2024 sería de 124.200 millones de dólares (31.000 millones trimestrales) lo que arroja una rentabilidad por dividendo de más del 7,2%.
Este desembolso, eso sí, ayudará a que la firma saudita pase de una posición de caja a una de deuda neta ya el próximo trimestre, porque, tal y como destacan los analistas de Bloomberg el desembolso de dividendos empieza a ser superior a la generación de efectivo. "No obstante", matizan los mismos expertos, "la empresa tiene una sólida posición financiera, lo que sugiere que la rentabilidad para el accionista vinculada a los resultados podría prolongarse hasta 2025 si la dirección se siente cómoda con un mayor apalancamiento".
Sea como sea, no parece que su política de retribución al accionista vaya a salvar a la petrolera saudí de registrar su peor año bursátil de su corta historia en el parqué, al dejarse ya sus acciones un 17% de su precio desde que comenzó el ejercicio.
El petróleo, ¿síntoma de un menor crecimiento global?
Las cada vez mayores preocupaciones sobre el crecimiento global de la economía del planeta se han acrecentado en las últimas horas dado el bajo precio del petróleo, que desde los niveles más altos de 2023 ya ha caído más de un 25%. De hecho, el barril de Brent cotiza en su zona de mínimos de los últimos dos años pese al repunte registrado este miércoles que ha favorecido que vuelva a rondar la psicológica cota de los 70 dólares por barril.
La previsiones por parte de la OPEP que apuntan a un recorte de la demanda esperada de crudo para 2024-25, han precipitado la caída de una materia que sigue la estela del resto de commodities este año, que cotizan, en su gran mayoría en negativo en el balance anual con la excepción de los metales preciosos, que cotizan con alzas cercanas al 20% desde el primero de enero.
También está ayudando a esta tendencia la previsión de un superávit en la segunda mitad del año por el constante aumento de la oferta en América (EEUU, Guyana, Canadá...). "La demanda está parcialmente estancada y la producción crece en América, por lo que es probable que el mercado del petróleo registre un exceso de oferta el año que viene", avisan los expertos del banco privado suizo Julius Baer mientras aseguran que han tenido que recortar sus objetivos de precios para esta materia.
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