
La caída del precio del petróleo cotizado en estas jornadas hace pensar a los inversores en un recorte de los márgenes de beneficio de las compañías europeas encargadas de la extracción, transformación y venta del crudo. Pero, a pesar del castigo del mercado al precio de cotización de estos valores, no se esperan cambios en las políticas de retribución al accionista en el corto plazo. De esta manera, las petroleras integradas europeas ofrecen una rentabilidad por dividendo del 6,7%, casi 70 puntos básicos por encima de media de lo que ofrecían a comienzos del año. Incluso Equinor, OMV o Repsol están por encima del 7,5%.
El sentimiento del mercado refleja la clara vinculación del precio del petróleo y del gas al margen de refino de las petroleras integradas: a precios más bajos de las materias primas menor rentabilidad sobre los ingresos, como norma general. Con el barril Brent por debajo de los 73,5 dólares y los precios del gas estadounidense cayendo un 20% en el año, las acciones de compañías como BP, Eni o TotalEnergies se resienten. Por contra, como la política de reparto de beneficios entre accionistas no ha variado hasta la fecha, incluso se ha incrementado, la rentabilidad por dividendo de estas compañías gana atractivo dentro de la bolsa europea.
Salvo en el caso de la petrolera portuguesa, Galp, y el de Shell, todo el sector incrementa este ratio. Shell cotiza plana en el año, por lo que la rentabilidad de su dividendo en 2024 permanece inalterada si se compara con lo que marcaba a comienzos del año. Por contra, Galp avanza sobre el parqué desde el primero de enero más de un 33%, lo que rebaja el retorno esperado por dividendos a precios actuales.
En el otro lado están OMV y la noruega Equinor, que ofrecen retornos por distribución de beneficios por encima del 10%. No obstante, la que más incrementa su rentabilidad por dividendo sin ser siquiera la que más se resiente sobre el parqué en 2024 es Repsol. La petrolera integrada arrancó el año con un ratio por debajo del 6% frente al casi 7,8% actual, más de 180 puntos básicos de diferencia. De hecho, Repsol se sitúa en la actualidad entre las cinco mejores rentabilidades por dividendo del Ibex 35, solo por detrás de bancos y utilities que suelen ser sectores históricamente vinculados al reparto de atractivos beneficios entre accionistas.
Por otra parte, están las recompras de acciones que muchas de estas compañías llevan a cabo estos días, aprovechando la caída de su acción en bolsa. Esta otra forma de retribuir al accionista no hace más que incrementar la rentabilidad esperada por esta vía. Además, hasta la fecha no se enviaron señales al mercado de que las petroleras vayan a cortar el reparto de beneficios. Después de unos ejercicios históricos, en la mayoría de los casos tras un 2021 y 2022 de precios del petróleo disparados, el pago de dividendos no fue más que al alza. La tasa de crecimiento del dividendo bruto del último año de Eni es del 7%, la de BP es del 10% y la de Repsol ha sido del 28,5%, según recoge Bloomberg. Equinor incluso paga hoy el doble que hace tres años. Con todo, de las tres petroleras europeas con la mejor rentabilidad por dividendo solo la española cuenta con un consejo de compra según el consenso de mercado que recoge FactSet.
Un vistazo a la recta final del año
A priori, no se espera una recuperación de los precios del petróleo en lo que resta de año, en contra de todo esfuerzo por parte de la OPEP+ para lograrlo. Según las previsiones que recoge Bloomberg, el barril Brent cerrará el cuarto trimestre del 2024 en los 72,9 dólares, casi en la línea de los precios actuales. En el caso del gas, el incremento que se espera es del 30% para el último cuarto del año. Con estas proyecciones en el mercado de materias primas los expertos recortaron de media el beneficio bruto de explotación esperado en el sector europeo en un 6% respecto a lo que se descontaba para el 2024 el primero de enero. BP sería la compañía donde las firmas de análisis más recortaron el ebitda esperado para 2024 (en más de un 10%) mientras que en Galp apenas se espera deterioro.
Con todas estas cuentas, las valoraciones de los expertos sí que se han visto resentidas en los últimos meses, en particular entre las grandes capitalizadas del sector europeo. Como ejemplo, el precio objetivo del consenso de mercado para Repsol se sitúa ahora en los 16,8 euros frente a los 17,5 que fijaron al arrancar el año. Desde Bank of America reiteran su postura de calificar a la española como "rendimiento inferior a lo esperado por estar más expuesta a la fuerte corrección de los márgenes de refinanciación", según el analista del banco de inversión, Christopher Kuplent. Por ello, desde BofA se decantan más por valores más expuestos al upstream (exploración y producción) que en el downstream (refino y comercialización) escogiendo a TotalEnergies, Shell y Equinor.

No obstante, el consenso de expertos que recoge FactSet abre más la mano. Galp y la austríaca OMV ostentan un consejo de mantener mientras que en Equinor la opinión mayoritaria es la de cerrar posiciones. Todas las demás cuentan con una recomendación de compra. De ellas, es Repsol la que contaría con más recorrido por delante, más de un 40% de potencial alcista hasta los 16,8 euros de precio objetivo. No obstante, ninguna de las ocho petroleras integradas europeas cuenta con un margen de mejora sobre el parqué inferior al 10%.
Por otra parte está el descuento que presenta el sector sobre su propia cotización reciente. A excepción de Galp, que cotiza con un PER (veces que el beneficio queda recogido en el precio de la acción) de casi catorce veces, todas se abaratan en lo que va de año. En este punto vuelve a ser la petrolera del Ibex 35 la que mayor descuento presenta sobre sus pares al cotizar con un multiplicador de beneficios netos sobre su capitalización de 3,2 veces. Es decir, presenta un descuento de casi el 50% frente a la media del sector sacando de la ecuación a Galp. De esta manera, La Cartera de elEconomista.es está esperando una corrección aún mayor en Repsol antes de doblar su posición en la petrolera española con el objetivo de rentabilizar un eventual rebote hasta los niveles marcados por las firmas de análisis.