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Los bancos centrales se juegan su credibilidad al mover los tipos con elecciones en medio mundo

  • El FMI alerta del riesgo de que los bancos centrales pierdan independencia
  • Los expertos advierten de que el tiempo corre en contra de la Fed por las elecciones
  • En una semana intensa de reuniones, algunos organismos han movido ficha
Los bancos centrales no son 'marionetas' de los gobiernos. Foto: iStock.

Quienes deciden dónde situar los tipos de interés oficiales de una economía no deberían escuchar a los políticos. Esa es la teoría. Aunque no siempre ha sido así. Hubo etapas en las que los gobiernos manejaban a los banqueros centrales. Un buen ejemplo fueron los años 70, muy recordados últimamente por ser un periodo de elevada inflación. En aquellos años, muchos bancos centrales ni siquiera tenían mandatos claros ni autonomía. Ahora estos organismos deben ser independientes y tener una estrategia para alcanzar unos objetivos que sí están marcados. Pero cada vez más voces alertan de que la credibilidad y la independencia de los banqueros centrales están en juego de nuevo, en un año en el que coinciden elecciones en medio mundo con un giro en los tipos de interés.

La última en dar la voz de alarma ha sido la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). "Los banqueros centrales enfrentan hoy muchos desafíos a su independencia. Cada vez son más las peticiones de recortes en los tipos de interés, aunque sean prematuros, y es probable que se intensifiquen cuando la mitad de la población mundial vote este año. Los riesgos de interferencia política en la toma de decisiones de los bancos y en el nombramiento de personal están aumentando", sentenciaba Kristalina Georgieva este jueves en un artículo en el FMI en el que recordaba aquellos años 70 en los que "los políticos los presionaron [a los bancos centrales] a menudo para que bajaran los tipos de interés cuando la inflación era alta". Hay algunos estudios y métricas que han tratado de cuantificar esa independencia de los bancos centrales, pero el FMI anunció a finales de febrero la creación de un nuevo índice del que tiene previsto anunciar conclusiones detalladas por región/país.

Todo esto es clave en un año en el que se prevén muchos cambios en los tipos al asumirse una inflación más controlada. Esta última semana ha venido cargada de citas importantes de bancos centrales. Se han celebrado reuniones para hablar de política monetaria en Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Brasil, México, Turquía… Este último sorprendía al mercado con una subida de tipos que dejaba entre líneas otro mensaje más importante: el Banco de Turquía busca su independencia del Gobierno de Erdogan, que nombraba hace un mes a un nuevo gobernador. "El banco central tiene las manos libres, por así decirlo. Harán todo lo que sea necesario para reducir la inflación", aseguraba el domingo previo el ministro del Tesoro y Finanzas, Mehmet Simsek, al canal de televisión Kanal 7 según recogían algunos medios internacionales.

Elecciones en EEUU: tiempo en contra

El Banco de Turquía es quizá el caso más escandaloso y mediático de interferencias de un gobierno en los últimos tiempos por la postura pública de Erdogan. Pero no es el único. Una economía como la estadounidense tampoco está libre de sospechas. Y en un año electoral ya hay quien no descarta que la Reserva Federal (Fed) acabe cambiando el plan de bajar tipos tres veces este año. El tiempo corre en su contra.

"Lo que empieza a preocupar al mercado es la sensación de que la ventana de oportunidad de la Reserva Federal es limitada. Esto se expresa a menudo en la contundente afirmación de que si la Reserva Federal no los ha recortado antes de junio, o incluso antes de julio, no podrá hacerlo antes de finales de año, si es que lo hace en 2024", cuestiona Gilles Moëc, economista jefe de Axa IM, quien apunta a que "la Fed preferiría evitar recortes demasiado cerca de las elecciones por miedo a ser acusada de parcialidad pro-Biden".

En opinión del banco privado suizo Julius Baer, la Fed se encuentra ahora ante un dilema. Si decide mantener los tipos "existe un pequeño riesgo de que tenga que recortarlos en el período previo a las elecciones de noviembre", mientras que si los recorta antes de tiempo, "corre por un lado el riesgo de estimular aún más una economía en crecimiento y, por otro, el de tener que dar marcha atrás en los meses previos a las elecciones si la inflación resulta ser más pertinaz de lo esperado", desgrana Yves Bonzon, CIO de la entidad.

Tampoco hay que olvidar que el candidato republicado Donal Trump ha manifestado en diversas ocasiones su intención de acabar con Jerome Powell como presidente de la Fed. Y eso también tendría consecuencias. "Trump ha criticado abiertamente a Jerome Powell y ha amenazado con sustituirlo cuando termine su mandato en 2026; si fuera sustituido por un presidente más dovish, esto podría tener implicaciones para las expectativas de inflación, que hasta ahora se han mantenido notablemente bien ancladas", opina Orla Garvey, gestora senior de carteras de renta fija de Federated Hermes. En cuanto a esto, Kristalina Georgieva también es clara: "Una gobernanza fuerte y una independencia significan que los banqueros centrales deben tener control de sus presupuestos y de su personal, y no estar sujetos a un fácil despido basado por sus opiniones políticas o acciones tomadas dentro del mandato legal".

Los frentes en Europa y Latam

Otras de las grandes economías del mundo, Reino Unido, tampoco está exenta de polémica. El terremoto político vivido en Downing Street hace un par de años puso contra las cuerdas la independencia del Banco de Inglaterra (BoE) durante la breve legislatura de Liz Truss, con una libra hundida y un déficit descontrolado. Ahora, con Rishi Sunak al frente del Gobierno como Primer Ministro, cada movimiento y cada declaración se mira con lupa.

El país aún no tiene fecha para las elecciones, pero deben celebrarse antes de enero de 2025. Jeremy Hunt, ministro de Finanzas de Reino Unido, presumía hace uno días del control en la subida de los precios en su cuenta de la red social X. "La inflación ha bajado. Nuestro plan está funcionando, tenemos que persistir", decía. Hunt ha ido un poco más allá al asegurar que la caída de la inflación ya "abre la puerta" a que el Banco de Inglaterra baje tipos, según recogen varios medios británicos.

En el Banco Central Europeo (BCE), su presidenta, Christine Lagarde, se enfrentó desde el principio a la reticencia que suponía instaurar como capitana del barco a una ex política. Durante su mandato no se ha cuestionado tanto la independencia del organismo como en el caso del BoE, aunque muchas voces críticas atribuyen una fuerza especial a Alemania dentro de la institución. Además, se le está cuestionando que se ponga al frente de otras causas como el cambio climático, fuera de su principal mandato. La UE también afronta este año elecciones al Parlamento Europeo, previstas entre el 6 y el 9 de junio. Precisamente el 6 de junio se celebra una reunión del BCE en la que el mercado espera el primer recorte de los tipos de interés.

El mes de junio también acudirán a las urnas los ciudadanos de México, la segunda mayor economía de Latinoamérica. Y la primera, Brasil, celebra elecciones municipales en octubre. Muchos analistas alaban que América Latina se anticipase mejor al cambio de ciclo y que ya haya regiones que estén pudiendo virar sus políticas monetarias. México acometía su primer recorte esta semana y Brasil lleva seis rebajas consecutivas. La independencia de los banqueros centrales en Latinoamérica es un caso muy especial en el mundo, dado que se enfrentan desde hace décadas a una lucha mucho más dura contra la subida de los precios. Hay diversos estudios del FMI y del Banco de España que recogen que no fue hasta la década de los 90 cuando lograron cierta independencia para centrarse en luchar contra la espiral de inflación. Aún no está todo hecho, sobre todo porque sus banqueros centrales tienen la presión añadida de no provocar duros golpes a sus divisas.

La historia, en cualquier caso, revela que cuando los bancos centrales y los gobiernos "desempeñan cada uno su papel", hay un "mejor control de la inflación, mejores resultados en materia de crecimiento y empleo, y menores riesgos para la estabilidad financiera", como apuntaba Georgieva esta semana.

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