
Salir a los mercados a colocar deuda para lograr financiación se ha convertido en una aventura a la que pocos emisores se atreven en las últimas semanas. Muy, muy pocos. Las emisiones de bonos prácticamente han desaparecido en Europa en la última quincena, desde que se destaparon los primeros problemas en la banca. Este frenazo en seco solo se produce en periodos ocasionales como el cierre de año (en las fechas de Navidad), el mes de agosto o cuando hay una fuerte desconfianza como en la actualidad. En esta ocasión el cierre de la ventana de financiación llega, además, después de un inicio de año muy intenso en colocaciones de bonos.
En la semana que acabó con la caída del americano Silicon Valley Bank (SVB) se registraron en torno a 50.000 millones de euros en emisiones en euros, siguiendo la buena tónica de 2023, según cifras recopiladas por el proveedor de datos IGM, que incluye deuda soberana y corporativa, tanto de grado de inversión como high yield. Pero a partir de ahí todo cambió. "No encadenábamos dos semanas seguidas con menos de 5.000 millones de volumen de emisión en mercado euro desde hace mucho tiempo, años", subraya Jesús Sáez, director de mercados de capitales de deuda para Iberia de Natixis.
El ejercicio había arrancado con mucha actividad. Los emisores aprovecharon la ventana habitual del mes de enero para intentar cerrar operaciones a tipos más beneficiosos dado que el Banco Central Europeo (BCE) continuaría elevando el precio del dinero durante buena parte del año. Tanto que en enero se batió un récord con más de 260.000 millones de euros emitidos en total, según IGM. Las empresas superaron su propia plusmarca de 2021 en bonos corporativos con 37.875 millones en enero y el mes pasado tampoco escapó mal, al lograr el cuarto mejor febrero de la historia para este activo.
El trimestre, en cambio, podría no ser tan positivo debido al parón de las últimas dos semanas. A las empresas les costará volver a retomar las emisiones. El experto de Natixis considera que el buen tono con el que se ha iniciado esta semana en las bolsas "no es suficiente para tener una ventana [de financiación], necesitamos que se extienda algo más en el tiempo la estabilidad, y acompañarla de mensajes fuertes y homogéneos".
Varios expertos en colocaciones consultados consideran que se necesita "más estabilidad". No obstante confían en que la banca, por ejemplo, que es uno de los principales emisores, retome en las próximas semanas su actividad con deuda de menor riesgo como las cédulas hipotecarias, a pesar de que el sector concentra ahora los miedos de los inversores.
En Europa es difícil encontrar compañías que hayan salido a mercado en las últimas dos semanas. El sector automovilístico ha protagonizado dos de las pocas vistas. El fabricante de piezas IHO Verwaltungs emitió 500 millones la semana pasada y también captó 1.750 millones Volkswagen gracias a bonos verdes, según Bloomberg. En España no se han visto colocaciones, aunque muchos de los grandes emisores ya habían salido a mercado antes de que se cerrase la ventana. Además de la banca, Iberdrola o Telefónica captaron financiación precisamente también a través de deuda verde o sostenible en enero y febrero.
Sin penalización en los precios
Pese al frenazo generalizado de nuevas emisiones en las últimas dos semanas, sólo el precio de ciertos tipos de bonos ha caído en este periodo. No es el caso del corporativo, cuyo precio sube un 3,35% en el año, después de que en las dos últimas semanas se haya incrementado un 1,66%. Este tipo de deuda es una de las que más se revalorizan desde enero, junto con la deuda global, que avanza un 3,39% desde que comenzó 2023.
En otro tipo de renta fija, como la corporativa o la pública, tanto europea como americana, en cambio, el precio es ahora más alto que antes de que cayese SVB en EEUU aun con las últimas subidas de tipos realizadas recientemente por los bancos centrales a ambos lados del Atlántico, que han priorizado el control de la inflación a dar por finalizadas las alzas (que empezaron hace justo un año en el caso de la Reserva Federal).
Por el camino, lo que sí ha cambiado, y explica que el dinero fluya hacia la renta fija en estas dos últimas semanas, son las expectativas del mercado respecto a los tipos de interés, además de la propia búsqueda de refugio por parte de los inversores ante el regreso de la volatilidad. Ya no se espera, por ejemplo, que se produzcan más incrementos de tipos en Estados Unidos, lo que impactaría de forma positiva en el precio de los bonos.
Donde sí se ha producido una penalización, además de en la deuda subordinada, lastrada por la amortización de CoCos de Credit Suisse, es en los bonos high yield, según los índices de deuda de Bloomberg y Barclays. Y tampoco excesiva. Su precio apenas ha caído un 0,34%. En el año, de hecho, todavía suben un 1,49%. Aun así, los expertos avisan de que la volatilidad podría seguir presente durante un tiempo en estos bonos, que se caracterizan por tener una alta probabilidad de impago, ya que "los inversores están revaluando sus expectativas de impago en caso de que aumenten los temores de recesión", explica Bjorn Jesch, CIO de DWS.
Sin subastas próximas del Tesoro
El Tesoro Público ha celebrado dos subastas que tenía programadas en las últimas semanas de desconfianza en los mercados, pero no celebrará más hasta después de Semana Santa; hasta el 11 de abril, cuando hay prevista una colocación de letras a 6 y 12 meses.
El 16 de marzo emitió bonos a 5, 10 y 30 años y el interés medio bajó en los dos primeros hasta el 2,98% y el 3,36%, en cada caso. La deuda soberana está actuando de refugio, de ahí que el rendimiento del bono español a 10 años haya bajado en el mercado secundario hasta situarse por debajo del 3,3% frente al 3,6% de principios de marzo.