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El estándar de la UE llega en buen momento: los bonos verdes son una oportunidad

  • Europa acaba de alumbrar un borrador para el marco de emisiones climáticas
  • Una cesta de deuda verde ofrece un 4,24%, más que la tradicional
  • Este activo protagonizó el último encuentro mensual de 'elEconomista ESG'
De izq. a dcha. y de arriba abajo, los participantes en el último 'Encuentro ESG': G. Uriol (Ibercaja); J. Mercader (inbestMe); J. González (Tressis); J. Romero (Ofiso); R. Ágreda (Sustainalytics); y S. Sánchez (CaixaBank AM).

En la medianoche del martes al miércoles, la UE lograba un hito histórico: los negociadores del Consejo y del Parlamento Europeo llegaban a un entendimiento "provisional" para la creación de un estándar de bono verde europeo. Pese a ese adjetivo -provisional- el logro es muy relevante, ya que ambas partes han logrado, al fin, alcanzar un entendimiento. Una vez aprobada –lo que posiblemente ocurrirá en el segundo semestre–, esta será la primera ley que establece un estándar para la emisión de deuda verde. A partir de su aprobación, entrará en vigor 12 meses después, con lo que, previsiblemente, los primeros bonos que apliquen este marco se emitirían en 2024. Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG.

Bajo el nuevo estándar podrán colocarse bonos que financien actividades alineadas con la taxonomía verde europea (el listado de actividades económicas consideradas verdes a ojos de la UE). El acuerdo deja un margen del 15% para financiar a sectores "todavía no cubiertos por la taxonomía, y para actividades muy específicas". Esta flexibilidad se ha introducido, probablemente, porque incluso para un emisor tan sólido como puede ser, por ejemplo, la UE, llegar a un 100% de actividades taxonómicas es difícil. La taxonomía cubre un espectro muy concreto de actividades, unas 70, mientras que el conjunto de actividades económicas ascienden a varios centenares, si nos fijamos en los códigos NACE. 

La llegada de este estándar supone que, en el caso de que una empresa emisora no cumpla con el destino verde de los fondos, no solo sufrirá un daño reputacional, sino también económico, ya que se traducirá en una multa.  

Atractivas rentabilidades

El estándar llega en un momento en que la renta fija en general, y la verde en particular, supone una buena oportunidad para los inversores (aunque se espera volatilidad en los próximos meses). La rentabilidad que ofrece una cesta global de bonos verdes está en zona de máximos históricos, en el 4,24%, incluso por encima del 3,9% de una cesta de deuda tradicional. 

Los expertos reunidos en el último Encuentro mensual de elEconomista Inversión sostenible y ESG estuvieron de acuerdo en que es un gran momento para entrar en este tipo de activo. En palabras de Susana Sánchez Duarte, directora de ESG para Renta Fija en CaixaBank AM: "Después del gran repunte del año pasado, las TIR están muy atractivas". Aunque vamos a ver más subidas de tipos, es buen momento "para ir picoteando, ya que incluso en plazos cortos hay rentabilidades muy interesantes, superiores al 3%".  

A todo esto se suma "un factor técnico que creo que añade, para el inversor, un atractivo muy importante, y es que el BCE ha anunciado que va a enverdecer su balance dentro del quantitative tightening que empieza este mes, e intentará quedarse con las emisiones que tengan unos mejores estándares de sostenibilidad". Esto "nos da un soporte a los que ya tenemos comprada esta deuda, aunque sea, al mismo tiempo, una competencia cuando intentamos salir al mercado; da soporte a estos bonos, que se han comportado mejor en momentos de repunte que los convencionales". "Todo está a favor para la renta fija sostenible en este momento", añade Sánchez. Le puede interesar: Las estrategias de inversión de los fondos españoles de bolsa más sostenibles.

"¿Si es buen momento para entrar en renta fija sostenible? Depende. Si el inversor lo que busca es batir la inflación, una cartera pura de deuda difícilmente va a lograrlo. Pero, desde un punto de vista estrictamente de oportunidad, sí es el caso", comenta  Jordi Mercader, CEO del roboadvisor inbestMe. "Nosotros recientemente hemos subido la expectativa de rentabilidad de los perfiles bajos, que están cargados de renta fija", añade. Respecto a que esa deuda en la que entrar sea o no verde, "de nuevo, depende; si no valoras la sostenibilidad como parte de tu estrategia de inversión o de tus valores, no tiene sentido. Lo que es cierto es que la historia nos demuestra que en los últimos 10 o 12 años, desde que hay histórico en los índices, la inversión sostenible es tanto o más eficiente que la no sostenible. Pero yo nunca aconsejaría a alguien escoger una cartera sostenible por ese motivo", advierte.

"Estoy convencido del atractivo de la renta fija en este momento", afirma, por su parte, Julián Romero, presidente de Ofiso, el Observatorio Español de la Financiación Sostenible. "Es verdad que aún tenemos mucho riesgo de inflación y que van a seguir subiendo los tipos", con lo cual es posible que veamos, en términos de rentabilidad, "momentos todavía algo mejores", pero "sin duda, yo empezaría a comprar ya; y si en lo que queda de año vemos repuntes, seguiría incrementando el peso de la renta fija" en cartera. En lo que respecta en concreto a la deuda verde, "yo animaría a aquellas personas que todavía no han probado los fondos sostenibles a que lo hicieran en este momento, porque creo que les van a dejar un buen sabor de boca", añade. 

Respecto a los factores que motivan que el índice de deuda verde mundial ofrezca una rentabilidad superior a la del de los bonos estándar, los motivos tienen que ver principalmente con su composición, según explica Jordi Mercader: "Estos índices tienen una mayor duración y más peso en deuda corporativa". Esa es la razón, más que una mayor rentabilidad esperada para los activos verdes. 

Facilitan la construcción de carteras

Desde el pasado agosto, con la entrada en vigor del llamado MiFID verde, los comercializadores de fondos deben preguntar a sus clientes por sus preferencias de sostenibilidad, y ofrecerles producto acorde a ellas. Para construir un vehículo de inversión que encaje en las categorías que establece MiFID II, la renta fija sostenible es un activo que puede facilitar la tarea de las gestoras. En palabras de Guillermo Uriol, gestor de renta fija en Ibercaja Gestión: "Por un lado lo tienes más fácil a la hora de realizar una inversión sostenible, porque cuentas con unas métricas y con los principios que regulan este tipo de emisiones, con estándares que implican que la compañía debe mostrar hacia dónde van esos flujos". Pese a esto, explica, siguen teniendo que afrontar la complejidad que implican los indicadores relativos a las emisiones de gases de efecto invernadero del emisor, no ya en concreto del proyecto financiado. Le puede interesar: Balance de los 6 primeros meses de MiFID verde.

El caso particular de los BLS

El acuerdo alcanzado esta semana a nivel europeo pone sobre la mesa la necesidad de regular otro activo de renta fija sostenible: los bonos ligados a la sostenibilidad (BLS) y, de hecho, da un plazo de 3 años para incorporarlos a este estándar. "En este tipo de bonos, en los que existen unos KPI (indicadores de desempeño) y unos objetivos específicos, creo que hay un margen de crecimiento importante", señala Ricardo Ágreda, ESG research manager dentro del equipo de Taxonomía de Sustainalytics Corporate Solutions. 

Esta deuda no va ligada a un proyecto concreto, como sí ocurre con la verde, sino a objetivos que las empresas se comprometen a alcanzar en un plazo determinado. El problema que presentan actualmente es que la penalización que sufre el emisor si no cumple dichos objetivos -la prima que pagan en rentabilidad al inversor- está siendo muy pequeña, en los mejores casos de 25 puntos básicos. 

Según pone de relieve Ágreda, este activo puede permitir una cierta forma de greenwashing (ecopostureo), porque puede considerarse que el emisor ha cumplido "con ese marco de financiación" sólo con haber alcanzado uno de los  objetivos, o KPI, que haya incluido en el mismo. Sin embargo, Ágreda también dejar claro que los SLB "pueden ser muy ambiciosos y abordar cuestiones que necesitan de un esfuerzo y de una inversión muy potente", por ejemplo en tecnologías de descarbonización. Esta categoría ya ha crecido de forma muy notable a nivel mundial, y su inclusión en el estándar de la UE pondría fin a esta problemática. 

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