
La renta variable global decidió, de manera casi unánime, pausar el rally visto en bolsa este 2023. Solo el Nikkei nipón y el parqué de Milán abogaron por perpetuar las alzas en estos últimos cinco días. De esta manera, el EuroStoxx retrocede un 1,4% y el Cac otro 1,5% como los índices europeos más damnificados. Además, el Ibex 35 anota su primera semana en negativo del año al cerrar este viernes sobre los 9.117 puntos y una caída del 1,17%.
Las pérdidas no estuvieron contenidas solo en la bolsa europea, dado que en Wall Street la semana también se tradujo en números rojos, a pesar de girar su signo en la última jornada de cotización gracias a los valores ligados a la energía. El S&P 500 anotó pérdidas semanales cercanas al 1,5% (la peor en dos meses) mientras el Nasdaq 100 replica el comportamiento del selectivo español y declina en el acumulado desde el pasado lunes.
Ahora la pregunta es si se puede dar por finalizado este rally visto desde el primero de enero -que implica un aumento de la bolsa mundial del 7% en 2023- o si se trata de una mera consolidación antes de continuar con las alzas. La pasada semana no contó con la publicación de grandes datos macroeconómicos que apuntaran a una recesión u otro evento que permitiera a los bajistas tomar el control de las bolsas. Y con un tercio de las empresas europeas con sus resultados actualizados hasta diciembre, un tercio en el caso del S&P 500. Tan solo el último discurso del presidente de la Reserva Federal agitó el mercado al reconocer una evolución favorable de la inflación en Estados Unidos pero con "mucho camino que recorrer aún", según Powell.
"Mientras no se demuestre lo contrario, somos alcistas", indica el asesor de Ecotrader, Joan Cabrero, quien sí cree que la evolución de la bolsa en la semana responde a una consolidación tras la fuerte presión compradora vista desde el primero de enero. Basa su análisis técnico en que Wall Street conquistó sus resistencias recientemente (los 4.000 puntos en el caso del S&P 500) y que el EuroStoxx se mantiene sobre su soporte en los 4.090 puntos al cierre del viernes (terminó la sesión en los 4.197). En el caso del Ibex 35 son los 9.000 puntos que Cabrero estima que, de perderlos, podría suponer una caída superior antes de retomar el impulso hacia los 9.300: máximos del 2021.
Así, fruto de este recorte, pocas compañías del Ibex 35 se apuntan avances esta semana. Repsol se posicionó como la más alcista de la semana con un avance del 6,2%, seguida de Sacyr (4,8%). En el otro lado se colocó el sector turístico (Meliá, IAG y Amadeus) con una caída superior al 5% aunque el mayor desgaste fue para Fluidra (9,7%) y ArcelorMittal que tras presentar resultados esta semana se dejó en la misma casi un 6%.
El mercado de deuda soberana también se tensionó desde el pasado lunes dado que la tónica habitual fueron las ventas. Con la intervención de Jerome Powell la curva del rendimiento de los bonos estadounidenses a dos y a diez años se invirtió a su punto más pronunciado desde hace cuatro décadas con los títulos a diez años en el 3,7%. También en Europa se dispararon las rentabilidades que en el caso de la deuda española con vencimiento a una década se situó en el 3,3%. Aún así, fue la deuda sueca la que más subió en estos cinco días ya que la decisión de subir los tipos de interés en el país a su máximo en 15 años disparó sus bonos hasta alcanzar un rendimiento no visto desde 2014.
Mientras, en el mercado de divisas el dólar continuó con su progresiva caída frente al resto de grandes referencias mundiales, con el yen al alza tras el cambio de gobernador del Banco de Japón. Solo frente al euro sacó ventaja al cambio de los últimos cinco días ya que este cerró la sesión europea del viernes bajo los 1,066 dólares.
Rusia se desmarca de la OPEP
Al cierre de la semana el viceprimer ministro ruso contestó a la última sanción occidental al petróleo del país (y sus derivados como el diésel). La represalia consistió en la reducción por parte de Rusia de su producción de crudo en 500.000 millones de barriles diarios, un recorte que se desmarca de la última decisión de la OPEP+ (cártel de países productores entre los que se encuentra la propia Rusia). La medida tuvo su impacto en la cotización de los futuros del petróleo y disparó el Brent, referente en Europa, en más de un 2% hasta los 86,4 dólares.