La gran crisis financiera mundial que comenzó en 2008 supuso un antes y un después en la financiación del Estado y el ahorro de los españoles. Hasta esa fecha, los pequeños inversores llegaron a prestar uno de cada diez euros que las arcas públicas necesitaban a corto plazo. Es decir, tenían en su poder en torno al 10% de las letras del Tesoro, esos instrumentos que ahora han desatado las imágenes repetidas en las últimas semanas de largas colas a las puertas del Banco de España para comprarlas. Hoy el porcentaje es muy distinto, aunque un último dato publicado por el Tesoro muestra un importante salto, incluso antes de producirse esas colas, desde el apenas 0,02% en el que se movía en los últimos años.
Los ahorradores particulares tenían cerca de 1.000 millones de euros (950 millones) en letras del Tesoro a cierre de noviembre, un 1,26% del total, frente a los 321 millones de octubre (0,42%). Son los datos más elevados desde 2014 y continúan el cambio de tendencia que se intuía en octubre y que confirmarán aún más las cifras de 2023 cuando se publiquen, tras esas colas en el Banco de España y las operaciones registradas en la web del Tesoro.
Calviño: "En la web del Tesoro en 2022 se negociaron 400 millones y en 2023 ya van 1.110 millones"
Ese aluvión en la web lo adelantaba este jueves Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en un acto organizado por BME y CNMV: "La estrategia de financiación para 2023 es favorable para los inversores. Quizá el factor más significativo es el auge de inversores minoristas para adquirir deuda pública reconociendo el atractivo de la inversión para remunerar sus ahorros (...). Desde la web del Tesoro, el año pasado se negociaron 400 millones y en lo que llevamos de 2023 se han negociado 1.110 millones de deuda pública".
También las empresas no financieras están aumentando su apetito por las letras, al duplicar su inversión en un mes a 1.437 millones (1,9%) en noviembre.

Desde 2009 los grandes inversores no residentes en España se han convertido en los grandes prestamistas del Tesoro Público junto a la banca, mientras los particulares no habían vuelto a tener un peso relevante. Pero, ¿tienen el mismo interés los pequeños inversores por deuda a más largo plazo? Su peso también va incrementándose en los bonos y obligaciones en busca de alternativas a las todavía bajas rentabilidades de los depósitos, pero en mucha menor medida. En noviembre tenían 1.267 millones en bonos (0,11% del total) frente a los 981 millones del año previo, y estos son niveles ya vistos en 2019. El apetito por la deuda a largo plazo tocó su pico más alto en 2015, con de 3.760 millones (0,53% del total).
Primer recorte en diez meses
Aunque el interés medio del saldo vivo en letras ha subido del 0,728% de diciembre al 1,078% de cierre de enero, el coste total de la deuda en circulación bajó al 1,716%, desde el 1,733% registrado al cierre del año pasado. Un modesto recorte que se tradujo en el primer descenso del interés desde marzo del año pasado y que se debe principalmente al comportamiento de las obligaciones. El coste comenzó a encarecerse en 2022 con el cambio de las políticas monetarias ejecutadas por el BCE hasta el punto que muchos se preguntan si España será capaz de contener el aumento de los costes de financiación.
Sin embargo, los tipos de interés en Europa tendrían que "ser muy altos o mantenerse así durante mucho tiempo para que el Tesoro se viera en dificultades", explicaron desde Société Générale. Y es que el interés que paga España por endeudarse todavía está lejos de alcanzar los niveles de 2011, por encima del 4% de media. "Incluso en un escenario estresado [de recesión en la UE y con los tipos de interés por encima de lo esperado por el mercado] e inesperado en el que el coste de las nuevas emisiones de deuda aumentara bruscamente, el coste medio rondaría el 4% a partir de 2024", apuntó el director de calificaciones soberanas de Scope Ratings, Jakob Suwalski.