Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha revelado en el discurso de introducción del simposio de Sintra (Portugal), que el BCE va a subir los tres tipos de interés clave en la eurozona (el principal de refinanciación, el marginal de crédito y la tasa de depósito) en 25 puntos básicos. De este modo, el banco central mueve tres fichas de una vez y rompe con la 'costumbre' de los últimos años de calibrar únicamente la tasa de depósito. Además, Lagarde ha reconocido que el BCE podría ser más agresivo y olvidar el gradualismo si las expectativas de inflación se comienzan a desanclar.
"La inflación en la zona euro es indeseablemente alta y se va a mantener por un tiempo, esto es un gran reto para nuestra política monetaria", ha asegurado Christine Lagarde. La frase más tajante de este cónclave se ha producido a mitad del discurso, cuando la abogada ha gala ha elevado el tono sentenciando que "iremos tan lejos como sea necesario para devolver a la inflación al 2%".
Suben todos los tipos clave
Para empezar a combatir esta subida de los precios, Lagarde ha destacado que "que esta misma semana finalizan las compras netas de activos bajo el programa de compra de activos (APP) y tenemos la intención de aumentar nuestros tres tipos de interés clave en 25 puntos básicos en nuestra próxima reunión el 21 de julio". En los dos últimos movimientos, el BCE solo 'tocó' la tasa de depósito, donde los bancos acumulan cientos de miles de millones de reservas.
Ahora mismo, esta tasa de depósito (donde los bancos guardas sus reservas) se encuentra en el -0,5%, mientras que el tipo principal de refinanciación (donde los bancos acuden a las subastas semanales a pedir liquidez) está en el 0% y la ventanilla de emergencia en el 0,25% (aquí es donde los bancos pueden acudir a cualquier hora de cualquier día para pedir liquidez de emergencia). Estos tres tipos subirán en 25 puntos básicos en la reunión que tendrá lugar en unas semanas.
Además, el 1 de julio se comenzarán a reinvertir los vencimientos del programa PEPP (programa contra la pandemia) de forma flexible. Esto quiere decir que a medida que vayan venciendo los bonos que el BCE compró en los últimos años, el banco central puede usar ese dinero para apuntar (comprar) hacia la deuda de los países que presenten mayores tensiones (España, Italia o Grecia, presumiblemente).
Otra subida en septiembre
Lagarde también ha confirmado que se volverán a subir los tipos de interés clave en septiembre, y "si la perspectiva de inflación a mediano plazo persiste o se deteriora, será apropiado un incremento mayor en la reunión de septiembre".
El proceso de normalización tiene que ser dirigido y progresivo, pero la francesa ha admitido que podría ser más agresivo si las expectativas de inflación comienzan a desanclarse, poniendo en duda la progresividad de la normalización que había reinado hasta ahora.
La banquera gala ha elevado el tono contra la inflación. Hasta la fecha, los miembros del BCE habían evitado hacer referencias históricas a los años 70. No hay que olvidar que el discurso oficial venía desde hace un par de meses de que el episodio de inflación iba a ser "transitorio". Lagarde ha afirmado que "el aumento del precio relativo de la energía en los últimos meses es muy superior a los picos individuales que se produjeron en la década de 1970".
La energía, los alimentos y los bienes industriales representan alrededor del 80% de la tasa de inflación general observada desde principios de este año, según los datos que maneja el BCE. Otra señal de un nivel más agresivo contra la inflación está en su visión sobre la reapertura económica.
Comienza a preocupar el recalentamiento de los servicios
"El gasto está cambiando de bienes a servicios a medida que se levantan las restricciones, mientras que la demanda reprimida de turismo y actividades de ocio está demostrando ser inesperadamente fuerte", ha explicado en la ciudad lusa. Implícitamente está recociendo cierto recalentamiento en esta parte de la economía.
Lagarde ha reconocido que "no estamos ante una situación sencilla de exceso de demanda generalizado o sobrecalentamiento económico". Por primera vez, el BCE reconoce que la presión inflacionista también viene por el lado de la demanda.
En la presentación de previsiones de comienzo de mes, Lagarde no se mostró tan dura, ni entró en tanto detalle, sobre los motivos por los que la inflación va a mantenerse por encima del objetivo del 2% por lo menos hasta 2024.
Pérdida de capacidad productiva
La banquera ha advertido de que "la inflación empieza a afianzarse en el sector servicios, que es el componente más pegajoso de la inflación y tiene un peso superior al de los bienes". La inflación de los servicios se elevó hasta el 3,5% en mayo, la tasa más alta desde mediados de la década de 1990, con las mayores subidas de precios en los sectores intensivos en contacto. Lejos de intentar tranquilizar con un mensaje de que las presiones bajarán en los próximos trimestres, Lagarde ha subrayado que se están "intensificando" y "ampliando" en las economías. Ha apuntado a que casi el 80% de la cesta de productos del IPC de la zona euro registran aumentos superiores al 80%, y "esto no es solo un reflejo de los altos precios de importación". "Un nuevo indicador de inflación interna del BCE, que elimina los artículos con un alto contenido de importaciones, se encuentra actualmente por encima del 3%".
También ha admitido que la inflación ya está teniendo una temida respuesta en los salarios. "Nuestras últimas previsiones prevén un crecimiento salarial por encima del 4% en 2022 y 2023 y al 3,7% en 2024, casi el doble de la media histórica antes de la pandemia", ha señalado. Con un paro en mínimo histórico y escasez de mano de obra ofrece un panorama de mercado laboral al rojo vivo para los salarios.
"También estamos viendo señales de que los shocks de oferta que afectan a la economía podrían durar más", comenta. Y añade que "es razonable suponer que las interrupciones de la cadena de suministro global se resolverán gradualmente, las perspectivas para la energía y las materias primas siguen siendo nubladas". Y ha mencionado a la invasión rusa a Ucrania como un agravante de la situación. "Un nivel más alto de precios de la energía hace que cierta producción no sea rentable y conduzca a una pérdida duradera de capacidad económica", ha advertido.