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Las palomas del BCE se rinden: "La última pieza de la inflación ya ha encajado"

  • "Las palomas del BCE ya deben aceptar que la inflación es autosuficiente"
Sede del Banco Central Europeo en Frankfurt. Foto de Reuters

El Banco Central Europeo está a semanas de ejecutar la primera subida de tipos de interés en once años, en medio de un shock inflacionario histórico. Sin embargo, todavía hay varios miembros de la institución que prefieren adoptar una postura más cautelosa ante la incertidumbre económica y las particularidades que presenta la inflación actual, o que presentaba. Poco a poco, estos banqueros (denominados palomas) han comenzado a capitular y todo hace indicar que, finalmente, se verán obligados a sumarse a los halcones que piden medidas severas para poner fin a la inflación (el discurso de Christine Lagarde en Sintra ha mostrado un sesgo muy hawkish o halcón). La inflación en la Eurozona está cada vez más relacionada con factores internos y empieza a ser autosuficiente. El puzle de la inflación ya está completo.

Si bien es cierto que la inflación de la zona euro lleva varios meses marcando nuevos máximos históricos, todavía hay algunos miembros en el Consejo de Gobierno y el Comité Ejecutivo (Fabio Panetta o Philip Lane) que abogan por imponer un ritmo moderado en la normalización monetaria.

Estos economistas subrayan la desaceleración de la economía y la importancia de los factores globales en la inflación para defender su postura más blanda. Pero sobre todo, estos miembros del BCE (y muchos otros hace no tanto) hacían hincapié en las escasas señales de los salarios, la última pieza en el puzle de la inflación.

Casi un año rebasando el objetivo

"La inflación general de la zona euro lleva rebasando el objetivo del 2% del BCE desde julio de 2021, mientras que la inflación subyacente lleva haciendo lo propio desde octubre de 2021... Sin embargo, hasta ahora el crecimiento de los salarios se había mantenido moderado, lo que ha llevado a algunos a argumentar que el aumento de la inflación ha sido impulsado por factores externos y, por lo tanto, no es sostenible", explica Francis Yared, estratega de Deutsche Bank.

Sin embargo, esto último podría haber comenzado a cambiar. Los salarios estarían creciendo ya al mayor ritmo desde 2009, según los datos que maneja el Banco Central Europeo. Además, en la misma nota del banco alemán Deutsche Bank aseguran que varios indicadores adelantados revelan que los salarios están empezando a repuntar con más fuerza de lo esperado. A todo ello hay que sumarle las crecientes demandas salariales de importantes sectores (el metal en Alemania, por ejemplo) en varios países que podrían sumarse a la presión salarial próximamente.

"Tras la última publicación de datos, el crecimiento de los salarios de la eurozona se situó en el 3,5% interanual en el primer trimestre. Ahora que la última pieza del puzle de la inflación de la eurozona ha encajado, es probable que incluso las palomas del BCE acepten que la inflación es autosuficiente. Esto debería cimentar la determinación del BCE de normalizar la política monetaria", sentencia Yared.

Como señala Yared, los salarios eran la última pieza del puzle y la que abre la puerta a que la inflación se retroalimente y acabe convirtiéndose en una espiral entre salarios y precios. Este es un riesgo a tener en cuenta, sobre todo, atendiendo a las estrecheces a las que se enfrenta el mercado laboral y la propia economía.

La escasez de trabajadores y la incapacidad de algunos sectores para atender a toda la demanda es el caldo de cultivo perfecto para que los mayores costes se trasladen a los precios finales y para que los trabajadores reclamen su parte del 'pastel'. En ese caso, la espiral precios-salarios sería una realidad nefasta para la economía y una nueva pesadilla para la banca central. Cada vez son más los gobiernos que están pidiendo un pacto de rentas general para evitar este escenario.

¿Qué espera el mercado?

Por su parte, el mercado espera una subida de 150 puntos básicos de los tipos de interés en lo que resta de 2022, mientras que para mediados de 2023 apuntan a subidas adicionales de 70 puntos básicos más. Es decir, de cumplirse las previsiones del mercado, Christine Lagarde (presidenta del BCE) tendría que anunciar subidas de 220 puntos básicos en cuestión de un año. Una carrera sin precedentes en la corta historia de este banco central.

Este rápido endurecimiento es, quizá, el coste de la inacción durante los primeros avisos en 2022. La inflación ya podría estar más extendido de lo que se creía en un principio. Los propios economistas del Banco Central Europeo han confeccionado un índice que aísla los bienes y servicios que tienen una baja intensidad importadora, es decir, los bienes y servicios que han sido producidos en mayor medida dentro del área euro y con inputs menos expuestos a los precios internacionales: Este indicador "sugiere que, aunque el fuerte aumento de la inflación general se explica principalmente por la inflación importada, las presiones inflacionarias internas también aumentaron durante el año pasado".

Con todo, la inflación de la zona euro se situó en el 8,1% en mayo y se espera que en junio marque un nuevo máximo, poniendo aún más presión sobre un banco central que, pese a todos los cambios de tono y discurso, sigue aún con los tipos de interés en negativo. Como señalan los economistas de Deutsche Bank, todas las piezas de la inflación han encajado ya, ahora la falta de determinación tendrá un coste cada vez mayor para la economía.

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