
El ajuste monetario del Banco Central Europeo (BCE) ha devuelto el atractivo a las letras del Tesoro, hasta el punto colapsar la web del organismo. Este escenario dista mucho de lo que ocurría hace unos meses, cuando la deuda española a más corto plazo era ignorada por los inversores. Entonces, estos tenían que pagar por prestar con los tipos de interés en negativo. Pero ahora la fotografía financiera ha cambiado mucho y el retorno de las letras, también.
Las rentabilidades de las letras del Tesoro han sido negativas durante seis años hasta que, hace unos meses, el pasado mayo, empezaron a subir. Actualmente, esa revalorización se traduce en un retorno del 2,18% para los títulos a tres meses y del 2,98% para la referencia a 12 meses, según los datos de la última subasta. Por ello, muchos inversores están volviendo a incorporar estos activos a sus carteras. Así, el aluvión de interés y de demanda ha provocado fallos en la web del organismo, que ha funcionado a trompicones durante toda la jornada del miércoles.
Las letras del Tesoro tienen un riesgo bajo y aseguran rentabilidad en un entorno de inversión complicado. Es uno de sus principales reclamos tras un ejercicio en el que las caídas en el mercado han sido generalizadas. Asimismo, son un recurso para compensar la inflación. Y eso ha provocado que los inversores españoles hayan vuelto a la renta fija con vencimientos a corto plazo.
Para adquirir dichos títulos, hay varias opciones: a través de una entidad financiera, en la web del Tesoro o de forma presencial en el Banco de España (BdE). Para esta última opción será necesario pedir cita previa a partir del 7 de febrero, un criterio que ha establecido la entidad ante la afluencia de inversores.
En el primer caso, la adquisición se puede tramitar vía terceros. Es decir, a través de la entidad bancaria habitual o de la plataforma de inversión a la que se recurra. Sin embargo, como en este caso se añade un intermediario, se pagarán más comisiones.
Por otra parte, también se pueden adquirir letras de forma presencial en una de las 16 sucursales del BdE. Hay en La Coruña, en Oviedo, Bilbao, Valladolid, Zaragoza, Barcelona, Madrid, Badajoz, Valencia, Alicante, Palma de Mallorca, Murcia, Sevilla, Málaga y Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria.
Al acudir a una de las mismas, los compradores de letras deben llevar el NIF, los datos de la cuenta bancaria en los que se abonarán los intereses y la amortización y el dinero para realizar la inversión. Se admite efectivo, cheques o transferencias como método de pago. En el último caso, el plazo para realizar el ingreso a una cuenta habilitada por el BdE se extiende hasta el día anterior a la fecha de la subasta. Y si se usa un cheque, la antelación es de tres días, detalla el Tesoro.
Por otra parte, el mínimo de inversión es de 1.000 euros y las cantidades deben ser siempre múltiplos de dicha cifra. Además, hay un depósito previo que fija el banco central que es del 101%, lo que significa que si se invierte la cantidad mínima se deben depositar 1.010 euros en la cuenta. En cuanto a las comisiones, son de 1,5 euros por cada 1.000 euros. Es una ventaja de tener una cuenta del BdE, ya que sus comisiones son más bajas. Como para operar con otros activos, los inversores tienen la opción de darse de alta directamente en el organismo y así evitar intermediarios.
Este mismo proceso puede realizarse a través de internet en la web del Tesoro -cuando se restablezca el servicio- y acceder al servicio de compra venta de valores. Para ello, es necesario tener DNIe o certificado digital. En este caso, los inversores deben realizar el trámite, que consiste en rellenar un formulario y realizar la transferencia, hasta siete días antes de la subasta.
Las próximas convocatorias, cualquiera que sea la fórmula escogida para invertir en letras del Tesoro, son el martes 7 de febrero para títulos a seis y 12 meses y el martes 14 de este mes para títulos a tres y nueve meses. Estos títulos están siendo más demandados por los inversores que los bonos o las obligaciones, ya que se puede conseguir una rentabilidad similar en menor tiempo. En el caso de los bonos, los retornos de los títulos a tres y cinco años oscilan en torno al 2,7%. Y para las obligaciones a 10, 15, 30 y 50 años se mueven en torno al 2,6% y al 3,4%.