Al emblemático toro de bronce, en Wall Street, le falta que le escriban la leyenda: "A toro pasado, todos somos Manolete". Marko Kolanovic y John Stoltzfus son de las voces más respetadas en la bolsa de Nueva York. El primero es el estratega jefe de JP Morgan. El segundo es el estratega jefe de la firma de inversión Oppenheimer. Ambos tienen un historial impoluto de pronósticos bursátiles, pero este año han fallado. La visión que tenían para el mercado, a principio de año, no se han parecido en nada a como ha terminado el ejercicio. No han sido los únicos en errar, pero sí representan como nadie el chasco que se han llevado los inversores con 2022.
Los dos gurús partían de la base que la Reserva Federal no iría tan lejos con los tipos de interés. Aunque en el arranque de año la inflación ya partía de niveles muy elevados, en diciembre de 2021 estaba en el 7%; pensaban que la Reserva Federal iba a ir lenta, muy lenta, con sus planes para subir tipos de interés. Los movimientos iban a ser tan progresivos que la bolsa, lo iba a asimilar sin problemas. Pensaban en un escenario parecido a 2013.
Los dos analistas han mantenido durante buena parte del año sus pronósticos. En sus valoraciones para el S&P 500, han terminado equivocándose en más de 1.000 puntos. El jefe de JP Morgan esperaba que a final de año el S&P 500 terminara por encima de los 5.000 puntos. Y su colega de Oppenheimer situaba al índice más famoso de la bolsa norteamericana, superando los 5.300 para rematar 2022. El S&P 500 salvo milagro va a encajar una caída anual del 15%, la peor desde 2008, cerca de los 3.800 puntos.
Kolanovic y Stoltzfus pueden ser las caras de la estupefacción de un mal año en bolsa, pero no fueron una excepción. Pocos inversores fueron los suficientemente astutos para girar su estrategia para lo que se venía encima a la bolsa americana. De media, los fondos de inversión de renta variable en EEUU registran pérdidas del 19%. Los fondos en renta fija acumulan una pérdida anual del 12%. El brote de inflación ha empujado a la Fed al endurecimiento de tipos más rápido e intenso en cinco décadas, lo que ha desencadenado la mayor caída simultánea de bolsa y bonos desde los años 70.
El año 2022 no ha dejado casi ningún refugio en los mercados. Lo habitual es que si en la bolsa vienen mal dadas, la deuda sirva de refugio. Pero con el perfil duro de la Fed solo la energía se ha salvado del naufragio.
Ken Leech, director de inversiones de Western Asset Management, estaba convencido, al igual que Kolanovic y Stoltzfus, de que la Reserva Federal no tenía prisa para subir tipos. A finales de 2021, pronosticaba que las tasas de interés no iban a subir en todo el año. Uno de sus fondos, Core Plus Bond Fund, registra una rentabilidad negativa del 18%. El fondo de inversión no es pequeño, ni irrelevante, tiene de patrimonio 27.000 millones de dólares.
"Es normal que el mayor mercado alcista en 40 años haga cosas raras", explica, a Bloomberg, William Eigen, estratega de bonos en la gestora de JP Morgan. Para el experto, la mayoría de inversores tienen grabado en el cerebro, que la Reserva Federal siempre terminará enderezando la situación. Desde finales de la década de 1980, el banco central siempre ha tenido tacto con la bolsa. Suba o baje tipos, un ojo siempre está mirando la reacción bursátil. La Reserva Federal siempre está en la mesa de operaciones para no dejar caer al mercado, explica. El espíritu de Greenspan está dentro de los inversores. El legendario banquero central no solo se preocupaba de la economía y el empleo, también hacía guiños para que los mercados financieros fueran bien.
Cisnes negros
Para ser justos con los analistas e inversores, el tamaño de las pérdidas era casi imposible de prever, por el camino han saltado eventos inesperados, que han tenido impacto en todos los mercados. Tanto Leech como Stoltzfus, apuntan a dos por encima de todos. La insistencia de China en apegarse a su política de covid cero durante la mayor parte del año y la invasión rusa de Ucrania. "Tenías a China, tenías a Rusia, y luego tenías la política de la Fed haciendo lo que finalmente tenía que hacer", explica a la agencia Stoltzfus. "Para mí fue como un atraco a mano armada, no me lo esperaba".
Leech ha calificado el año como "particularmente complicado" y señala que el rendimiento del fondo ha comenzado a mejorar. Ha ganado un 3,6% este trimestre. "Al reconocer los cambios en el entorno macro, hemos realizado ajustes en nuestras amplias carteras de mercado y creemos que el fondo está bien posicionado para beneficiarse de una recuperación global", defiende Leech en un comunicado.
A pesar de sus previsiones para el S&P 500, a Kolanovic no le ha ido mal este año. Su cartera bajo gestión, que invierte en varios mercados, refleja rentabilidad positiva este año, sobre todo, gracias a la exposición a materias primas. La energía ha compensado las apuestas fallidas en renta variable.
Para Eigen, todavía el mercado sigue agarrándose a la esperanza de que la Fed salve los muebles. El anhelo está en un gran giro por parte de la Fed. Los rebotes de los últimos meses han estado generados por la confianza en que los tipos iban a dejar de subir. El precio de las acciones y bonos ha experimentado repuntes fugaces por este motivo, pero desaparecen después de que Powell reitera que va a seguir adelante con la subida de tipos hasta que la inflación esté bajo control. Eigen cifra en cuatro los rebotes de estas características.
La trampa de la inflación transitoria
El presidente de la Fed también cometió errores, que se sumaron a la confusión en los mercados. A lo largo de 2020 y gran parte de 2021, expresó su confianza en que la inflación iba a ser transitoria. Para Powell, la presión de los precios iba a desaparecer solo, en cuanto se arreglaran las cadenas de suministro. Este mensaje se instaló en el mercado durante buena parte de 2022, pese a la elevada tasa de inflación. Las perspectivas de inflación del mercado también apoyaba la teoría del veterano banquero. En junio de 2021, el mercado descontaba una inflación del 3% para mitad de 2022 y el techo de los tipos estaba en el 0,4%. Todo encajaba para la teoría de la inflación transitoria, pero sentaba las bases para un enorme error de medida con el alcance de las presiones inflacionistas.
A toro pasado, la equivocación parece obscena. A mitad de año, la inflación estaba en el 9% y los tipos tocaban el 4%. Pero con el retrovisor puesto se entiende mejor a la Fed y los fallos en las previsiones de los expertos. Y, por supuesto, la fallida interpretación de las señales del mercado explica la profundidad de las pérdidas.
Los expertos bursátiles resumieron el rally bursátil de 2021, con las meme stocks y criptodivisas al frente, con la palabra autocomplacencia. Un análisis que se puede ajustar a gran parte de 2022. Los inversores se mantenían en el mercado con la tranquilidad que da una intervención de la Fed. Es casi irónico pensar que en estos dos momentos del mercado reinaba la ilusión de los tipos cero. "Si era rico y famoso a finales de 2020, era gracias a los tipos bajos", cuenta Andrew Beer de Dynamic Beta, cuyo fondo cotizado en bolsa ha subido un 21% este año, gracias a la apuesta bajista contra bonos. "Cuando ves que el mundo cambia", explica Beer, "tienes que correr a la otra punta del campo de juego". La mayoría de inversores en 2022 no se movieron de su sitio y pensaron que la fiesta del año anterior se iba a prolongar.
La letra con sangre entra y las lecciones de bolsa también. El consenso de mercado ha ajustado la valoración del S&P 500 un 32% y con la mayor unanimidad desde 1999. La mayoría del mercado apuesta por niveles de 4.500 puntos dentro de doce meses. Es verdad que implica una revalorización del 18%, con las cotas actuales, pero significa que la bolsa no se habría movido ni un dólar, si tomamos de referencia el comienzo del verano. Entre los grandes bancos de inversión, Citi prevé que la referencia americana se sitúe en 4.000 puntos. El jefe de inversiones en renta variable, Drew Pettit, también pensaba que este año se iba a superar los 5.000 puntos.
Kolanovic también ha comenzado a volverse más comedido. El nuevo nivel objetivo está en 4.200 puntos y para Stoltzfus está en 4.400. Sus perspectivas recogen ganancias, que rondan el 15%. Pero este verano sus valoraciones implicaban rebotes por encima del 40%.