Las critptomonedas están sufriendo una de las mayores correcciones de su corta historia. Aunque pocas cosas fundamentales han cambiado dentro del moderno mundo de las divisas digitales, los precios se están desplomando ante el giro global de la banca central para contener la inflación. Las criptomonedas se encuentran dentro de los activos considerados de riesgo (suben con fuerza con el sentimiento es positivo y las expectativas de crecimiento de la economía son buenas) y sufren cuando cambian las tornas. El miedo a que la Fed acelere la contracción de su política monetaria (subidas de tipos y retirada de estímulos) para contener la inflación está provocando un auténtico terremoto que podría devolver al bitcoin a los 20.000 dólares y a ethereum a los 1.000 dólares. El desplome es generalizado y viene de lejos.
La criptomoneda reina acumula unas caídas de más del 30% en los últimos siete días. El bitcoin está coqueteando con niveles que no se veían desde 2020, año en el que estos activos digitales dieron el gran salto. La pandemia del covid generó, por un lado, grandes expectativas de futuro para estos activos: parecía que la digitalización total de la economía estaba a la vuelta de la esquina y que el repudio al dinero físico (miedo a que monedas y billetes ayudasen a propagar el covid) podía desembocar en un nuevo sistema en el que las criptomonedas tenían posibilidades de hacerse un hueco como medio de pago.
Oanda: Si la Fed es agresiva, el bitcoin puede caer hasta la zona de los 14.000 dólares
Por otro lado, los bancos centrales inundaron el sistema de una liquidez que levantó a todos los barcos (bolsas, bonos, vivienda, 'criptos'...). El bitcoin o ethereum alcanzaron unos precios desorbitados que pocos habían previsto. El primero estuvo a punto de alcanzar los 70.000 dólares por unidad. El sentimiento del mercado era de puro risk-on (los inversores se mostraban optimismo) y la liquidez se invertía en todo tipo de activos, tanto financieros como reales.
Sin embargo, la pandemia ha ido desapareciendo y la inflación se ha convertido en la mayor amenaza para la economía. La Reserva Federal de EEUU y el resto de bancos centrales han comenzado a endurecer sus políticas monetarias, drenando liquidez del sistema, subiendo los tipos de interés y generando una aversión al riesgo que está 'machacando' a los activos más ligados al crecimiento y las expectativas futuras, como es el caso del bitcoin y el resto de criptomonedas.
La 'puntilla' final puede llegar esta misma tarde. La Reserva Federal se reúne esta tarde (hora española) y, probablemente, anunciará cambios en su hoja de ruta ante los nuevos datos de inflación. El IPC está disparado en EEUU y su transitoriedad es ya cosa del pasado. La subida de precios se ha ido expandiendo hacia los servicios y ahora se prevé que la inflación se mantenga elevada (por encima del objetivo del 2%) durante todo este año y quién sabe cuánto más tiempo. La Fed está dispuesta a provocar una recesión en un intento cortar de raíz estas 'malas hierbas inflacionarias'. Una recesión generaría una depresión de la demanda, lo que daría algo de respiro a una oferta que no da abasto para producir chips, petróleo, gas y cientos de componentes.
El impacto sobre las criptomonedas
Ese es el impacto sobre la economía real. La otra cara de una política monetaria restrictiva es el impacto sobre el precio de los activos. Esta ya es visible de cierta forma. Bolsas teñidas de rojo, rendimientos de los bonos al alza y los activos de puro riesgo como las criptomonedas sufriendo un crash que esta tarde podría alcanzar la denominación de 'gran estallido de la burbuja de las criptomonedas'. Todo dependerá de la Reserva Federal y de sus planes de futuro.
Solo la expectativa de una Fed más dura ya ha destrozado varios soportes del bitcoin y de ethereum. Desde Deutsche Bank explican en una nota publicada este miércoles que "hablando de monedas bajo presión, hay que poner el foco en el bitcoin, que ha caído a un mínimo de 17 meses hasta los 21.000 dólares, después de haber cotizado por encima de los 30.000 justo antes de la publicación del IPC de EEUU el pasado viernes". El ether, por su parte, está cotizando en la zona de los 1.000 dólares y acumula una caída del 40% en los últimos siete días. Tal ha sido el desplome, que varias plataformas han implementado corralitos para poner freno a la fuga de capitales de las criptomonedas.
La firma alemana Sentix, que analiza el sentimiento de los inversores respecto a los fundamentales de los activos, tiene un apartado de criptomonedas en el que advertían a finales de la semana pasada que el sentimiento (confianza) estaba reduciéndose con intensidad.
El capital busca refugio en el dólar cuando las cosas vienen mal dadas. Esta fortaleza del billete verde juega en contra de todos los activos que están denominados en dólares, puesto que para los inversores que usan otra divisa (euro, yen...) les resulta relativamente más caro comprar esos activos. Por otro lado, la deuda gana atractivo como inversión a medida que los rendimientos suben. Cuando el bono del Tesoro no ofrece nada, las inversiones en activos que prometen generar beneficios futuros ganan atractivo. Pero ahora, con la deuda ofreciendo rentabilidades del 3% o más, la inversión en criptomonedas (que no pagan un interés ni tienen un flujo de caja) quizá no es la mejor opción.
Los analistas de Oanda avisan: los inversores de bitcoin y el resto de criptomonedas deberían abrocharse el cinturón de cara a las próximas decisiones de la Reserva Federal de EEUU (Fed). "El bitcoin aún se mantiene el nivel de los 20.000 dólares, pero si Wall Street cree que la decisión del banco central es muy agresiva, los rendimientos del Tesoro y el dólar podrían reforzar su tendencia una vez más, lo que pondría a prueba la línea psicológica que muchos inversores en criptomonedas han trazado".
Si el bitcoin cae por debajo del nivel de 20.000, es posible que otro soporte no vuelve a aparecer hasta la zona de los 17.000 dólares. Los peligros no acaban ahí. Los analistas de Oanda sostienen que si la caída se agudiza, el bitcoin podría retroceder hasta otro soporte importante que se encuentra en la zona de máximos del verano de 2019, alrededor del nivel de 14.000 dólares.