Hace ya tiempo que la renta fija dejó de ser fija. Los inversores menos arriesgados -aquellos que más sobreponderan la deuda en sus carteras- encuentran poco o ningún refugio en este activo, que está sufriendo unas aparatosas pérdidas por precio en lo que llevamos de ejercicio. En marzo se cerró el peor trimestre de la historia para la renta fija, y todo apunta a que el cuatrimestre que acabamos de despedir también será el más bajista jamás vivido por ella.
Las dos tipologías de perfiles más cautos acumulan pérdidas abultadas en 2022. Un inversor defensivo se deja ya un 4,25% en el año, y un moderado pierde un 5,88%. Llama la atención que los moderados sufren descensos incluso más pronunciados que los perfiles flexibles, que son más arriesgados (esto es, tienen más renta variable en cartera), que limitan las caídas al 5,09%. Por su parte, los inversores más avezados, aquellos con un porcentaje más elevado de bolsa, se dejan un 8,46%, todo ello con datos de Morningstar a 25 de abril.

Las pérdidas que sufren los perfiles arriesgados resultan fáciles de entender. La semana pasada, las bolsas entraron en un escenario de corrección, con pérdidas anuales en muchos casos superiores al 10%. En el Viejo Continente, el EuroStoxx 50 se deja ya un 13,2% en el ejercicio, tras encadenar cuatro semanas de descensos y arrancar mayo también en rojo. Al otro lado del Atlántico, el retroceso anual del S&P 500 era, a media sesión del lunes, del 13,5%. Pero, mientras un inversor que toma riesgos en cartera está preparado para aguantar caídas del 10% o más, a un conservador le cuesta encajar descensos superiores al 4% e incluso próximos al 6%, como está ocurriendo en el caso de las carteras flexibles.
Estampida hacia otros activos
Con el telón de fondo de las subidas de tipos y del repunte de la inflación, los inversores han terminado de convencerse de que no tiene sentido tener en cartera bonos que ni siquiera cubren el aumento del coste de la vida. Y el dinero no ha hecho sino huir en masa hacia otros activos: en el primer trimestre de 2022, los fondos europeos de renta fija experimentaron reembolsos netos por 28.500 millones de euros, de acuerdo con los últimos datos de Morningstar. Esa cifra representa la tercera mayor salida de dinero de la década en esta categoría de productos.
Los inversores solo deshicieron de forma más abrupta sus posiciones en renta fija en el crash de diciembre de 2018 (en aquel momento, difícilmente olvidable, se produjo una estampida de 46.643 millones), y en los primeros meses de 2020, en plena pandemia de Covid-19. Con la población de medio mundo confinada, retiraron la abrumadora cifra de 84.500 millones de euros.
Normalización monetaria
En el momento actual, la causante directa de esta desbandada son las dudas acerca de la velocidad que puede tomar la normalización de la política monetaria que han iniciado los bancos centrales y el ritmo al que se produzca la subida de los tipos de interés.
Esta retirada de dinero ha venido presionando a la baja los precios de este activo en los últimos meses, lo que, a su vez, ha disparado las rentabilidades (en renta fija, rendimiento y precio se comportan de forma inversa).
Prueba de ello es que el bono estadounidense a 10 años vuelve a coquetear con el 3%, un nivel que lleva años sin recuperar. El T-Note llegó a alcanzar este lunes el 2,97%, un máximo que no tocaba desde diciembre de 2018.
Más allá de lo que ocurre con el bono de referencia en EEUU, en lo que llevamos de ejercicio una cesta de deuda global (cuyo comportamiento recoge el índice Bloomberg Global Aggregate) se deja, por precio, un 11,3%. Peor lo hacen una cesta de deuda pública de Estados Unidos, que cede un 11,7%, y otra de bonos corporativos de emisores de este mismo país (que cae un 12,7%). Pero la peor de todas es la deuda emergente en dólares, con la que los inversores ven volatilizarse un 13,1% en estos cuatro meses de mercado.
En el otro lado de la balanza, las categorías que mejor están resistiendo este complicado 2022 son la deuda agregada de Asia-Pacífico, que se anota un 2,5% en el presente ejercicio, y la deuda agregada de China, que repunta un 1,2%.
Hora de entrar en bonos
Los pronunciados descensos que acumula la renta fija en el ejercicio ha llevado a algunos expertos a considerar que este activo empieza a ofrecer oportunidades. Así lo reveló una encuesta realizada por elEconomista a comienzos del pasado mes de abril entre 34 analistas.
A los participantes en este sondeo se les preguntó si consideraban que ya había llegado el momento de regresar a la renta fija. El 52,9% de ellos (18 analistas) consideró que ya era momento de entrar en bonos. Por el contrario, otros 14 expertos, un 41,2% del total, afirmó que todavía era necesario tener paciencia y aguantar, ya que esperaban que este tipo de activos todavía tuviese margen de caída de cara a los próximos meses. El 5,9% restante -dos analistas- no definió su respuesta. La venta masiva que se está produciendo era, en definitiva, necesaria para que las rentabilidades puedan resultar, de nuevo, atractivas para los inversores.