Hace tiempo que la inflación ha dejado de ser una preocupación temporal para los inversores. Casi nadie duda ya de que sus efectos sobre los mercados van a ser más persistentes de lo que se preveía hace unos meses, agravados por las consecuencias de la invasión de Ucrania y el alto coste de los precios de la energía. La Reserva Federal de Estados Unidos ha iniciado la retirada de su programa de estímulos y ha puesto en marcha la subida de tipos de interés, en un proceso que podría terminar este año con hasta siete incrementos del precio del dinero.
En Europa, los inversores anticipan que después del verano el BCE podría comenzar también a subir los tipos. Y esta situación ha provocado ventas en la deuda gubernamental, que han elevado el rendimiento del bono americano a diez años hasta el 2,47%, dejando pérdidas del 8% por precio en el año, mientras que en el bund alemán, la rentabilidad se sitúa ya en el 0,56%, con caídas por precio del 7,1%. La deuda de países periféricos también se ha visto tensionada, con el bono español alcanzando el 1,42%.
En este entorno, los inversores se han encontrado con caídas importantes en las carteras de renta fija, lo que ha encendido la alarma sobre cómo puede afectar una normalización necesaria de la economía a los perfiles conservadores, que habían confiado en los fondos mixtos para ganar algo más de rendimiento. Pero es justamente en este escenario donde la gestión activa de la deuda se vuelve fundamental, como pusieron de manifiesto los participantes en la mesa de debate sobre este tema en el I Foro de la Gestión Activa de elEconomista, lo que podría permitir incluso recuperar las pérdidas que están acumulando en el año, de momento.
Los gestores señalan el crédito corporativo y el financiero como principales caladeros para pescar oportunidades
"Durante años nos hemos quejado de que no había oportunidades en renta fija, de los tipos bajos, de que no se podían hacer inversiones con tipos reales interesantes... Y lo que está pasando este año es que con la volatilidad vienen esas oportunidades. En deuda americana se puede comprar un bono a cinco años por encima del 2,30% de rentabilidad, que ahora no son tipos reales positivos [por la inflación], pero en un futuro no muy lejano sí lo serán. En renta fija europea para el inversor conservador hace dos meses era una entelequia hacer una cartera a tipos positivos y ahora puedes comprar bonos a uno y dos años con calidad crediticia alta, a tipos positivos", reflexionó David Ardura, director de inversiones en Finaccess Value.
Los gestores señalan el crédito corporativo y el financiero como principales caladeros para pescar oportunidades. "Hay sectores muy penalizados, primero por el Covid, y que ahora por la guerra han vuelto a quedarse muy abajo, compañías relacionadas con el ocio o aerolíneas ofrecen unas rentabilidades altas y es momento de tomar posiciones en una cartera muy diversificada. Otro sector que va a funcionar bien con la subida de tipos es el financiero, siendo muy selectivos con los AT1, y los sectores que pueden trasladar la subida de tipos a los clientes finales, por ejemplo, las firmas de telecomunicaciones, de real estate. Esto, mezclado con sectores más conservadores, puede hacer una cartera adecuada", señala Ascensión Gómez, directora de Renta Fija de Trea AM.
Rafael Valera, CEO y gestor de Buy & Hold, advierte de que en deuda gubernamental "estaríamos muy alejados" por su dificultad para batir a la inflación. "Si pensamos que va a estar en el 2%, todo lo que sea situarse por debajo en bonos soberanos nos parece un error. El crédito investment grade ha mejorado pero tampoco lo vemos baratísimo, aunque hay cosas interesantes. Y en high yield es donde vemos oportunidades", asegura.
Vigilar la duración
La vigilancia de la curva de tipos frente a las expectativas de subidas de tipos de interés se ha convertido ahora en una obsesión porque, como recuerdan los gestores, si los bancos centrales son demasiado agresivos podrían provocar una recesión. De ahí que sea fundamental calibrar la duración de las carteras de renta fija. "Ahora ya no hace falta ir hacia activos de mucho riesgo, porque los bonos de calidad, con rating de A o BBB+, en plazos intermedios, de 3 a 7 años, ya se benefician de un ligero spread, y puedes volver a mirar nombres otra vez que estaban extremadamente caros y que ahora en términos de TIR, empiezan a estar atractivos", apunta Luis Merino, director de Renta Fija y Fondos Mixtos de Santalucía AM, quien explica que han dejado los bonos flotantes porque "siguen anclado en tipos negativos".
Aunque las expectativas de subidas de tipos son muy elevadas en Estados Unidos y en Europa también se vaticina que se puedan adelantar antes de lo previsto, Pablo González, CEO y gestor de Ábaco Capital, advierte de que va a ser un proceso a largo plazo. "Los bancos centrales van a ir subiendo tipos muy despacito, por lo que es importante invertir con mucha prudencia y siempre pendientes de la inflación. Va a ser muy gradual, más pausado de lo que el mercado descuenta, porque van a ir por detrás de la curva, por lo que hay que aprovechar tácticamente los spread de crédito cuando se amplían como ahora, pero todavía nada de bonos de deuda de gobiernos, enfocados en las emisiones corporativas", apunta.
En Natixis IM, consideran que se pueden aprovechar las distorsiones que este proceso de normalización está adoptando globalmente. Bruno Ruíz de Velasco, senior sales manager de la gestora en España, explica dos estrategias. "Una de break even de inflación, es decir, apostar a que las expectativas sean más altas de lo que ahora mismo el mercado descuenta, como podemos ver en EEUU, donde los tipos nominales a diez años están en el 2,30% y los tipos reales al -0,60%, es decir, el mercado está descontando una inflación entorno al 3%. Es verdad que los niveles actuales, en el 8%, nos resultan excesivamente elevados, pero sí creemos que vamos a ver una inflación más elevada de lo que los bancos centrales tienen como objetivo. Y otra estrategia está relacionada con tipos reales. Nueva Zelanda por ejemplo, es un país con calificación AA+, donde los tipos nominales se encuentran actualmente en el 3% y los tipos reales al 1%, y las expectativas de inflación están, por tanto, en el 2%. Nosotros pensamos que va a estar en el 4% y eso nos permite apalancarnos en un país con tipos reales positivos, y jugar con ese incremento de la inflación que el mercado no está descontando, lo que nos permite tener un carry adicional", explica.
Una idea adicional que comentó Enrique Lluva, director de Renta Fija de Imantia, es la renta fija de países emergentes en moneda local, de países como México y Brasil, "vapuleados por políticos de poca fama" pero "no tenemos que olvidar que los mercados emergentes han devaluado sus monedas en los últimos años de manera brutal, llegando en varios países a mínimos históricos, y que se dedican a fabricar y exportar materias primas, que ahora escasean y cuya demanda va a ir en aumento", subraya.
Luis Merino: "La renta fija es un activo que siempre debe de estar en una cartera diversificada, especialmente en perfiles conservadores"
Con la caída por precio de los activos de renta fija y las pérdidas que acumulan las carteras más conservadoras, el mantra de tener mayor exposición a renta variable cobra fuerza, como protección frente a la inflación, pero los gestores que participaron en el Foro de elEconomista consideran que sucede todo lo contrario, dada la oportunidad que se abre en el mundo de la renta fija. "Es un momento interesante para entrar", asegura Ascensión Gómez. Una opinión que comparte David Arduda. "No tengo tan claro que debamos tener más renta variable ahora. Vamos hacia un punto más de equilibrio en el momento en que esa normalización en la renta fija se complete. Y hay oportunidades, porque no debemos olvidar que las valoraciones de la bolsa están muy altas gracias a que los tipos han estado muy bajos", subraya.
"La renta fija es un activo que siempre debe de estar en una cartera diversificada, especialmente en perfiles conservadores. Es verdad que venimos de unos años con unos mercados soportados con tipos de interés extremadamente bajos y negativos, que sostienen las valoraciones de todos los activos financieros. Ahora estamos en un proceso de normalización, que quizá ha ido más rápido en la renta fija, la que primero descuenta la subida de tipos, y la renta variable sigue navegando en un contexto tremendamente volátil. Pero en la medida que la renta fija ya descuenta subidas de tipos y puede haber un un contexto de desaceleración, comienza a tener valor la renta fija respecto a los últimos dos años", explica Luis Merino.
A juicio de los gestores, lo que no debe hacerse es pedir a los activos de renta fija que intenten batir a una inflación que podría alcanzar incluso el doble dígito en los próximos meses. El objetivo es más bien optimizar la inversión, sin perder de vista que lo importante son los retornos reales. "No tenemos ni idea de dónde va a llegar la inflación. En EEUU se ha metido en el torrente sanguíneo de la economía, en Europa puede haber algún atisbo de que puede ser así, viendo las decisiones de subidas salariales de algunas empresas. Y el tipo de interés nominal de un activo de gobierno está compuesto por la expectativa de inflación y por el tipo real. En EEUU el tipo real está en el –0,58% y en el bono alemán en el –2,11%. ¿Por qué no va a estar el tipo real en positivo? ¿Por qué no le puede exigir el mercado, una vez que la Fed ya no compra activos, un 1% de tipo real?", se pregunta Enrique Lluva.
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