
Las fábricas vuelven a pararse, los ERTEs (e incluso EREs) vuelven a estar sobre la mesa y los expertos anuncian un golpe de varios cientos de miles de millones de euros por la crisis de los semiconductores. La industria automovilística en pocas ocasiones había acumulado tantos titulares negativos y, sin embargo, afronta la recta final del año con muy buenos registros en bolsa. De hecho, muchos de sus valores, a pesar de haber caído este verano, se encuentran en uno de sus puntos más altos del último lustro.
El índice sectorial europeo Stoxx 600 Automobiles & Parts, lleva más de un 29% de revalorización y está a menos de un 2% de máximos del año y, por tanto, máximos históricos desde que nació el índice en 1998. Desde lo peor de 2020 lleva una revalorización del 120%.
Dentro del mismo, Volkswagen, principal empresa europea de fabricación de vehículos, acumula un 40% de alzas este 2021 y un 52% en los últimos 12 meses y, a pesar de que desde máximos de junio se deja más de un 18%. Al otro lado del atlántico, General Motors mantiene cifras similares, con un alza del 33% en 2021. Daimler acumula alzas del 46% y está en máximos del año, Stellantis, un 22% y Renault es el único valor europeo que cae (-11,9% este año).
El motivo es que los inversores no están mirando los ingresos, que pueden ser menores de lo esperado, sino que se frotan las manos con unos beneficios que parece que van a ser históricos pese a todo, tal y como pasó el primer semestre del año. Según EY, las 16 compañías más grandes del sector lograron un beneficio operativo de más 71.500 millones de euros, la mejor cifra desde 2004, mientras sus ingresos no alcanzan sus niveles precovid.
Por ello se da la paradoja de que, según cifras de la consultora Alix Partners, el precio de la crisis de los semiconductores para el sector es de más de 210.000 millones de dólares y, sin embargo, al mercado no le importa. Esta cifra de ingresos perdidos se da por los 7,7 millones de vehículos menos que, según sus estimaciones, se dejarán de producir este 2021 por falta de suministro. Sin embargo, desde EY afirman que el secreto está en la rentabilidad que se ha disparado al 8,8% el último semestre y que, por ejemplo, BMW ha llevado al 14%.
Las compañías, viendo que faltan componentes, han centrado su producción en coches de alta gama, mucho más rentables. De este modo, a pesar de menores ingresos, han disparado los beneficios. Desde Linksecurities confirman esta tendencia afirmando que "la demanda se mantiene fuerte y con la escasez de chips los fabricantes están poniendo el foco en sus productos más rentables". Esta situación se traduciría en que, "mientras hay una importante mejora de márgenes por el mantenimiento de los mercados más rentables", en fábricas y zonas donde se producen productos de otro tipo "se ven ERTEs y paradas de producción" que ya han llegado a las fábricas españolas como Martorell, Almussafes, Vigo o Valladolid.
"Su fuerte poder de fijación de precios asegura unos buenos beneficios"
Además de la mejora de la rentabilidad, desde Bank of America remarcan la fuerte demanda que de momento se mantiene, permitiendo que se compensen los retrasos históricos y haciendo que los inversores quiten importancia a unas ventas que no creen perdidas, sino aplazadas. "Los pedidos pendientes están configurados para asegurar las perspectivas de ventas para 2022 y 2023". En ese sentido añaden que "esperamos que el impulso que están viviendo los pedidos supere los riesgos macroeconómicos a los que se enfrenta el sector".
La gestora de fondos Federated Hermes, añade que los fabricantes viven un buen momento por "su fuerte poder de fijación de precios, menores descuentos y diversidad de productos. Sin embargo, creen que el problema podría llegar a largo porque "una interrupción prolongada del suministro sí que podría acabar afectando negativamente a sus buenos márgenes". De momento pueden ofrecer más valor añadido, controlar los precios y de esta manera minimizar el golpe de una subida de los costes o incluso de la falta de recursos.
Una crisis mucho más prolongada sí podría acabar con esta buena racha
La llegada de las vacunas con el ahorro acumulado de los clientes desató una espiral de optimismo y sería para los analistas el motivo de la alta demanda. Además, las ayudas al coche eléctrico de los planes de recuperación en Estados Unidos y en especial en Europa (España ya han afirmado que será de 6.000 millones) están siendo decisivos. Gracias a estos dos factores el pesimismo de la crisis de suministros no ha tumbado la euforia en las bolsas por los valores automovilísticos, que siguen atravesando un buen momento.
A pesar de todos estos argumentos, los analistas reconocen que los riesgos existen y creen que los resultados se resentirán en la recta final del año. Una crisis mucho más prolongada si podría acabar con esta buena racha. Por lo que se mantienen atentos a cómo se desarrollará a partir de 2022. En ese sentido , desde Anfac apuntan a que es una crisis que durará hasta 2023.
En ese sentido, General Motors ya ha presentado resultados, con un descenso trimestral de un 40% en el beneficio respecto al año pasado con 2.420 millones. Unos datos que la compañía ya ha atribuido a las "continuas presiones de los semiconductores". Sin embargo hay que aclarar que el tercer trimestre de 2020 fue un 'boom' sin precedentes para el sector, cuando los concesionarios abrieron en todo el mundo tras grandes confinamientos.
Respecto al segundo trimestre general motor ha reducido los ingresos, pasando 34.200 millones a 30.700 millones. Sin embargo, ha mejorado su beneficio en 100 millones llegando a los 2.800 millones de dólares.
Más allá de los fabricantes
Más allá de las grandes empresas de fabricantes esperan cerrar un buen año, por el momento, hay multitud de empresas menores y grandes empresas de fabricación de componentes que sí tienen por delante una travesía por el desierto.
En el caso de Cie Automotive o Gestamp. El primero sube 'solo' un 6% el año de la recuperación. Gracias a su diversificación ha logrado mantener sus beneficios pese a una leve bajada de ventas del 2%. Por su parte Gestamp cae un 5% anual y un 25% desde máximos del año (en junio). Según Linksecurities "está más expuesta las paradas de los fabricantes".