La inflación ha vuelto a escena tras la crisis del covid-19. Ya a mediados y finales de 2020, las expectativas sobre un alza de los precios comenzaron a 'calentarse', sobre todo en EEUU. Ahora estos vaticinios se están materializando. Las expectativas sobre la inflación importan y los bancos centrales lo saben, puesto que son una de las palancas que mueven la economía (la decisiones de consumo e inversión varían según la inflación esperada). Por ello, cabe preguntarse si los bancos centrales juegan con sus previsiones para generar unas expectativas u otras, una cuestión que ha investigado el Norges Bank (banco central de Noruega) con resultados llamativos.
El Banco de Noruega ha publicado un trabajo en el que analiza si hay cierto sesgo en las previsiones sobre inflación que realiza el Banco Central Europeo, es decir, si estas previsiones se desvían hacía un lado u otro en conveniencia de los objetivos del banco central, que son mantener los precios cerca pero por debajo del 2%. Los expertos del banco nórdico aseguran que "han testado el sesgo y la eficiencia de las previsiones de inflación del BCE utilizando un conjunto de datos confidenciales de proyecciones macroeconómicas trimestrales del BCE", explican los economistas del Norges Bank.
"Investigamos si las propiedades de las previsiones dependen del nivel de inflación, distinguiendo si la inflación observada por el BCE en el momento de la previsión está por encima o por debajo de la meta. Los pronósticos son imparciales y eficientes de media. Sin embargo, el BCE tiende a predecir en exceso (o en defecto) la inflación en horizontes de pronóstico intermedios, cuando la inflación está por debajo (o por encima) del objetivo", aseguran los economistas del Banco de Noruega. Cuando la inflación está lejos de alcanzar el 2%, el BCE pronostica una inflación futura mayor y viceversa.
Sesgo sistemático en la inflación
Además, el Norges Bank asegura que "este sesgo es sistemático y, tanto estadísticamente como económicamente, significativo para pronósticos a medio plazo, al acondicionar el nivel de inflación... Por lo tanto, concluimos que existe un sesgo sistemático hacia el objetivo de inflación", culmina el informe.
Aunque el Banco de Noruega no cita periodos exactos ni cifras, analizando previsiones pasadas y el dato de inflación que finalmente se produjo, se puede ver representado de una forma vulgar (pero sencilla) la conclusión del trabajo del Banco de Noruega. En 2014, con una inflación que estaba en caída libre, el BCE pronosticó en marzo una inflación media del 1% para ese año, del 1,3% para 2015 y del 1,5% para 2016. Finalmente, la inflación media en 2014 fue del 0,4%, en 2015 del 0,2% y en 2016 del 0,2%.
¿Por qué hace esto el BCE?
El BCE podría estar intentando alterar las expectativas de inflación de los agentes para alcanzar su meta de precios. ¿Cómo funcionan las expectativas de inflación? Analizando la economía en conjunto, las expectativas de inflación (la inflación que esperan empresas, familias e inversores) son clave para la actividad económica, por eso los bancos centrales dan tanta importancia a estas expectativas.
La previsión o la creencia de que los precios se van a mantener congelados o a la baja puede llevar a millones de consumidores y empresas a retrasar sus decisiones de consumo o inversión (quién va a comprar una casa si prevé que su precio bajará o qué empresa invertirá si las previsiones son de estancamiento), lastrando el crecimiento económico y los resultados de unas empresas, que a su vez recortarán sus planes de inversión y de creación de empleo, presionando a la baja aún más la inflación (baja demanda).
Por el contrario, unos precios y expectativas al alza (que no paran de subir) pueden tener el impacto opuesto (compro ahora que mañana será más caro), generando un boom que llegue a recalentar la economía y genere grandes desequilibrios (burbujas, déficit exteriores...) que habrá que corregir en un proceso doloroso. Varios economistas explican aquí cómo impactan las expectativas de inflación sobre el consumo.
Las expectativas son fundamentales
El propio Banco de Noruega recalca la importancia de las previsiones que publican los bancos centrales y el impacto que tienen en las expectativas de familias y empresas. "Las previsiones son una parte esencial de la formulación de la política monetaria y los pronósticos publicados son el núcleo de la estrategia de comunicación del banco central, en particular para los bancos centrales que tienen como objetivo la inflación. De hecho, los pronósticos de inflación del banco central afectan las expectativas del propio sector privado", destaca el documento del banco nórdico.
Además, el Norges Bank cree que las proyecciones de inflación publicadas por las autoridades monetarias ganarán mayor importancia en el futuro en lo que se refiere a la gestión de las expectativas, y funcionarán como una herramienta de política adicional. "En el entorno actual de bajos tipos de interés y baja inflación, dado que el espacio de maniobra de las herramientas tradicionales es limitado, las políticas que impacten directamente en las expectativas de inflación de los agentes pueden utilizarse para estabilizar las condiciones económicas". Sin embargo, este es un arma de doble filo, puesto que unas previsiones que no se cumplen nunca pueden provocar una pérdida de confianza en las instituciones monetarias.
Por último, aunque el trabajo se centra en el BCE, los autores del mismo adjuntan varios trabajos en los que se evidencia que desde la crisis de 2007, "muchas autoridades monetarias han sobrestimado sistemáticamente una tasa de inflación, que se han mantenido persistentemente por debajo de la meta. Los errores sistemáticos y repetidos de proyección representan un desafío para los bancos centrales, ya que estos errores pueden aumentar el riesgo de 'desanclaje' de las expectativas de inflación y deteriorar la credibilidad de las autoridades monetarias".
"De media, no encontramos signos de sesgo ni de deficiencias en los pronósticos en general. Sin embargo, documentamos una diferencia significativa en las propiedades de los pronósticos, dependiendo del nivel de inflación en el momento del pronóstico. En particular, detectamos un sesgo sistemático, tanto estadísticamente como económicamente significativo para pronósticos a medio plazo al acondicionar el nivel de inflación. Esto sugiere que cuando la inflación es menor (más alta) que el objetivo, el BCE tiende exagerar la previsión de inflación. Por lo tanto, concluimos que existe un sesgo sistemático hacia el objetivo de inflación. También documentamos que la magnitud del sesgo es considerablemente mayor en valor absoluto cuando la inflación está por encima del objetivo".