
Hace tiempo que los fondos mixtos han tenido que cambiar su estrategia, pasando de un modelo basado en un 40% de renta fija y un 60% de renta variable, que variaba en función del perfil del riesgo del producto, a otro en el que la volatilidad se ha convertido en el elemento fundamental de la cartera. Esta clásica división por activos aún se mantiene en muchos productos y sigue siendo la base de numerosos fondos de este tipo, pero el entorno de bajos tipos de interés y el escaso rendimiento que se pueden encontrar en los activos de deuda considerados más seguros, como los bonos gubernamentales, ha obligado a buscar rentabilidad en otros segmentos de la renta fija donde está más presente el riesgo, como el high yield.
De ahí que las gestoras hayan introducido el concepto de volatilidad a la hora de intentar categorizar a sus fondos mixtos. La última ha sido Santander AM, que acaba de rediseñar sus fondos perfilados en función a esta premisa, pero casi todas las firmas están incorporando esta estrategia, con la que pretenden evidenciar que obtener rentabilidad en renta fija sin asumir riesgo ha dejado de ser un mantra. Cristina Rodríguez Iza, responsable de multiactivos en Santander AM España, señala que ahora aplican bandas de volatilidad a los distintos perfiles de riesgo, que dependen de la evolución de los mercados y permiten liberarse del corsé de la clásica división por activos. "Las bajas rentabilidades de la renta fija hace que tenga ahora mayores probabilidades de entrar en pérdidas con pequeños movimientos de tipos de interés, por lo que se deben buscar otros diversificadores", señala.
"La renta fija actual ni es renta, por las bajas rentabilidades, ni es fija porque, al ser el precio el principal contribuidor al rendimiento de este activo, las oscilaciones de precios con la volatilidad vivida en los últimos años hace que el activo defensivo de la parte más conservadora del fondo mixto, ni tenga potencial ni proteja cuando más se le necesita, porque tampoco descorrelaciona en momentos de estrés de mercado". Es la explicación, según Francisco Julve, responsable de selección de fondos de A&G Banca Privada, que ofrecía hace unos años un conocido gestor activo de renta fija ante la pregunta de cómo concebía ahora este activo.
Y es el resumen perfecto del cambio experimentado por los fondos mixtos, donde high yield, deuda emergente, deuda subordinada financiera, titulizaciones, materias primas, divisas e incluso segmentos más ilíquidos como inversiones alternativas han entrado a formar parte de las carteras de estos productos para intentar delimitar un rendimiento que la deuda pública y en ocasiones el crédito con grado de inversión ya no pueden garantizar a largo plazo. Sin perder de vista que los fondos cotizados o ETF también han entrado a formar parte de las carteras para abaratar los costes.
"Todos los activos aportan una expectativa de rentabilidad, un riesgo real a la cartera y, finalmente, una volatilidad concreta, que debe ser medida de forma agregada con el resto de los activos y que determina el perfil de riesgo de cada fondo. Hay que superar el tradicional análisis de los activos desde una visión única de renta fija o renta variable, y tender más hacia un análisis de forma global y transversal, ya que la oportunidad de inversión puede residir en un activo de renta fija, senior o subordinado, con colateral o sin él, con o sin rating; o puede estar en las acciones de la misma compañía analizada", señalan en Dunas Capital.
Sin colchón de rentabilidad
Esta transformación de los fondos mixtos se ha dejado notar en los rendimientos de estos vehículos a largo plazo, donde los perfiles más cautos ofrecen un 1,84% anualizado a diez años y un 0,99% anualizado a cinco años, mientras que los de perfil más agresivo proporcionan un 4% y un 4,48%. "No hay un activo sin riesgo que sirva como colchón de rentabilidad como base de partida. Y con una emisión de deuda creciente, complacencia en las primas de riesgo por los estímulos monetarios y compras de bancos centrales, es difícil crear valor", subraya Sebastián Larraza, responsable de selección de fondos y gestión multiperfil de Andbank WM.
En realidad, el concepto de volatilidad sigue siendo el mismo, pero aplicado ya a toda la cartera y no a cada compartimento estanco. Y los horizontes de inversión son fundamentales a la hora de intentar agrupar los distintos activos en la cartera. Manuel Rodríguez, selector de fondos de renta fija en Abante, subraya que la volatilidad puede ser una métrica "algo mentirosa", porque "en entornos como el actual está muy baja y puede dar la sensación de que el riesgo es más bajo del que realmente es, por eso hay que mirar la volatilidad histórica".
Esta situación también afecta a la selección de valores en la parte de renta variable. En esta parte "hemos cambiado el enfoque de construcción de la cartera, que solía ser más geográfico. Desde el año pasado ha habido una dispersión por sectores que se han visto más afectados por el Covid y otros que han visto acelerado su crecimiento... por lo que ahora hay que mirar más por perfil y temática que por mercado. Compañías grandes de calidad, con flujos de caja predecibles, con posiciones competitivas, que protejan en caídas del mercado, no tan value... sirven para complementar la cartera de renta variable, con más tracking error", explica.
Con este panorama, José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores, recuerda que el inversor debe recordar que su concepto de riesgo no tiene por qué coincidir con el del gestor del fondo, por lo que debe informarse bien de la estrategia del producto.