
Los fondos que combinan bolsa y renta fija en sus carteras en distintas proporciones -los famosos mixtos que la banca vendió como alternativa al depósito a finales de 2015- ya no gustan tanto como antes. Al menos no lo han hecho durante la pandemia. Entre febrero del año pasado y diciembre, en pleno inicio y desarrollo de la crisis, los fondos mixtos españoles han perdido el 13% de sus partícipes, hasta cerrar 2020 en los 592.600 -casi 92.000 menos-. En ninguna otra categoría de fondos se ha producido una reducción más alta durante este periodo, entre aquellas que concentran un mayor número de partícipes. En 2017, unos años después del boom que hubo por comercializar este tipo de productos, llegaron a superar los 850.000 partícipes -263.000 más que ahora-.
Para Gonzalo García Valero, responsable de asesoramiento en Caser Asesores Financieros, parte de la explicación a esta merma está en que, ante una situación de crisis por el Covid-19, "los inversores plegaron velas y se fueron hacia activos más conservadores, como la renta fija, que vio incrementado su patrimonio".
El dinero invertido en los fondos de deuda tocó máximos históricos en diciembre, como también lo hizo el número de partícipes que se concentra en ellos: 3,6 millones. Y todo, a pesar de que el inversor asume un riesgo asimétrico al invertir en este activo, es decir, que sus posibilidades de perder, si repunta la inflación, superan a las de arañar algo de rentabilidad en un escenario en el que no se prevén movimientos al alza de los tipos de interés.
Carlos Herrera, miembro del Comité Servicios de EFPA, coincide en la causa con el experto de Caser, aunque recalca un matiz y es que se trata de una situación concreta de los mixtos españoles, ya que en los internacionales "hubo un incremento importante de partícipes".
Otro motivo: rentan menos
En general, los fondos de inversión cerraron 2020 con ganancias medias del 1,04%. Pero no fue el caso de los mixtos, que se comportaron peor que los fondos puros de bolsa o de renta fija. Los mixtos que son sobre todo de deuda cerraron con pérdidas del 0,37%, frente al 0,1% que se dejaron los fondos de renta fija a corto plazo y el 1,8% que consiguieron los que invierten a largo plazo. Mientras que en los de renta variable los números rojos alcanzaron el 0,48%, frente al 0,52% que se revalorizaron los fondos de bolsa internacional -los que ponen el foco en la española sí que retrocedieron más, un 11,9%, después de que el Ibex 35 fuera el índice más penalizado de Europa por su composición-.
"El resultado generalizado de los fondos mixtos lleva ya algunos años siendo peor de lo esperado y de lo que tradicionalmente había sido, así como poco consistente", describe Salomé Bouzas, analista de inversiones Tressis. "Evidentemente hay honrosas excepciones, pero son las menos. Por ello, creemos que los inversores que habían mantenido la paciencia con las estrategias mixtas, han aprovechado la aplicación del mayor paquete de estímulos monetarios y fiscales conjuntos de la historia para incrementar el riesgo de sus carteras e ir, mayoritariamente, hacia la renta variable y el crédito corporativo". El hecho de que los activos de riesgo estén soportados por la liquidez de los bancos centrales y los gobiernos, recuerda esta experta, es un viento de cola para ellos.
Los datos avalan ese cambio de rumbo. El aumento de la volatilidad en mercado no impidió que creciera el número de partícipes en los fondos de renta variable internacional en un 10% entre febrero y diciembre del año pasado, hasta alcanzar, también, un nuevo máximo desde que Inverco recoge datos, al situarse en los 5,6 millones.
A la pregunta de si tiene sentido invertir en un fondo mixto en el contexto actual a tenor de su peor comportamiento frente a los fondos puros de bolsa y renta fija, Bouzas indica que puede tenerlo "siempre que muestren consistencia en plazos largos (3 y 5 años) y tenga la flexibilidad suficiente como para adaptarse (dentro de sus parámetros de riesgo) a los cambios estructurales que se están dando en el mundo y que la pandemia solamente ha acelerado".
En caso contrario, añade, "existe un universo de fondos de inversión suficientemente amplio en España como para que cada partícipe decida su propia distribución de activos y seleccione las mejores estrategias puras en cada una de las categorías".
Interés por la gestión pasiva
Aunque más incluso que en los fondos de renta variable, donde se ha producido el mayor aumento de partícipes en los últimos meses ha sido en los fondos de gestión pasiva. Un cajón que engloba tanto a los fondos que replican índices, como a los fondos con objetivo concreto de rentabilidad no garantizado. Las cuentas de partícipes han crecido un 26,8% en este tipo de productos.
Para el responsable de asesoramiento de Caser, la clave de este crecimiento está en que "los productos indexados han llegado al inversor particular recientemente y además hasta hace poco no se podían contratar en muchos bancos. El crecimiento es muy fuerte porque es un tipo de fondo que aún no está en periodo de maduración y que encaja con la filosofía de muchos inversores porque tienen ratios de costes muy bajos, y al fin y al cabo el fondo va a hacer lo mismo que el índice de referencia".