Aquello del alea iacta est, véase la suerte está echada, no comulga ya en un proceso electoral donde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha referido entre otras lindezas a su oponente demócrata, Joe Biden, como "el somnoliento Joe", mientras éste definía al republicano como un "payaso". Con más de 95 millones de estadounidenses habiendo ejercido ya su derecho constitucional a decidir quién ocupará la Casa Blanca el próximo año, las mesas de inversión están listas para reaccionar a cualquiera de los escenarios que puedan producirse en las próximas semanas.
La cita electoral de este martes llega en un momento en que el ex-vicepresidente de EEUU ha mantenido una ventaja constante en el último año frente al actual mandatario aunque ésta se ha reducido algo en las últimas 24 horas. Según la media nacional que realiza el portal RealClearPolitics, la brecha favorece a Biden en 6,5 puntos pero en los estados clave su liderazgo se reduce a menos de la mitad. No obstante, plataformas como FiveThirtyEight estiman que el demócrata cuenta con un 90% de probabilidades de hacerse con el Despacho Oval.
Dicho esto, la ventaja de Biden no cierra todavía la puerta al republicano para conseguir al menos los 270 votos necesarios para proclamar una victoria en el Colegio Electoral, donde se distribuyen un total de 538 escaños. La noche del martes se concentrará así en 6 grandes estados bisagra o veleta. Es decir, aquellos que pueden decantarse por uno u otro candidato pero que suponen un bastión clave para blindar el éxito electoral. Entre ellos se incluyen, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Arizona, Florida y Carolina del Norte, donde están en juego 101 votos electorales.
En estos momentos, "los inversores parecen estar preocupados de experimentar una repetición instantánea del salto al vacío que sufrió el mercado en febrero y marzo" reconoce Ken Polcari, estratega jefe de SlateStone Wealth, haciendo alusión a cómo la volatilidad se ha disparado un 55% en los últimos 12 días y cómo la compleja situación derivada por el voto por correo cambia de estado en estado. También se refiere a cómo múltiples ciudades y comercios se preparan en caso de posibles disturbios y saqueos en los próximos días.
Aún así son tres los principales escenarios en ciernes que podrían esperarse si no bien esta misma semana, antes del próximo 6 de enero, cuando el nuevo Capitolio realice el recuento final de votos y declare un ganador definitivo. Cabe recordar que la toma de posesión del próximo presidente del país se llevará a cabo el 20 de enero de 2021.

Uno de ellos, el más probable de acuerdo a los sondeos, ofrecería una victoria a Biden pero el Capitolio continuaría dividido, con los demócratas en control de la Cámara de Representantes y el Senado en manos de los republicanos. "Salvo acuerdos bipartidistas, la habilidad de aprobar legislación de calado es limitada y la atención virará a la regulación así como los decretos", señala Catherine L. Mann, economista de Citigroup.
Esto supondría un estímulo más limitado algo que aplanaría la curva de rendimiento mientras que la depreciación del dólar estadounidense sería más acusada dado que la divisa quedaría menos expuesta a la volatilidad de los riesgos políticos y operaría de acuerdo a sus fundamentales. El S&P 500 podría experimentar caída iniciales pero cerraría el año en los 3.700 puntos, según Goldman Sachs.
En caso de una barrida demócrata, donde Biden se hace con la Casa Blanca y los demócratas recuperan el Senado, controlando ya la Cámara de Representantes, un aumento en las tasas de interés, la alta incertidumbre política y la preocupación de los inversores por posibles reformas tributarias probablemente llevarían al S&P 500 hasta los 3.400 a finales de 2020. La expectativa de un paquete de estímulo fiscal que podría superar los 3 billones de dólares sostendría una reflación, lo que llevaría a una mayor debilidad inicial del dólar pero fortalecería las expectativas de crecimiento, algo que impulsaría las tasas de interés.
Los precios del petróleo también reaccionarían ante este episodio, ya que cualquier normalización de la relación entre Estados Unidos e Irán podría agregar 1,5 millones de barriles de producción iraní por día al mercado. Potencialmente esto podría desestabilizar a la OPEP + y afectar los precios. También el hecho de una mayor regulación para la industria del fracking en EEUU.
Por último, una reelección de Trump con un Capitolio dividido, ya que no hay expectativas para que los republicanos de controlar la Cámara Baja, respaldará el sentimiento y las valoraciones llevando al S&P 500 hasta los 3.700 puntos. La posibilidad de un estímulo más moderado pero que impulse la recuperación económica elevará modestamente los tipos de interés en los próximos meses. El rendimiento nominal de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años se podría situar en el 1,05%, según Goldman. Al mismo tiempo, la reválida del republicano no tendría un impacto significativo en el mercado de bonos durante los primeros seis meses, ya que no habría probabilidades de un reemplazo del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, hasta 2022.