
A quince días de la cita con las urnas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su contrincante demócrata, Joe Biden, intensifican su agenda en la recta final de una campaña poco convencional. El aumento de nuevas infecciones por coronavirus en las últimas semanas, que alcanzan su nivel más alto desde mediados de agosto, sugiere que el país podría estar en las primeras etapas de una próxima ola de contagios.
"Los nuevos casos diarios de Covid-19 están aumentando en EEUU en general y en estados clave como Wisconsin, Arizona y Pensilvania en particular", destaca Matt Gertken, estratega geopolítico de BCA Research. Según observa, el resurgimiento de casos se registra principalmente en los estados que remontan económicamente, algo que podría afectar al comportamiento y el sentimiento de los consumidores".
Según la media de todas las encuestas que realiza el portal RealClearPolitics, Biden mantenía al cierre de la semana pasada una ventaja de al menos 8,9 puntos frente al republicano en lo que al voto popular se refiere. En el Colegio Electoral, donde realmente se determinará quién ocupará la Casa Blanca y son necesarios 270 votos para proclamar una victoria, el ex vicepresidente lograría ya 216 frente a los 125 del actual mandatario.
Y es precisamente en esta particular cábala donde algunos estados se convertirán en la llave que acabará por brindar el triunfo a uno u otro candidato el próximo 3 de noviembre. Actualmente pueden identificarse algunos campos de batalla críticos, como Arizona, Florida, Georgia, Michigan, Minnesota, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin, donde Biden generalmente cuenta con una ventaja salvo alguna excepción. A esta lista también se suman Ohio, Iowa, Nevada o incluso Texas, un estado de tradición republicana pero donde la ventaja de Trump sobre el demócrata se ha reducido sensiblemente.
Según Mark Zandi, economista jefe de Moody´s Analytics, la pandemia le podría haber costado ya al republicano más de 100 votos en el Colegio Electoral, donde se requieren al menos 270 para confirmar una victoria. "En Pensilvania, Michigan y Wisconsin, el brote ha hecho que el presidente pierda más de 800.000 votos, lo que equivale al 4% de los votantes registrados en estos tres estados clave", señala en sus últimas proyecciones.
Para poner en perspectiva el peso que tienen algunos estados en la carrera electoral estadounidense, es importante destacar que, desde el pasado agosto, más del 70% de todos los eventos de campaña, ya sean virtuales o en persona, se han llevado a cabo en solo seis estados, Pensilvania, Carolina del Norte, Wisconsin, Florida, Michigan y Minnesota.
El actual presidente necesita maximizar su respaldo entre los votantes rurales, detener su erosión en los suburbios y confiar en que el voto entre la clase obrera que no votó en 2016 acude a las urnas y apoya su causa. Biden, por su parte, construye su hoja de ruta ante la expectativa de un aumento en la participación en las grandes ciudades, particularmente entre los afroamericanos. También debe atraer al voto latino y recuperar algunos de los estados que votaron por Trump después de haber confiado en el expresidente Barack Obama durante su periplo en el Despacho Oval.
"Trump ha contado con un mes difícil. Tendrá la oportunidad de cambiar las tornas en el último debate presidencial el próximo jueves pero, con la ventaja de Biden en las encuestas y el voto anticipado ya en curso en muchos estados, sus oportunidades se agotan", reconoce Andrew Hunter, economista de Capital Economics.
La pandemia ha aumentado considerablemente el voto por correo, generando así niveles sin precedentes de votación anticipada, especialmente entre los demócratas. Más de 21,2 millones de estadounidenses han emitido ya su veredicto, ya sea en persona o por correo, en aquellos estados que ofrecen estos datos, según el Proyecto Electoral de la Universidad de Florida. Estados clave, como Ohio y Georgia ya han establecido récords en la participación de votantes. En otros, como Florida, Michigan y Wisconsin, la votación anticipada alcanza ya el 20% o más de los niveles de participación total registrados durante las elecciones de 2016.
Dicho esto, el profesor Michael McDonald, quien lidera esta plataforma, pronostica que en las próximas semanas la narrativa demócrata podría cambiar "de la euforia por las aparentes grandes ventajas en el voto anticipado a la preocupación", explica, a medida que una cantidad desproporcionadamente alta de votantes más jóvenes acaban por no enviar sus papeletas por correo.
De momento, por primera vez a estas alturas de unas elecciones generales, los demócratas en Florida superan a los republicanos, por un margen de al menos 384.000 votos hasta la semana pasada, en lo que a votación anticipada se refiere. Tradicionalmente, los republicanos han contado con una ligera ventaja en estos menesteres en el pasado. Por su parte, los tres estados del Rust Belt, que concentran parte de la actividad manufacturera del país y que Trump ganó en 2016 parece que se le resisten este año.
Es en Michigan donde las cosas parecen más complicadas. Su apoyo ha disminuido entre la clase obrera mientras que el voto afroamericano se recupera después de la baja participación en 2016. En Pensilvania, el mandatario parecía contar con una solida ventaja este verano pero su avance no solo se ha estancado sino que Biden cuenta ahora con una ventaja de casi 7 puntos, después de que la gestión de la pandemia haya hecho mella en el republicano. Por último, en Wisconsin, el incremento de los contagios y el intento frustrado del candidato del Partido Verde de formar parte de la papeleta de votación borran la posibilidad de un desvío de votos por parte de un tercero, algo que contribuyó a la derrota de la demócrata Hillary Clinton en 2016.
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