
La saga en que se ha convertido la búsqueda de consenso para aprobar un nuevo paquete de estímulo en Estados Unidos ofreció el viernes un nuevo capítulo. Después de cancelar las negociaciones y exigir el desembolso independiente de distintas partidas, el presidente Donald Trump, elevó su oferta para un plan de amplio alcance hasta los 1,8 billones de dólares. Esta cantidad supone alrededor de 400.000 millones de dólares menos que los 2,2 billones de dólares ya aprobados por los demócratas en la Cámara de Representantes.
Según adelantaron el Wall Street Journal y posteriormente la CNBC, la Casa Blanca optó por incrementar su propuesta desde los 1,6 billones en busca de generar consenso entre los legisladores con la intención de dar luz verde a una nueva remesa de estímulos antes de la elecciones del próximo 3 de noviembre.
El asesor económico de Trump, Larry Kudlow, confirmó que el mandatario había dado su beneplácito a esta revisión antes de la conversación prevista el viernes entre el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata, Nancy Pelosi. En un tuit, el inquilino de la Casa Blanca instó a los negociadores a "¡Ir a lo grande!".
No solo eso, más tarde volvió a generar aún más confusión en las ya de por sí caóticas negociaciones. Durante una entrevista de radio con el presentador conservador Rush Limbaugh, Trump puso de manifiesto que le "gustaría ver un paquete de estímulo más grande, francamente, que el que ofrecen los demócratas o los republicanos".
No obstante, si Pelosi y Mnuchin alcanzasen un principio de acuerdo, las negociaciones todavía tendrían que superar otros escollos. Quizás el más importante será lograr un proyecto de ley que logre pasar la aprobación del Senado, en control de los republicanos.
Precisamente, el líder de la Cámara Alta, el republicano, Mitch McConnell, ya adelantó horas antes que era "poco probable que se presente otro paquete de estímulo en las próximas tres semanas". De hecho, McConnell y el resto de senadores republicanos están actualmente centrados en confirmar a la nominada a la vacante en el Tribunal Supremo, la jueza Amy Coney Barrett, antes de las elecciones. El Senado ha fijado ya una audiencia para dicho proceso de confirmación para el lunes.
Cabe recordar cómo a comienzos de semana, Trump pidió a sus representantes que cancelasen las negociaciones de un plan de estímulo hasta después de la elecciones, acusando a Pelosi de querer rescatar a los estados mal gestionados por los demócratas.
Mientras existe consenso en la necesidad de nuevas partidas para las aerolíneas, cheques directos a los contribuyentes o más créditos a fondo perdido para la PYMES, el punto de fricción desde un primer momento se ha centrado en las ayudas que los demócratas buscan para los gobiernos estatales y municipales del país.
Pelosi ha insistido en destinar al menos 436.000 millones de dólares a estos menesteres mientras que Trump se ha resistido a ofrecer más de los 150.000 millones de dólares que recibieron en el gran paquete de estímulo rubricado por el presidente el pasado 27 de marzo.