
La crisis del coronavirus ha provocado un shock sin precedentes -por la intensidad y por la forma del mismo- en las compañías de todo el mundo. Una de las consecuencias ha sido un fuerte y rápido recorte generalizado en las previsiones de dividendo. Entre el tajo que experimentarán los pagos y la recuperación vertical del mercado -el EuroStoxx retrocede un 10% en el año, cuando llegó a caer un 35%-, los retornos esperados por la retribución han caído en picado.
La rentabilidad por dividendo estimada a 12 meses ha caído del 3% en agosto y se sitúa en su nivel más bajo desde el año 2004. "Los pagos en Europa han sufrido una presión más importante que en otros mercados. Esto se debe a que las compañías europeas tienden a dedicar un porcentaje más elevado de su flujo de caja libre al pago de dividendos, lo que los hace más vulnerables cuando la generación de caja está bajo presión", argumentan desde Société Générale.
De momento, las estimaciones de dividendo con cargo al año 2020 se han desplomado un 31% en los últimos 12 meses, mientras que las de 2021 ceden el 23%. En este contexto, los pagos a abonar este año caerán hasta niveles de 2009 y un 25% frente a lo distribuido en 2019, que no se recuperará hasta 2022.
"A nivel general, el patrón sigue siendo el mismo: aquellos sectores más afectados por la crisis (los cíclicos) o bajo más presión del regulador (financiero) son en los que es más probable que se recorte el dividendo este año. Esto básicamente es un patrón que se repite en las estimaciones de los analistas y en los futuros del mercado. Pero algunos sectores -como el consumo discrecional- muestran una mayor proporción de compañías que recortarán los pagos pero con una caída más baja de los mismos", indican en Barclays.
Un recorte histórico
Históricamente los dividendos se han comportado de forma mucho más estable que los beneficios durante las épocas de crisis, con las compañías elevando sus payout para evitar un recorte más elevado de la retribución al accionista. Sin embargo, en esta ocasión se espera que la presión sobre los pagos se incremente. Desde Morgan Stanley argumentan que existen varios motivos para que esto sea así. En primer lugar, aluden a la fuerte contracción del beneficio, pero también señalan a las dificultades para celebrar las juntas de accionistas, las presiones regulatorias y legales y las peticiones de algunos accionistas de que se decida poner más atención en proteger el balance que los dividendos.

Y es que en los momentos previos al recrudecimiento de la crisis del Covid-19, el payout de las compañías de la eurozona ya estaba por encima de su media histórica -en la zona del 50%, frente al 45% habitual- y con el desplome en las ganancias el porcentaje del beneficio destinado a retribuir llegó a dispararse hasta el nivel más alto de la serie histórica, situándose por encima del 56%.
En este contexto, algunos analistas alertan de que quizás la retribución de las compañías no vuelva a su estado inicial tras la crisis del Covid-19. "Mantener los pagos durante los momentos de recesión normalmente es una señal de confianza en la resistencia de sus modelos de negocio. La reducción en los pagos por la contracción del flujo de caja o instrucciones regulatorias son fáciles de entender y de calcular. Así, cuando el cash flow vuelve, las compañías pueden volver a sus prácticas iniciales. Sin embargo, creemos que hay otra variable: si esto será sostenible en el futuro", indican en UBS. En el banco suizo destacan que con la crisis se ha dado más visibilidad al tema social dentro del ESG y ha aumentado el foco en la desigualdad, por lo que "el mayor escrutinio de los temas sociales puede hacer más difícil continuar con las distribuciones como se conocían".
Recorte por países
Por países, uno de los mayores recortes se lo lleva el Ibex 35, para el que las estimaciones de dividendo con cargo a 2020 han retrocedido un 47% en los últimos 12 meses, según datos de FactSet. Por contra, en el otro extremo se sitúa el mercado alemán, cuyos pagos apenas se contraerán un 20%. En un término medio se sitúa Francia, ya que en el Cac la caída en las estimaciones de dividendo retroceden algo más del 30%. En el caso de la bolsa italiana el retroceso en un año es del 27%.
Esta diferencia entre países se debe fundamentalmente a la distribución sectorial. En el caso concreto de España, el elevado peso de la banca ha supuesto un fuerte golpe para los pagos del índice, ya que en 2019 supusieron el 28% del total. A esto habría que sumarle otros recortes importantes como el de Inditex y la decisión de otras empresas como Telefónica de volver a pagar el dividendo en scrip.
La falta de rentabilidad en otros activos
Uno de los argumentos más esgrimidos para destacar el atractivo de la bolsa con los múltiplos disparados y una rentabilidad por dividendo cada vez más baja es la falta de rentabilidad en otros activos, un argumento que sigue vigente. Con el bono alemán a 10 años ofreciendo intereses negativos, los pagos del EuroStoxx ofrecen una prima de unos 340 puntos básicos, muy por debajo de los picos alcanzandos en otros momentos pero por encima de la media de los últimos 10 años. Pero los recortes de dividendos de este año han demostrado que es más rentable para el inversor buscar pagos sostenibles a aquellos que simplemente son elevados.
"Las estrategias de dividendo se han quedado rezagadas, con los pagos sufriendo una presión muy severa y con muchas firmas de alta rentabilidad recortando o cancelando sus abonos. Las estrategias de calidad han navegado mejor esta crisis, evitando los peores recortes y teniendo mejor comportamiento", indican en Société Générale.