
Los 2.927 puntos. Esa es la cota que debe superar el EuroStoxx 50 en un cierre de semana para alejar los riesgos bajistas. Algo que ya ha conseguido esta semana pero que con el tropezón de ayer vuelve a estar en entredicho.
Y es que, desde el punto de vista técnico, el hueco que abrió el índice sesiones atrás es "semanal, por lo que es preciso que sea cerrado al término de un viernes para que se cancelen sus connotaciones potencialmente bajistas", indica Joan Cabrero, asesor de Ecotrader. De momento, Wall Street sigue apoyando, ya que el S&P 500 aún está a más de 5% de perder su soporte.
"En cuanto al otro lado del Atlántico la presión compradora comience a encontrar dificultades para seguir sosteniendo los avances y comience una fase de consolidación o corrección de parte de su última y fuerte subida, las bolsas europeas van a sufrir muy probablemente una fuerte presión vendedora que las lleve a buscar la zona de mínimos del año", arguye Cabrero.
Y, desde luego, los datos para reforzar estas subidas no acompañan. Ayer se conocía que Estados Unidos suma 2,438 millones de nuevas peticiones de subsidios por desempleo. Por tanto, desde mediados de marzo, la destrucción de empleo suma 38,5 millones en la primera economía del mundo.
Por si la propia situación económica no fuese suficiente, el presidente estadounidense Donald Trump, sigue echando leña al fuego en su batalla contra China. A este respecto, esta semana ha vuelto a arremeter contra China a cuenta de su gestión de la pandemia y ha asegurado que las autoridades del país asiático podrían haber detenido "la plaga" pero "no lo hicieron".
En el caso de Europa, los primeros indicadores de actividad de mayo de la zona euro confirmaron que la caída libre de la producción ha cesado y tocó fondo en abril. Sin embargo, el panorama económico no está ni mucho menos claro. Existe una probabilidad alta de que la demanda siga extremadamente débil durante un periodo prolongado.
Quién ya está entre la espada y la pared es Argentina, que planea ampliar el plazo para negociar con los acreedores su plan de reestructuración de deuda por valor de 68.000 millones de dólares, que vencía este viernes, hasta principios de junio. El Gobierno de Alberto Fernández alegará que ambas partes necesitan más tiempo para llegar a un acuerdo, según personas con conocimiento directo del asunto. Esta decisión aboca al país a caer en un nuevo default técnico en medio de las negociaciones.