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Las víctimas de la debacle que está viviendo el barril de petróleo no dejan de aumentar. Si las petroleras ya caen un 45% como consecuencia de la caída de los precios de la materia prima, otras firmas como Applus, de inspección, ensayos y certificación, entre otros a este sector, no está siendo menos.
Tras el sorprendente comportamiento de la referencia estadounidense ayer, el West Texas, que llegó a cotizar a -37,6 dólares (esto es que se paga a los inversores por comprar crudo), Applus está sufriendo un castigo en bolsa que ha llegado a ser del 8,5%. Repsol, como no podía ser de otro modo, también está protagonizando importantes caídas.
Como recordaba hace unos meses Andrés Bolumburu, de Banco Sabadell, a elEconomista, "el negocio expuesto al petróleo es el mayor de sus segmentos, con cerca de un 40% de los ingresos". Con este nuevo descenso, sus títulos acumulan en bolsa un retroceso de más del 50%. A mediados de marzo el grupo indicó que "aunque esperamos que la mayoría de nuestros mercados finales tenga algún impacto debido, bien a la situación del Covid-19, bien al bajo precio del petróleo, bien a ambas, igualmente confiamos en ser capaces de gestionar los costes cuándo y dónde proceda".
El consenso de mercado que recoge FactSet ya ha recortado su previsión de beneficio para este año en un 18% y ahora espera que gane unos 60 millones de euros. La empresa dará a conocer cómo le ha ido el primer trimestre del año a mediados de mayo. Applus ha sido una de las firmas del mercado español que ha cancelado su dividendo.
Qué ocurre con el petróleo
Tras el acuerdo de la OPEP parecía que el problema de los precios del petróleo iba camino de solucionarse. No obstante, la caída de la demanda ha provocado un gran excedente de oferta y el inconveniente ahora es que no hay sitio físico para guardar el crudo.
Así, si un inversor en futuros sobre el petróleo no consigue cerrar un acuerdo y vender el derivado antes de que venza, cosa que ocurre al cierre de este día 21, el contrato se ejecuta y a cambio de su dinero se le guarda el petróleo en el almacén de Cushing, Oklahoma, que al ritmo al que se está llenando en las últimas semanas, durante el mes de mayo alcanzará toda su capacidad. Razón por la que ayer los inversores huyeron despavoridos.
"Una caída tan brusca en el precio del petróleo podría causar una desaceleración rápida de la inflación global y algunos países pueden incluso sufrir deflación como consecuencia de esto. Es un dolor de cabeza que los bancos centrales y los gobiernos no necesitan en este momento, ya que intentan mantener sus economías a flote durante la crisis", indica Adam Vettese, de eToro.