Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Y en 2020 más subidas? La tripulación del barco bursátil debe coordinarse para no encallar

  • Tras un 2019 excepcional se deben confirmar las buenas perspectivas
  • La guerra comercial sigue siendo la gran amenaza para el mercado
La bolsa, en manos de los bancos centrales y los gobiernos

Cuando arrancó el año 2019 nadie o casi nadie esperaba un año bursátil como el que ha tenido lugar. Los bancos centrales salieron a rescatar a los inversores -aunque el posicionamiento ha hecho que muchos se hayan perdido el rally- y ahora de cara a 2020 el sentimiento es mucho más positivo.

La última encuesta de BofA refleja que el temor a una recesión ha desaparecido entre los gestores y, de hecho, el porcentaje de encuestados que espera que el próximo año la economía crezca más que el anterior se sitúa en máximos históricos. Sin embargo, este optimismo desbordante todavía no se refleja en los datos macro, que necesitarán confirmar las expectativas para que tras un año excepcional el barco no acabe encontrándose de frente con los iceberg que han amenazado su estabilidad.

"Las expectativas de crecimiento son el catalizador fundamental del precio de los activos y deuda y bolsa se mueven en la dirección del momento de actividad. Con la mejora de las expectativas macro las bolsas rebotaron. Y aunque este movimiento puede parecer excesivo todavía teniendo en cuenta los datos, este ha seguido la senda de otros rebotes en el PMI, lo que sugiere que podría haber más alzas si se confirma su estabilización y su subida en 2020", argumentan desde Barclays. 

Los bancos centrales fueron el salvavidas al que se asieron los mercados en 2019 -el porcentaje de estos aplicando políticas expansivas se situó en máximos de 2009-, lo que ha permitido que un año de crecimiento anémico haya sido uno de los mejores de la década para el mercado. Así, para que en 2020 el barco no acabe encallando entre las distintas amenazas globales, será necesario que todos los capitanes dirijan la nave en la misma dirección.

"Después de llevar el testigo todo lo lejos que han podido durante la última década, los bancos centrales parecen cada vez más agotados y será determinante la forma en la que los gobiernos afronten cuestiones como el crecimiento, la desigualdad y la evolución demográfica durante la próxima década", indican desde Fidelity. Después de que los bancos centrales hayan cumplido con su parte, habrá que esperar a que Donald Trump y Xi Jinping remen en la misma dirección y no decidan hacer zozobrar el barco.

¿Cuánto han caído los riesgos?

Durante los últimos 12 meses el multiplicador de beneficios a un año de la bolsa de EEUU y de Europa se ha encarecido un 25% al tiempo que se desvanecía la preocupación por los riesgos a los que se enfrentaba el mercado. El S&P 500 cotiza a 18 veces su beneficio, una prima del 14% frente a la media de los últimos 20 años -en las 15,8 veces- y el Stoxx 600 lo hace en las 15 veces, un extra de casi el 10% en contraste con las 13,7 veces en las que lo ha hecho de media desde 1999.

Así, esas amenazas siguen latentes -aunque en menor medida- y los inversores deberán afrontar un 2020 que difícilmente será tan plácido como 2019. "Aunque disminuyan la guerra comercial entre EEUU y China y la incertidumbre del Brexit, es poco probable que 2020 salga tan bien parado como 2019. Está latente una campaña presidencial polarizada en EEUU, hay presión de los márgenes, una elevada deuda y esto sin mencionar los acontecimientos políticos inesperados, lo que pondrá a prueba los nervios de los inversores", señalan desde Credit Suisse.

Para 2020 los analistas pronostican un crecimiento de los beneficios de doble dígito a uno y otro lado del Atlántico. Pero lo cierto es que, de media, el consenso suele ser 7 puntos porcentuales demasiado optimista, según datos de UBS, lo que podría hacer que ese aumento de beneficios se vaya diluyendo. "Dado que pensamos que la economía perderá gas en la segunda mitad del año, la volatilidad debería repuntar y los activos de riesgo dependerán de otra expansión de múltiplos. La Fed todavía tiene espacio en su política monetaria y hemos aconsejado comprar en las caídas para subir la exposición a bolsa. En resumen, pensamos que unos retornos moderados son plausibles y que sean estelares es menos probable, principalmente debido a que los beneficios se están estancando y las recompras también", indican en Citi.

La bolsa o nada...

Una de las grandes bazas de las bolsas de cara a 2020 es la escasa rentabilidad que ofrece la renta fija,  que nunca ha sido fija pero que ahora tampoco ofrece un interés, lo que hace que la bolsa ofrezca una oportunidad mucho más atractiva. Frente al dividendo estimado del 2,5% para el MSCI World para 2020, la deuda global ofrece un rendimiento inferior al 1,5%. Esta brecha es aún más acentuada en la eurozona, donde las políticas del BCE han evaporado cualquier atisbo de rentabilidad en los bonos.

Frente al dividendo estimado del 2,5% para el MSCI World para 2020, la deuda global ofrece un rendimiento inferior al 1,5%

"Mantenemos un elevado grado de confianza en la continuidad de la expansión económica global, en que las bolsas continúan ofreciendo recorrido, que los precios de los activos inmobiliarios no corres riesgos relevantes y en que el ajuste en los bonos será progresivo e intensivamente monitorizado por los bancos centrales. En ese contexto, el principal problema sigue siendo la identificación de activos que ofrezcan rentabilidades decentes sin la necesidad de correr riesgos indecentes. Y ahí es donde entran en juego las bolsas", apuntan en Bankinter.

Durante el ciclo alcista que comenzó en los mínimos de marzo de 2009, Estados Unidos ha sido el gran protagonista y ahora hay quien cree que la bolsa del país podría quedarse rezagada, si bien este es un pronóstico que se ha repetido en los últimos años y que no ha llegado a cumplirse. "Vemos el mayor potencial en mercados donde hay un camino más claro para llegar al crecimiento de beneficio previsto (emergentes y Japón) o espacio para expansión de múltiplos si cae el riesgo político (Europa). Y ninguno de estas dos posibilidades está en juego en EEUU", indican en Morgan Stanley. 

Otra de las bazas ganadoras con las que cuenta la renta variable es el hecho de que una parte importante de los inversores se hayan perdido la subida de este año, lo que puede animar los flujos de fondo y darle otro impulso a las bolsas. "En teoría, la mejora en el sentimiento y en los datos debería estar ya en precio, pero en realidad los asignadores de activos han infraponderado la renta variable durante todo el año. Así, se puede crear una dinámica en la que el miedo a perderse la subida haga que los flujos empiecen a seguir los datos macro en lugar de que los mercados los pongan en precio por anticipado. Así, las acciones tienen potencial para superar las expectativas inferidas por los fundamentales en los primeros trimestres del año a medida que la economía se va estabilizando", concluyen desde Citi.

La cara y la cruz

El gran viento en contra que encuentran los analistas a la hora de dibujar sus perspectivas es la volatilidad que imprimen las noticias sobre la guerra comercial y la imprevisibilidad de los mensajes que envía Donald Trump al mercado a través de sus declaraciones. "La gran fuente de incertidumbre es la guerra comercial y su impacto en el sentimiento y, por lo tanto, en la inversión, con consecuencias de largo plazo para la cadena de valor y la tendencia de crecimiento", explican en Unicredit, donde consideran que hay "un riesgo de escalada por parte de Trump si busca un chivo expiatorio que culpar de la ralentización de la economía de EEUU y también existe la posibilidad de que se retiren aranceles como una forma de declarar la victoria en su guerra comercial pública".

Mientras los banqueros centrales han conseguido enderezar el rumbo del barco y esquivar el iceberg de la recesión, cualquier bandazo de Trump podría dar al traste con todos los progresos realizados. Mientras, la sorpresa positiva -sobre todo para Europa- sería un estímulo fiscal más grande de lo esperado. "Probablemente el BCE ha agotado la mayor parte de su artillería monetaria. Esto ha provocado que haya un mayor interés en la política fiscal, con más voces en el espectro político y financiero hablando a favor de ello", explican desde Barclays. En el banco británico calculan que estos estímulos sumarán un 0,4% al PIB de la eurozona, el mayor nivel desde el año 2009, si bien reconocen que son fundamentalmente los Países Bajos y Alemania quienes tienen margen para aplicar estas políticas. "Aunque somos conscientes de que la mejora en los últimos datos macro pueden actuar como un tope para que haya ese impulso fiscal, al menos este puede ser una opción para frenar el deterioro en la economía si esta no se recupera tan pronto como se espera", indican desde la entidad.

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