
La inversión de la curva de rendimientos volvió a tronar el jueves sobre Jackson Hole (Wyoming, EEUU) , donde anualmente peregrinan los funcionarios de la banca central patria y mundial, en busca de respuestas a las múltiples incógnitas monetarias. Precisamente, en esta ocasión, los retos en este tipo de políticas se han convertido en el titular de la última edición de este encuentro.
De ahí que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se muestre algo incómodo en su discurso de este viernes, donde mostrará un doble rasero. Por un lado, no enfoscar aún más a colegas como Esther George, presidenta de la Fed de Kansas City, o su homólogo en la Fed de Filadelfia, Patrick Harker, que el jueves han reiterado que los tipos deben mantenerse entre el 2% y el 2,25% durante algún tiempo.
Sin embargo, con el runrún del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, trillando hasta la saciedad un rebaja de hasta un punto porcentual y más del 90% digiriendo un recorte de 25 puntos básicos el 18 de septiembre, el presidente de la Fed tendrá que hilar fino.
A su favor para dejar de disfrazar como un mero ajuste o recalibración de su política lo que puede postularse ya como el inicio de un nuevo ciclo monetario hay tres factores. En primer lugar, la incertidumbre generada por las tensiones comerciales está lejos de ser resuelta y podría escalar rápidamente. Por otro, los síntomas de una incipiente recesión en Alemania y el decepcionante crecimiento global siguen en aumento; y por último está la inversión persistente de la curva de rendimiento entre el bono a 10 años y el de dos años.
"Los tres se han deteriorado desde la reunión de julio", concluye Andy Schneider, economista de BNP Paribas, quien estima que la Fed recortará tasas en 25 puntos el próximo mes y también en diciembre, dejando, además, otro recorte adicional en el segundo trimestre de 2020.
El déficit presupuestario de EEUU alcanzará el billón de dólares en el año fiscal 2020
Dicho esto, George dejó claro durante una entrevista con la CNBC que, con una tasa de desempleo muy baja, el aumento de los salarios y una inflación manteniéndose cerca del objetivo, "la Fed está una buena posición en relación a los mandatos que debe cumplir".
Aún así, las condiciones de la economía estadounidense se tambalean. Está previsto que el déficit presupuestario alcance el billón de dólares durante el año fiscal 2020, esfumando cualquier esperanza de un estímulo fiscal en ciernes.
Precisamente, el efecto del recorte del impuesto de sociedades se desvanece y las recompras de acciones, motor de la renta variable americana, avanzan a su ritmo más lento en 18 meses. Al mismo tiempo, esta semana, el Departamento de Trabajo indicó que la economía generó medio millón menos de empleos en 2018 y a principios de 2019 de lo proyectado.