
La deuda americana activó este miércoles una de las señales de alarma que más se ha temido durante los últimos años. La curva de intereses de la deuda del país se ha invertido, un muy mal presagio para la economía, teniendo en cuenta que en el pasado ha sido un indicador fiable de recesión en la economía estadounidense.
En los últimos 30 años, la curva se ha invertido en cinco ocasiones: en 1978, 1980, 1989, 2000 y 2006, y en todos los casos el país ha caído en recesión menos de dos años después.
La inversión de la curva es una situación anómala por la cual la deuda de corto plazo del Tesoro estadounidense, en este caso la que vence en un periodo de 2 años, ofrece más rentabilidad que la deuda a 10 años –también ocurrió en la curva del Reino Unido–.
Esto ocurre cuando los inversores acuden a comprar estos últimos títulos, con vencimientos más largos, y dejan de lado los de más a corto plazo. Lo hacen porque creen que les va a salir más rentable dejar el dinero aparcado en un periodo de tiempo más largo, aunque de menos rentabilidad, en lugar de invertirlo en un activo que vencerá mucho antes. Lo que descuentan es que, cuando lo tengan que volver a comprar, el bono a corto plazo ofrecerá una rentabilidad menor, ya que la Reserva Federal se habrá visto obligada a bajar tipos por un frenazo de la economía.
Los bonos a largo plazo ganan atractivo en esa situación frente a los de corto, ya que los inversores cuentan con que a los primeros no les afectan tan directamente los tipos de referencia de Fed. Así, la curva invertida es una señal de que el mercado descuenta una bajada de tipos de interés.
Los bancos endurecen sus condiciones cuando ven que la curva se invierte
Hay un debate en el mercado que discute si es la propia curva invertida la que genera la recesión, más que ser un indicador de que ésta se aproxima. Las encuestas de la Fed a los bancos americanos muestran que desde 1990 éstos han endurecido las condiciones financieras cuando la curva se invierte, algo que contribuye a enfriar la economía.
Sea primero el huevo o la gallina, es indiferente: la realidad es que en 30 años la curva no ha fallado y que la señal de recesión es ahora clara en el horizonte.