De nuevo agosto y de nuevo una devaluación del yuan. Como ya ocurrió en 2015, Wall Street tiembla en pleno verano ante la decisión de China de dejar caer su divisa para contrarrestar el efecto de los aranceles de Estados Unidos a las importaciones de sus productos. En su peor sesión de 2019, el S&P 500 se dejó un 2,98%, hasta los 2.844 puntos, el Dow Jones un 2,90%, hasta los 25.718, y el Nasdaq 100 un 3,47%. Los cerca de 85 puntos que borró el principal índice de la bolsa norteamericana le acercan un 4% a la zona de compra que identifica el equipo de analistas de Ecotrader, en los 2.725 enteros, que se corresponden con los mínimos de principios de junio.
"Estamos asistiendo en las últimas sesiones a un potente giro bajista que ha provocado la pérdida de soportes de forma generalizada, que advierten del comienzo de un proceso bajista que debería ser similar al que vimos en mayo", explica Joan Cabrero, director de análisis del portal de estrategias de inversión de elEconomista, quien detalla que las caídas podrían llevar al S&P 500 a buscar la zona de los 2.800 puntos y no descartamos incluso que vaya a los mínimos de junio en los 2.725 puntos, que son el origen del último y potente alza y cuyo alcance los veríamos como una oportunidad para comprar".
"Por el momento no recomendaríamos tratar de aprovechar eventuales rebotes", continúa el estratega de Ecotrader. Y es que las incertidumbres se han multiplicado con el movimiento del gigante asiático. El banco central chino dejó este lunes que el yuan superara la barrera del valor de cambio de siete a uno frente al dólar por primera vez en más de una década, en una señal de que Pekín podría estar dispuesto a tolerar una mayor debilidad de su moneda ante la escalada de la disputa comercial con Estados Unidos.
Ecotrader: "Por el momento no recomendaríamos tratar de aprovechar eventuales rebotes"
¿Qué significa esta devaluación? Además de un abatamiento de los productos chinos denominados en dólares, supone una rendición. "El hecho de que hayan dejado de defender los siete yuanes frente al dólar sugiere que casi han abandonado las esperanzas de un acuerdo comercial con Estados Unidos", ha señalado Julian Evans-Pritchard, economista de Capital Economics.
Como de costumbre, el presidente Donald Trump no ha tardado en reaccionar. El mandatario ha criticado la decisión de China de permitir que el yuan caiga por debajo del nivel clave de siete unidades por dólar por vez primera en más de una década, calificándola como una "gran violación", al tiempo que encontró otra excusa para cargar contra la Reserva Federal.
"China desplomó el precio de su moneda a un mínimo casi histórico. Eso de se llama 'manipulación cambiaria'. ¿Está escuchando la Reserva Federal? ¡Es una gran violación que debilitará mucho a China con el tiempo!", tuiteó Trump.
Fuga de capitales y más incertidumbre
"Se acerca un tsunami". "Las consecuencias de romper los 7 yuanes por dólar son tremendas". Son solo un par de reacciones de analistas durante las últimas horas, pero la alarma que destilan resumen bien el desasosiego que recorre el mercado. La decisión tomada por China este lunes de dejar caer al yuan para elevar la competitividad de sus productos y contrarrestar el efecto de los aranceles de Estados Unidos en sus exportaciones acarrea serios riesgos para la economía global: como una fuga de capitales del gigante asiático, una escalada de la guerra comercial que debilite aún más un crecimiento económico ya en plena desaceleración o un incremento de la incertidumbre entre los inversores y un descenso de la confianza empresarial.
"China parece estar posicionándose para una guerra comercial más severa", advierte el equipo de expertos del departamento de análisis de Bloomberg, que explica que la devaluación implícita de la moneda de este lunes, que cayó a mínimos no vistos desde 2008, más allá de los 7 yuanes por dólar, "sugiere que está tratando de amortiguar un choque más severo", así como la amenaza de romper el acuerdo de comprar productos agrícolas norteamericanos. "El yuan puede depreciarse a 7,5 por dólar si el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumple con su amenaza de aplicar aranceles de hasta un 25% en otros 300.000 millones de dólares en productos chinos", destacan desde Citi.
"China parece estar posicionándose para una guerra comercial más severa"
"El mayor daño de la guerra comercial es el aumento de la incertidumbre, que perjudica la actividad empresarial y la confianza, en lugar de los aranceles en sí mismos", reflexiona Wang Tao, economista de UBS en China, quien considera que, por esta razón, "un yuan más débil hace poco para compensar el golpe". Desde que comenzó el conflicto arancelario, la divisa asiática se deprecia un 11,5%.
La reacción de este lunes en los mercados muestra los riesgos crecientes. Ya ocurrió tras la devaluación de agosto de 2015 y también en enero de 2016 -ver gráfico-. El Dow Jones perdió más de un 10% en la primera ocasión y un 6 en la segunda, arrastrando al resto de índices.
Los analistas coinciden en que "los controles más férreos y estrictos deberían ayudar a prevenir otro éxodo", pero admiten que "la depreciación del yuan refleja la salida de capitales de China" y también exporta deflación al resto de la economía mundial". Además, genera un relato propicio para que Trump siga presionando a la Reserva Federal (Fed) para que sea más agresiva en el ciclo de bajada de los tipos de interés y debilite al dólar.
Refugio en deuda y oro
Los bonos norteamericano y alemán a diez años y el oro han vuelto a acaparar el interés de los inversores ante las turbulencias de los mercados. La depreciación del yuan y su presión sobre el dólar han servido para que estos activos se conviertan de nuevo en el refugio del dinero más temeroso, ante la escalada de una guerra comercial que se va recrudeciendo día a día.
La demanda de deuda de Estados Unidos ha llevado la rentabilidad de estos títulos a diez años al 1,76%, su nivel más bajo desde finales de 2016, pocos días antes de que ganara Donald Trump las elecciones presidenciales, mientras que el Bund alemán se ha situado en el -0,516%, ligeramente por debajo del -0,49% con que cerró la semana pasada, su mínimo histórico.
Por su parte, el oro ha tocado los 1.465 dólares manteniendo su tendencia alcista en 2019, que se encuentra en máximos no vistos desde hace seis años, gracias a la inversión de bancos centrales y otros inversores institucionales.
En el caso de la deuda alemana, el mal dato del índice manufacturero en la considerada locomotora de Europa durante el mes de julio, donde se ha situado en 50,9, puntos -a un paso de lo que se consideraría contracción y por debajo de los 51 puntos por primera vez desde junio de 2013- ha acentuado esa búsqueda de refugio, pese a que la deuda alemana a 30 años entró el viernes por primera vez en terreno negativo, y se sitúa ahora en el -0,224% de rentabilidad.
Los bonos soberanos europeos de países como España y Portugal también han vuelto a ver mínimos de rentabilidad, al situarse en el 0,24 y el 0,28%.