Las cifras no dejan lugar a dudas: los bienes raíces son la mayor reserva de riqueza en todo el mundo. El valor global de los activos inmobiliarios superó en 2020 los 326 billones de dólares según Savills, un proveedor de servicios inmobiliarios. Un nuevo récord histórico impulsado por el crecimiento del sector residencial, que representa el 79% del valor total del mercado.
En los últimos meses el precio de la vivienda ha crecido en la mayor parte de los países, sin duda ayudado por la expansión del teletrabajo desencadenada por la pandemia de covid-19. En la Unión Europea, "la vivienda se presenta como un activo refugio con un aumento inusitado de la demanda y con repuntes de precio en Europa, tras el parón de 2020, que duplican el valor de la tasa anual media de los últimos 10 años", explica el profesor Juan Carlos Higueras en el informe El mercado inmobiliario pos-covid-19. ¿Inversión rentable o nueva burbuja?
España es, además, uno de los países con mayor atractivo para los inversores. La sexta edición del informe Active Capital elaborado por la consultora inmobiliaria británica Knight Frank apunta que nuestro país será uno de los cinco destinos principales de la inversión inmobiliaria en la región EMEA –Europa, Oriente Medio y África– en 2022, solo por detrás de Reino Unido, Alemania, Francia y los Países Bajos.
La inversión en inmobiliario creció un 62% en el tercer trimestre, hasta los 2.628 millones de euros
En nuestro país la inversión en el sector inmobiliario creció un 62% en el tercer trimestre de 2021 respecto del mismo periodo del año anterior, hasta los 2.628 millones de euros, según la consultora especializada CBRE. En los nueve primeros meses del año acumula un volumen de 7.842 millones, lo que significa un alza del 16%.
Sin embargo, no siempre es fácil acceder al mercado inmobiliario, pese a la abundancia de oportunidades. La inversión en ladrillo requiere un desembolso inicial que no está al alcance de todos los bolsillos. En consecuencia, muchos potenciales inversores acaban por tirar la toalla y destinar su dinero a fondos de inversión o productos del mercado de valores que entrañan riesgos sustancialmente mayores. Por fortuna, la tecnología ya ha empezado a cambiar las cosas.
La combinación de software de gestión, realidad virtual, domótica, IoT (internet de las cosas) y big data está detrás del auge del proptech –property technology–, una tendencia innovadora que arrancó en Reino Unido a comienzos del siglo XXI. En este campo, el crowdfunding inmobiliario está despuntando como una de las modalidades con mayor recorrido. Pero ¿en qué consiste?
Las plataformas de financiación participativa o crowdfunding presentan una doble ventaja: por un lado, permiten al inversor minorista participar en proyectos inmobiliarios que de otra manera le estarían vedados; por otro, representa una alternativa para que los promotores puedan llevar a cabo sus proyectos en un momento en que la banca está elevando sus restricciones al crédito inmobiliario.
La unión hace la fuerza
Así, plataformas como Urbanitae se han convertido en la mejor alternativa para reunir a promotores que buscan financiación –a menudo evitando requerimientos y gestiones no relacionadas con la viabilidad del proyecto– y a pequeños inversores interesados en nuevas fórmulas de rentabilizar su dinero. Además de unificar a muchos pequeños inversores para que logren el músculo financiero necesario para poder invertir en grandes proyectos inmobiliarios, estas plataformas analizan, auditan, y estructuran las operaciones de forma profesional y explican con transparencia los riesgos aparejados a la inversión, así como los plazos y la rentabilidad esperable.
Provistos de toda la información relevante, son los inversores minoristas los que deciden si participan o no en los proyectos que antes quedaban reservados para grandes inversores institucionales –y obtener rentabilidades atractivas–. En definitiva, plataformas de crowdfunding inmobiliario como Urbanitae ayudan a democratizar la inversión y rentabilidad en el sector inmobiliario, facilitando el flujo de capital en ambas direcciones (inversor-promotor) y a todos los niveles (grandes y pequeños inversores).
Buena muestra de las ventajas de esta fórmula de inversión son los datos de su evolución reciente y perspectivas. En la Unión Europea (UE) se espera que este sector crezca a una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 33,4% entre 2020 y 2028. Con un volumen de negocio cercano hoy a los 7.000 millones de euros, la previsión es que supere los 93.600 millones de euros para 2028, según Research and Markets, una firma de investigación de mercados.
En España la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es el organismo encargado de regular, supervisar e inspeccionar a las plataformas de crowdfunding inmobiliario, que suman un total de 27. Según la última edición del informe Financiación participativa (crowdfunding) en España, elaborado por Universo Crowdfunding –una consultora especializada en financiación participativa– en colaboración con la Universidad de la República (Uruguay) y la Universidad de Jaén, el crowdfunding recaudó en España 167.029.927 euros en 2020; el crowdfunding inmobiliario fue el tercer sector más activo en este campo, con una recaudación superior a los 29,3 millones de euros.
El crowdfunding inmobiliario se consolida como una forma de invertir en el ladrillo diferente y muy atractiva por el rigor y la facilidad que ofrece a inversores y promotores. Es de esperar que las cifras de 2021 confirmen su tendencia al alza.