Industria

El precio desbocado del gas se cobra 1.300 empleos en el sector azulejero

  • Pamesa, Halcón, Belcaire, Todagres y Saloni ya han acordado o negocian despidos
  • Los Ertes se han contagiado a las esmalteras y proveedores de otros sectores
Trabajadores junto a los hornos de una fábrica cerámica.
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Antes de que comenzaran a caer bombas sobre Ucrania la industria del azulejo ya había percibido el cambio de la dirección del viento en su actividad. Pese a que las fábricas aumentaron durante los meses previos su producción y sus stocks de materia prima como arcillas y minerales, que antes de la guerra importaba de ese país, esas medidas no han paliado el efecto más devastador: la subida sin fin del gas natural que utilizan sus hornos.

Las cifras hablan por sí mismas. La factura del gas de 2022 de las cerca de 200 empresas del sector ascenderá a cerca de 2.130 millones de euros, un 214% más que un año antes, en que los precios de enero a diciembre también se habían más que triplicado. Si se añade la electricidad, que también se ha incrementado más de un 60%, y los derechos de emisión de CO2, en total el sector ha tenido que destinar casi 2.700 millones de euros a estos costes.

"De 2 euros que facturamos, 1 lo destinamos a energía, es imposible sacar adelante cualquier empresa", resumía recientemente el presidente de la patronal sectorial Ascer, Vicente Nomdedeu. La caída de la producción es una realidad que se ha acentuado especialmente desde el verano.

Las plantas de Castellón, el mayor fabricante por metros cuadrados de Europa, terminarán el año con un descenso del 15%, el primer gran desplome desde la crisis por la burbuja inmobiliaria. Frente a esta delicada situación, para Ascer las ayudas del Gobierno de Pedro Sánchez son insuficientes y se quedan cortas si se comparan con países como Italia, el gran rival europeo.

Cascada de Ertes

Sus consecuencias ya son evidentes con la proliferación de expedientes de regulación temporal de empleo (Erte), con casi 90 tramitados a lo largo de este año que se han extendido con un efecto dominó por el sector. Estos ajustes han incluido a más de 9.800 trabajadores de las 17.000 personas que emplea esta industria.

En la lista se encuentran grandes grupos del sector, como varias de las filiales del mayor fabricante español, el grupo Pamesa de Fernando Roig; Marazzi Iberia, la fábrica en España del mayor grupo mundial de cerámica, la estadounidense Mohawk; o marcas históricas como Grespania.

"Los Ertes se van a convertir en ERE porque esto ya no es coyuntural y la situación de la tesorería de muchas empresas está al límite", en palabras del presidente de Ascer, que prevé que los dos próximos años se mantendrá una coyuntura de precios de la energía elevados. Una visión en la que coinciden los sindicatos. "Muchas empresas llevan todo el año aplicando Erte y el año que vienen no podrán aguantar sin medidas más traumáticas", reconoce Antonio Durán, de UGT.

Golpe a los más débiles

La pérdida de empleo ya ha llegado a los eslabones más débiles de la industria azulejera. El pasado verano quebraron dos pequeñas empresas del sector, Eneacer y Struker Porcelánico, incapaces de aguantar financieramente el coste de la factura de gas. Otra empresa que acumulaba pérdidas desde hace años, la histórica Todagres, del grupo murciano Fuertes, también tiraba la toalla, con su cierre definitivo y un ERE para sus más de 160 trabajadores.

Pamesa también optó por el cierre de Azulejera Alcorense, uno de los activos menos rentables de la que había sido su última adquisición un año antes, el grupo Azuliber. En su caso redujo los despidos anunciados al recolocar a 53 de los 76 empleados afectados en otras filiales. Otro de los grandes grupos que recurrió al ERE, Halcón Cerámica, ha reducido los despidos durante las negociaciones: de 185 puestos iniciales a 94 finalmente.

Esos recortes no han sido los últimos. Cerámicas Belcaire, antigua filial de Roca que fue adquirida por otro de los mayores productores mundiales, el mexicano Lamosa, también ha iniciado el proceso para reducir su plantilla de 220 trabajadores en entre 30 y 40 empleos. El último en sumarse a las medidas drásticas ha sido el grupo británico Victoria, dueño de Keraben, Saloni e Íbero, que además a prolongar su Erte ha anunciado su intención de dejar la producción en Saloni y mantener sólo su actividad logística y comercial. Una medida que afectaría a 200 trabajadores según fuentes sindicales, si bien las salidas aún no se han cuantificado

Todo apunta a que el inicio de 2023 será un nuevo punto de inflexión. Según un estudio elaborado por PwC para Ascer, se estima que el sobrecoste del gas supondrá 1.370 empleos menos en las fábricas cerámicas este año. Y ese es solo una parte del impacto total en el empleo, ya que considera que habrá 3.232 empleos indirectos menos, además de un recorte de otros casi 1.300 puestos en empleo inducido.

Efecto contagio

De hecho, el efecto contagio ya se puede palpar en la principal industria auxiliar de las azulejeras, los proveedores de fritas, esmaltes y colores cerámicos. Una actividad que se ha concentrado a nivel prácticamente mundial en Castellón, con una veintena de empresas que se encuentran mayoritariamente en manos de seis grandes holdings, y que también tienen una fuerte dependencia del gas como fuente de energía para sus hornos. A los Ertes de la filial de la italiana Colorobbia y Esmaldur se ha sumado el líder mundial, Altadia, controlado por Carlyle, con un expediente para cerca de 1.000 empleados en varias de sus sociedades.

La crisis ya ha traspasado las fronteras del sector y ya se percibe en otras industrias. Ante la caída de la actividad de sus principales clientes cerámicos, empresas como el fabricante de envases Cartonajes La Plana también han tenido que recurrir a los Ertes.

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