
DOW JONES
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Aunque las dos últimas sesiones han sido prácticamente planas aunque tirando a la baja, los selectivos estadounidenses no han conseguido esquivar las pérdidas en los primeros días del cuarto trimestre del año. Y es que, la semana ha estado marcada por las alzas del dólar y el crecimiento de aquellos que apuestan porque la Reserva Federal incrementará los tipos en su encuentro del próximo mes de diciembre.
El dato de empleo de Estados Unidos fue el protagonista de la jornada del viernes ya que se colocó en los 156.000 empleos, una cifra "benigna" a ojos de los expertos, que consideran que permitirá a la Reserva Federal no tener que plantearse una subida de tipos en la próxima reunión, que tendrá lugar antes de las elecciones en EEUU. El dato significa una mejora del empleo, aunque no cumplió con las expectativas. Al final, se incrementaron las previsiones de un incremento de las tasas en diciembre hasta el 66%, según los datos que pondera Bloomberg.
Un porcentaje que no ha dejado de crecer en la semana ya que han sido distintos los miembros de la Fed los que han advertido de la pertinencia de subir tipos antes de cerrar el año. Uno de los protagonistas ha sido el presidente de la Fed de Richmond, Jeffrey Lacker, que, tras dos ocasiones votando en contra del incremento de los tipos, señaló que la tasa de interés debería estar al menos en un 1,5% para contener la inflación.
Este dato no sentó bien a las bolsas a ambos lados del Atlántico, que se tiñeron de rojo con el Ibex 35 como principal perjudicado del Viejo Continente. En Estados Unidos, el Dow Jones cerró con una caída semanal del 0,37%, que le llevó a los 18.240,49 puntos mientras que el S&P 500 hizo lo propio un 0,67%, hasta los 2.153,73 puntos. El Nasdaq 100, por su parte, concluyó la primera semana de octubre en los 4.864,52 puntos tras depreciarse un 0,23%.
En el aspecto técnico, la semana no ha provocado "ningún cambio analítico destacable", señala Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader. El experto añade que para que este se produzca al alza tendríamos que ver como "el S&P 500 consigue batir resistencias de 2.180 puntos o el Russell 2000 consigue superar resistencias que presenta en los 1.262 puntos".
Todo ello ha coincidido en una semana en la que el Brent ha llegado a rozar sus altos del año, en los 51,7 dólares, subiendo más de un 12% desde el lunes. Por su parte, el West Texas recuperó los 50 dólares por primera vez desde junio. Y es que el crudo sigue celebrando el acuerdo al que llegó la Organización de Países Exportadores de Petróleo -OPEP- así como la quinta semana consecutiva de descensos en los inventarios estadounidenses.
Según publicaba el Departamento de Energía del gigante norteamericano, dichos niveles cedieron la semana pasada los 500 millones de barriles, no vistos desde enero. Ahora, Goldman Sachs espera que las subidas del Brent puedan frenarse en el entorno de los 55 dólares.
Mientras, la libra ha vivido su peor semana desde 2009 frente al euro, lo que ha contribuido a que la moneda inglesa se deje en este cruce casi un 18%, en el que está siendo su peor año desde 2008, los expertos de casas de análisis como HSBC Holdings y UBS no consideran que el par alcance la paridad hasta finales de 2017 aunque se encuentra en niveles no vistos desde 2011, los 1,11 euros. El desplome también le ha acompañado contra el dólar que con quien no perdía tanto desde la semana del referéndum. La causa es que todo parece indicar que las condiciones del Brexit serán más duras de lo esperado.
Otro de los grandes protagonistas de la semana ha sido el Banco Central Europeo. El martes, con el mercado europeo ya cerrado, desde Bloomberg se lanzó una filtración explicando que la entidad había empezado a debatir, y había llegado a un acuerdo, de que el final del QE tendría que llegar a través de un tapering, similar al que llevó a cabo la Fed en el año 2014. Esto dio un susto importante a la deuda europea y al euro, que ese día se disparó en minutos desde 1,114 hasta 1,122 dólares. El pasado jueves, el Banco Central Europeo volvió a salir al estrado al publicarse las actas de su última reunión. El mercado estaba expectante, después del torbellino que había generado el martes en renta fija, pero los documentos no dieron demasiadas pistas sobre el final del QE, más allá de que la entidad sigue dispuesta a retrasar su final, si es necesario.