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¿Qué esperar de 2018? Trump y Europa en el foco con el cambio climático de fondo

Theresa May y Donald Trump seguirán siendo protagonistas en 2018.

Durante su primer año de mandato, la Administración Trump ha relajado el multilateralismo y firmado acuerdos bilaterales sesgados de proteccionismo en clara posición de dominio. En el próximo ejercicio, Estados Unidos rebajará su inserción internacional al evitar, o retrasar, que la Organización Mundial de Comercio (OMC) reconozca a China como "economía de mercado" lo que reduciría a una quinta parte los aranceles medios que gravan los productos chinos al llegar a territorio USA; ha congelado 'sine die' la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio (TTIP) con Europa; pretende vaciar de contenidos a la OMC sobre resolución de conflictos. Este conjunto de medidas reducirán los intercambios comerciales mundiales y resucitarán fantasmas de catastróficas consecuencias provocadas por las políticas proteccionistas en el pasado siglo.

Si las magnitudes macroeconómicos del país han progresado, en gran medida ha sido gracias a las políticas que la Administración Obama puso en marcha, afianzadas por la "gestión tranquilad" de la FED en política monetaria de la mano de Janet Yellen, quien en febrero dejará su cargo.

Su normalizada actuación, con tres sucesivas subidas de tipos de interés en 2017, estabilizó los mercados y consolidó tanto el crecimiento del PIB como el empleo. Si la nueva política fiscal implica aumentos incontrolados de la Deuda Pública (como ocurrió con Reagan), se agravan los contenciosos comerciales o el petróleo tuviera un errático comportamiento, crecimiento y empleo se resentirían.

La situación de Alemania

Al otro lado del Atlántico, Europa espera anhelante la resolución de la situación política alemana. El hueco de liderazgo coloca el timón en manos del presidente francés. Los euroescépticos aprovechan la decepción de amplias capas sociales ante un sistema socio-económico que sólo parece beneficiar a una minoría.

La ausencia de gobierno en Berlín complica la puesta en marcha de proyectos de gran trascendencia económica como la unión bancaria, paralizando la dotación financiera para el Fondo Europeo de Resolución Bancaria y constituir un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos. La reciente cumbre se ha cerrado sin acuerdos de importancia e incrementado la inquietud ante la evolución económica.

Macron empuja la cooperación en seguridad, política exterior, inmigración, medioambiente, Europa digital y unión monetaria-económica. La interdependencia europea solventó profundas crisis y creó un colchón socioeconómico en forma de Estado del bienestar. La política econonómico-financiera propuesta pasa por un presupuesto para la eurozona, política fiscal común con nuevos impuestos medioambientales y digitales, y crear un Fondo Monetario Europeo, a imagen del FMI. El BCE acaba de revisar al alza sus previsiones de crecimiento del PIB e inflación y expresado su confianza en el crecimiento de la zona euro, lo que no descarta subida de tipos de interés en la segunda mitad del próximo ejercicio.

Negociaciones sobre el Brexit

Poco a poco las negociaciones sobre el Brexit avanzan y la volatilidad en los mercados de los primeros momentos ha pasado. La Unión Europea mantendrá la firmeza y la salida se hará de acuerdo con los compromisos asumidos por Londres, que no se descarta problemas políticos internos.

En China, el presidente Xi Jinping ha consolidado su fuerte posición interna y vuelto a apostar en un inmediato futuro por un crecimiento basado en el consumo y la innovación, con progresiva resolución de los desequilibrios mediante una eficaz gestión de recursos. China apuesta por la investigación básica y consolidación de plataformas y aplicaciones de inteligencia artificial. Con ello reforzará su ya posición preferente en arquitecturas de computación, con un enorme campo para extender los servicios financieros.

Un grave problema afecta al conjunto del planeta: el cambio climático. El abandono de Estados Unidos del Acuerdo de París es una pésima noticia, que precisa inmediatas, significativas y drásticas medidas para evitar lo irreversible. Los gobiernos deberían financiar proyectos de energía renovable, transporte e infraestructuras, sistemas urbanos y agricultura, así como proteger a las comunidades más afectadas por el calentamiento global. El reloj va en contra de la humanidad y las repercusiones económicas serán enormes.

Javier de la Nava / Profesor de Economía del Grupo CEF.- UDIMA

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