
Los barcos de gas natural licuado (GNL), supuestamente ecológicos, liberan a la atmósfera considerables cantidades considerables de metano, que es un fuerte gas de efecto invernadero. Así lo demuestra un estudio de la organización Transport & Environment (T&E) apoyado en el uso de imágenes infrarrojas.
El transporte marítimo está apostando por el uso barcos impulsados por gas natural, en sustitución de embarcaciones que usan combustibles fósiles, para conquistar la ansiada neutralidad climática. Sin embargo, según T&E, los políticos europeos están "jugando con fuego" al promover el uso de GNL, dado que el metano tiene un efecto de calentamiento sobre el clima 80 veces superior al del dióxido de carbono (CO2) para un periodo de 20 años.
A lo largo de toda la cadena de suministro del gas natural se producen escapes y fugas, pero el caso de la utilización de GNL fósil como combustible marítimo es especialmente problemático, pues las pérdidas se producen en los motores de los barcos.
Según datos proporcionados por la Organización Marítima Internacional (OMI), se estima que, en función del tipo de motor, entre el 0,2% y más del 3% del gas fósil se escapa en el proceso de combustión y se libera directamente a la atmósfera. Por eso, casi el 80% del GNL se quema en motores con peores resultados en términos de emisiones totales de gases de efecto invernadero que los motores tradicionales que utilizan fuelóleo. Una prueba de ello son las columnas de gas que se emiten al cielo y que permanecen en él durante mucho tiempo.
Investigación de dos barcos
La investigación de T&E utilizó una cámara de infrarrojos de última generación que cuenta con un filtro especial para la detección de hidrocarburos y se hizo en un día despejado de noviembre en el puerto de Rotterdam, el más grande de Europa.
Dado que el GNL suele contener metano en un 90%, cualquier combustible no quemado que se filtre a través del motor estará compuesto principalmente por este gas, que contribuye al calentamiento global.
El trabajo de T&E, eso sí, se limitó a dos barcos. En esta investigación se pudo observar con claridad emisiones de metano en cantidades significativas provenientes de las dos embarcaciones. El primero de ellos es el "Louvre", un portacontenedores de la naviera francesa CMA-CGM propulsado por GNL. "Las imágenes que se tomaron, y que fueron revisadas por la consultora de imágenes ópticas de gases TCHD Consulting, son la prueba de que se estuvieron liberando a la atmósfera emisiones considerables de hidrocarburos no quemados a través de sus tres chimeneas de escape, por encima de la embarcación y hasta fuera del marco del vídeo", argumenta T&E en un comunicado.
El segundo barco de GNL analizado fue el «Eco-Delta», una draga que excava y extrae la arena del fondo marino para despejar rutas marítimas. También se registraron emisiones de gases no quemados y parcialmente quemados junto a la liberación de metano desde dos chimeneas de escape calientes en la parte delantera de la embarcación.
El año pasado, los encargos por parte de los armadores de barcos de GNL superó los cuatro años anteriores juntos, pues en una carreara por descarbonizar la economía las soluciones sostenibles captan el interés de todo inversor y administración.
Transport & Environment denuncia que el lobby del sector del gas fósil continúa presionando para convertir el GNL en la solución "ecológica" del transporte marítimo argumentando que el nivel de escapes de metano es bajo. "Sin embargo, esta afirmación se basa únicamente en sus propios e interesados datos, asemejando cada vez más una especie de metano-gate, que nos recuerda el famoso escándalo diesel-gate", apunta.
La solución en el hidrógeno verde
El año pasado, la Unión Europea propuso objetivos de intensidad de carbono para los combustibles marinos que obligarían a los armadores a abandonar el fuelóleo pesado, el combustible marítimo más utilizado hoy día. "De no contar con garantías de sostenibilidad, esta propuesta no hará más que contribuir a la consolidación del combustible fósil GNL como la alternativa más económica".
Un reciente análisis de T&E concluye que más de dos tercios de las nuevas embarcaciones podrían funcionar con GNL a partir de 2025, lo que supondría un aumento de la cuota de GNL fósil, que pasaría del 6% actual a más de una quinta parte del conjunto de los combustibles para uso marítimo en Europa para 2030, perpetuando así el uso de combustibles fósiles hasta bien entrada la década de los 2040.
"Deberíamos priorizar soluciones 100% ecológicas basadas enteramente en el hidrógeno verde", defiende Delphine Gozillon, responsable del departamento de Transporte Marítimo de T&E. Este se obtiene mediante el proceso de electrólisis a partir de fuentes renovable. En este sentido España ya cuenta con una hoja de ruta que establece, entre otros, el objetivo de alcanzar 4 GW de capacidad de producción en 2030, un 10% del total de la UE.
"La vicepresidenta Teresa Ribera está acertadamente defendiendo ante la UE que el gas natural no puede ser calificado como verde en la Taxonomía Europea. Por eso, pedimos coherencia y responsabilidad al Gobierno español para que éste deje de respaldar el uso del gas natural en el transporte marítimo y dé apoyo exclusivamente a los combustibles marinos cero emisiones", declaró Carlos Bravo, portavoz de T&E en España.