Empresas y finanzas

La banca pide al BCE diferir los costes de los ajustes para facilitar fusiones

  • El sector ve una ola de operaciones hostiles tras la ruptura de Liberbank-Unicaja
  • Las entidades reclaman que la factura de los recortes se pueda distribuir en tres años
Sede del BCE. Foto: Archivo

Las fusiones bancarias se rompen como un azucarillo en Europa por la baja rentabilidad del sector, las exigencias de sus gestores para permanecer en sus puestos y por las exigentes condiciones del BCE en estas operaciones. Prueba de ello es la fracasada negociación de Liberbank y Unicaja para integrarse.

Las entidades españolas se enfrentan a un escenario complejo y algunas de ellas estarían dispuestas a plegarse a las insistentes peticiones del organismo regulador para abordar una nueva oleada de concentración en el sistema nacional, pero se encuentran con unos requerimientos demasiado elevados. Con el fin de que se puedan facilitar estas transacciones, los banqueros de nuestro país han reclamado, entre otras cosas, al BCE poder diferir los costes de los ajustes de personal, oficinas y operativos en varios años.

El objetivo de las entidades es permitir que, al menos, el plan económico de las fusiones tenga cierto sentido y no sean obligados a tener que ampliar capital para poder abordarlas, máxime en un momento en que las cotizaciones están caídas y existe una gran volatilidad del mercado. Según indican distintas fuentes financieras, la banca española ha pedido que la factura de los recortes se pueda contabilizar en tres años y no como, hasta ahora, que tiene que anotarse la partida en el momento en que se formaliza la integración.

Las mismas fuentes señalan que la petición no ha sido tenida en cuenta por el organismo que preside Mario Draghi, que mantiene la misma posición porque pretende que con las fusiones se creen grupos más sólidos y sin riesgos futuros.

La palanca de la eficiencia

La rebaja de los costes sería un aliciente para que los bancos se animaran a dar el pistoletazo de salida a un proceso que el propio BCE pretende que se produzca desde hace años. Los distintos responsables de la institución europea llevan tiempo instando al sector a que emprenda fusiones, para ganar tamaño y rentabilidad vía mejora de la eficiencia, que es la única gran palanca que disponen en la actualidad para incrementar su cuenta de resultado y también sus fondos propios.

Uno de los motivos por los que Liberbank y Unicaja rompieron su proyecto de fusión fue precisamente el coste de la reestructuración que tenían que asumir en un principio, lo que les obligaba a ampliar el capital del grupo resultante. Los expertos apuntaban que éste debía pedir al mercado entre 300 millones y 500 millones. Además, el BCE exigía que naciera con el ratio de solvencia mayor de las entidades en la actualidad, es decir, el de Unicaja, que asciende a un 13%.

En el sector consideran que este reclamo no es razonable y va en contra de los mensajes que lanza el BCE, tanto pública como privadamente, encaminados a una mayor concentración.

Todos los analistas coinciden en que en algún momento se tendrá que producir este escenario, pero advierten que el organismo monetario no está poniendo fácil las cosas. "Todo lo que hace dificulta las fusiones", indican distintas fuentes, que apuntan a la persistente política de tipos en negativo que provoca una caída continúa de los márgenes (ingresos).

El otro problema que encuentra el sector es el reparto de poder en estas operaciones. Con Unicaja y Liberbank ha quedado demostrado que ningún gestor pretende perder su posición

El otro problema que encuentra el sector es el reparto de poder en estas operaciones. Con Unicaja y Liberbank ha quedado demostrado que ningún gestor ni accionista de referencia pretende perder su posición. Por ello, se da casi por sentado que la concentración no se abordará en un futuro a través de integraciones negociadas, sino que las operaciones se realizarán a través de ofertas públicas de adquisición (opas). Es decir, que se tendrán que materializar sin analizar los libros, un hecho que también supone una piedra en el camino de la consolidación.

Abanca intentó acceder al balance de Liberbank, cuando ésta aún conversaba con Unicaja, pero negó analizar su balance en profundidad, lo que conllevó que retirara su propuesta preliminar por el grupo asturiano. La entidad liderada por Juan Carlos Escotet, tras la ruptura de ambos bancos, ha mantenido una postura de esperar y ver los acontecimiento. De momento no ha movido ficha y no ha propiciado ningún encuentro ni muestra de interés de relanzar su ofensiva por la firma que preside Manuel Menéndez.

Los expertos coinciden en que en algún momento Abanca dará el paso al frente, pero inciden en que el BCE debería reducir sus niveles de exigencia.

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