
Abanca, en solo dos días hábiles, ha pasado de lanzarse a por Liberbank por segunda vez a retirar su oferta por el grupo asturiano, dejando así pista libre a la fusión de éste con Unicaja. Las condición impuesta por la CNMV de tener que formalizar su oferta de compra en diez días y la negativa del consejo de la entidad liderada por Manuel Menéndez a abrir su libros complicaba la operación desde el punto de vista financiero, puesto que la firma gallega se arriesgaba a tener que ampliar capital, ya que sus ratios de solvencia regulatorios iban a menguar sustancialmente.
El precio inicial orientativo de 0,56 euros por título consumiría la práctica totalidad del exceso de recursos propios con los que contaba a cierre del ejercicio pasado.
La intención de Abanca era estudiar a fondo Liberbank para rebajar el coste de partida de la transacción, que valoraba el banco en 1.700 millones. La propuesta que había realizado a los accionistas del grupo dirigido por Manuel Menéndez consistía en un pago en metálico para el 75% del capital de la entidad adquirida y un 25% a través de un canje de títulos, para que las Fundaciones Bancarias de Asturias, Extremadura y Cantabria se mantuvieran como socios en el nuevo conglomerado.
La oferta inicial, con este esquema, tendría que haber abonado en efectivo unos 1.275 millones de euros. Un dinero que se hubiera sumado a los recursos propios necesarios para absorber los activos ponderados por riesgo de Liberbank. Además, hay que tener en cuenta que a lo largo de este año Abanca tiene que cerrar la adquisición de la filial española de Caixa Geral, por la que pagará 364 millones.
Ratio menor al 8%
A cierre de diciembre, Abanca contaba con un superávit de recursos propios de máxima categoría o CET1 phase in de algo más de 1.800 millones, un colchón que se iba a evaporar casi por completo. De haberse materializado la compra de Liberbank al único precio propuesto, el nuevo grupo habría nacido con un ratio de solvencia ligeramente por debajo del 8%. Un nivel tímidamente por encima de las exigencias que hace escasos días ha impuesto el BCE a la entidad con sede en Santiago de Compostela. El regulador le ha requerido un 7,875% de CET 1.
El banco, ante esta situación, habría tenido que abordar una ampliación de capital para incrementar sus recursos propios, ya que el mercado y el supervisor reclama un exceso de solvencia a las entidades, que en ocasiones es elevado. Así, su principal accionista, el venezolano Juan Carlos Escotet (que controla en torno al 90%) se hubiera visto obligado a inyectar previsiblemente dinero para tal cometido, algo que según lo ocurrido en las últimas jornadas no tenía contemplado.
De hecho, en el comunicado enviado el martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Abanca sostiene que una de las premisas para haber tomado una decisión definitiva sobre el precio y la posible oferta definitiva era la revisión de las cuentas y de determinados aspectos de Liberbank, un hecho no atisbado a la vista de la información expresada al mercado por esta última en la tarde del lunes.
Por este motivo, explica Abanca, la entidad y sus accionistas de control decidieron en el consejo de la noche anterior "renunciar a su interés en promover la posible operación corporativa" y "en consecuencia, no formular una opa".
Abanca, además de haber ampliado capital, podría haber acelerado algunas de las desinversiones de activos para aumentar sus fondos propios, como la colocación de su participación en Euskaltel o de parte de su compañía aseguradora. Hay que recordar, en este sentido, que el grupo liderado por Escotet se en-cuentra inmerso en un proceso de búsqueda de un socio en bancaseguros, al que transmitiría el control de esta división.
La adquisición de Liberbank habría aumentado sus activos ponderados por riesgo en 17.000 millones, hasta los 44.000 millones, pero sus fondos propios se habrían mantenido estables, una vez descontado el coste de la compra y el desembolso por Caixa Geral. Eso sí, en la cuenta de resultados a final del ejercicio se habría anotado más de 1.000 millones de beneficios extraordinarios, debido a que la operación se habría realizado con un descuento sobre el valor teórico de 2.700 millones del grupo asturiano.
La intención de Abanca y de Escotet era salir a bolsa una vez ejecutada toda la integración, aunque el momento iba a depender en todo caso de las circunstancias del mercado de valores.
Con la adquisición, no estaba previsto que el actual consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, tuviera ningún tipo de poder en el nuevo conglomerado, algo que ha echado por tierra una oferta definitiva.