
La petición de mano formal que tras el cierre de mercado Abanca ha presentado ante Liberbank, evidencia el distanciamiento que el resultado de las elecciones andaluzas ha generado entre los principales accionistas de Unicaja y Liberbank, la Fundación Unicaja y la Fundación Cajastur, respecticamente, ligadas históricamente al control político de las antiguas cajas de ahorro.
Unicaja confirmó su interés por Liberbank el 12 de diciembre, poco después de las elecciones en Andalucía, en las que Susana Díaz perdió la mayoría absoluta, pero cuando todavía la Junta de Andalucía y el Principado de Asturias eran ambos socialistas.
Pero las próximas elecciones den el Principado y el miedo a perder poder en un grupo que ahora estará más influenciado por el PP-Ciudadanos que por el PSOE, pueden haber precipitado el ligoteo que, en un doble juego, parecen haber llevado los principales accionistas del banco asturiano.
Mientras progresaban en la due-diligence con Unicaja, se veían a escondidas con Abanca y le dejaban la puerta abierta a una boda, aunque tuvieran que dejar plantado al novio que habían presentado al mercado. En la comunicación al regulador, Abanca evidencia que algo de preocupación existía en Asturias sobre lo generosos que serían PP y Ciudadanos con ellos si cuajaba la fusión: el banco gallego se compromete públicamente a fomentar la obra social en las regiones con arraigo de Liberbank.