
Maurici Lucena sueña con aterrizar de nuevo en la primera línea de la política catalana tras más de cinco años alejado del Parlament. Desde los primeros compases de la campaña electoral, el licenciado en economía, que se define a sí mismo como "socialdemócrata liberal", ha dejado claro su deseo de dejar la presidencia de Aena, que atraviesa la peor crisis de su historia, incluyendo una de imagen por el covid-19 y la tormenta Filomena, para asumir la vicepresidencia económica de la Generalitat si Salvador Illa, exministro de Sanidad, gana las elecciones y logra formar gobierno.
Un cargo al que ha aspirado a lo largo de su carrera política, ya que fue el candidato para asuntos económicos del PSC en las elecciones de 2012. Así, casi dos años y medio después de su nombramiento y de asegurar que era el "perfil profesional adecuado" para pilotar el futuro de Aena, Lucena demuestra que quiere estar de paso por el gestor aeroportuario, donde está teniendo problemas, ya que ha aceptado un cargo hipotético y ha vinculado su imagen y prestigio a la campaña electoral del PSC, visibilizando el perfil político del que trató de alejarse cuando llegó a la cúpula de la cotizada del Ibex.
Aena atraviesa su peor crisis económica y de imagen por el covid, los controles de salud y la tormenta Filomena
Un perfil que, a su vez, se empezó a diluir levemente cuando desembarcó en Banco Sabadell como director de gestión patrimonial y prudencial en junio de 2016, unos ocho meses después de dejar su cargo como portavoz del grupo socialista catalán, donde trabajó codo con codo con Illa. En ese impasse, Lucena formó parte del grupo de expertos que asesoró al presidente Pedro Sánchez para las elecciones generales de 2015, como responsable de política industrial y competitividad.
El alto ejecutivo del Ibex se esforzó mucho en desvincularse de su pasado en el PSC trasladando una imagen técnica, académica y profesional y haciendo valer sus dos años como directivo del Sabadell, su licenciatura y su máster en economía y sus inicios como profesor adjunto en la Carlos III de Madrid y en el despacho de abogados del exministro Carlos Solchaga, Solchaga, Recio & Asociados, donde empezó a trabajar como analista y consultor económico, puesto desde el que en 2004 dio el salto a la administración pública de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero como director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
El arduo trabajo de comunicación para alejar la sombra política ha quedado en nada en cuanto ha aceptado la oferta de Illa, decisión que además deja en entredicho su futuro al frente de Aena, gane o pierda el partido socialista, ya que ha dejado patente su falta de compromiso con el proyecto, amén de lo insólito que resulta que el presidente de una empresa, ya sea pública o privada, anuncie la posibilidad de abandonar su cargo en semanas. Y más en un momento tan complicado como el actual, con los aeropuertos vacíos, los ingresos en caída libre y una guerra en ciernes con las tiendas y los restaurantes que puede pagar muy cara a largo plazo.
Y es que, la política de negociación de tierra quemada que está llevando a cabo con los arrendatarios de los espacios comerciales, amenazando con quedarse los avales si no aceptan la rebaja del 50% de las rentas mínimas en un momento en el que no hay casi pasajeros y está prohibida la entrada de acompañantes a la zona tierra, va a tener consecuencias a largo plazo. La estrategia ayuda a mantener el tipo en las cuentas a corto plazo, pero cuando los contratos venzan, Aena se encontrará de frente con un sector que puede poner pegas a asumir elevados riesgos y más teniendo en cuenta que el tráfico tardará en recuperarse más de lo previsto. Así, ¿qué pasará con el gestor aeroportuario en el periodo intermedio hasta que se forma o no gobierno en Cataluña con todo el follón de los espacios comerciales y el plan estratégico?.
El presidente dejaría un conflicto con los restaurantes y tiendas que puede golpear los ingresos
"Tiene un perfil más político de lo que estaba acostumbrado el sector. Resultará raro que se quede en Aena cuando ha dejado claro que tiene ganas de irse. Con esa decisión parece que ha autoamortizado", explican fuentes empresariales, que lamentan la incertidumbre que genera que el gestor sea una puerta para volver a la política y lo inconveniente que sería cambiar al equipo de Lucena y "empezar de cero" en plena quiebra del sector.
En este punto, cabe señalar que el todavía presidente del gestor lleva unos meses reuniéndose con la clase empresarial catalana con la excusa de impulsar la ampliación de la tercera pista de El Prat, proyecto que sería bueno para el desarrollo del largo radio en el aeropuerto catalán, pero que está bloqueado por la protección acústica de Gavá. Así, Lucena se ha reunido con Foment del Treball, Pimec y la patronal multisectorial Cecot, para hacer lobby a favor de un plan que, pese a parecer imposible, es siempre muy bien recibido por el sector económico lo que le ha ayudado a acercarse y congraciarse con los empresarios a las puertas de las elecciones.
"Tiene un perfil más político de lo que estaba acostumbrado el sector. Resultará raro que se quede en Aena cuando ha dejado claro que tiene ganas de irse"
Poco después de acelerar estos contactos, que siguen a la conferencia que dio en 2018 en Foment del Treball, la cotizada ha anunciado que recortará un 50% las inversiones en el próximo quinquenio y que la ampliación de los aeropuertos de Barajas y Barcelona, que no incluye necesariamente la pista, tendrá que esperar. Y es que, el proyecto de ampliación de las pistas es muy difícil, ya que se necesita que la UE saque a Gavá de la denominación Natura 2000, que lo blinda como espacio natural protegido.
La decisión de recortar a la mitad la inversión de 5.000 millones prevista para el periodo 2022-2026 facilita a Aena la negociación del segunda DORA con las aerolíneas, que son las que pagan las ampliaciones con las tasas. Éstas buscan que bajen para ayudar a recuperar la actividad aérea tras la pandemia del coronavirus. Así, la persona que sustituya a Lucena, si es que finalmente se va, afrontará el reto de renegociar el nuevo marco tarifario y de pilotar la reactivación de un sector que depende de la vacuna y del que ya se por hecho que el tráfico de negocios tardará años en volver, más que el de ocio.