
La Comisión Europea ha amenazado con expedientar a España si no modifica las reglas del mercado mayorista de la electricidad, eliminando los vigentes límites de precio máximo y mínimo, únicos en toda la UE y contrarios a la normativa comunitaria. El operador del mercado publicará en breve la propuesta de cambio normativo, que permitirá comprar y vender electricidad a precios negativos, como sucede puntualmente en Francia, Alemania o Reino Unido.
El Reglamento (UE) 2019/943 indica que no puede haber límite máximo o mínimo para los precios al por mayor de la electricidad a partir del 1 de enero de 2020. Por consiguiente, en el último año -anómalo por la Covid-19-, en Reino Unido se han registrado precios cercanos a los 400 euros por MWh y en Bélgica precios negativos cercanos a los -120 euros por MWh.
Los precios muy elevados indican una situación de falta de generación para cubrir la demanda y la necesidad de producir electricidad con centrales muy caras para garantizar el suministro, mientras que los precios negativos reflejan poca demanda y exceso de generación, de modo que a ciertas centrales, como las nucleares belgas, les resulta menos oneroso ofertar electricidad a precios negativos -pedir que se aumente la demanda- que detener la producción.
Esas situaciones no pueden darse en España y Portugal porque el mercado mayorista común a los dos países -también conocido como pool- tiene un límite máximo de 180 euros por MWh y un suelo de cero euros por MWh. En los último años los precios han oscilado entre los 50 y los 55 euros por MWh, aunque este ejercicio están en niveles más bajos y la tendencia es que se sitúen entre 40 y 45 euros por MWh hasta 2026.
Adaptación progresiva
Pues bien, para empezar a aplicar el citado Reglamento europeo, el Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (Omie), lanzó el año pasado una consulta pública sobre la eliminación de los límites de precios, de acuerdo con los criterios que le fijaron los reguladores de ambos países, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Entidade Reguladora dos Servicios Energeticos (Erse).
La consulta planteaba un incremento mensual automático de los límites cuando los precios alcanzasen ciertos umbrales -partía del mínimo de cero euros por MWh y elevaba el máximo de 180 euros por MWh a 300 euros por MWh-, pero después de celebrarse y de recalar en los reguladores, se paralizó la tramitación.
La CNMC explica a elEconomista que la reforma se frenó en ese momento porque se trata de algo muy complejo, que afecta a muchas normas y que tiene el problema añadido de que debe coordinarse con Portugal, de modo que para evitar errores se optó por analizarlo más detalladamente.
Otras fuentes añaden que hubo miedo a que la desaparición de los límites tuviera un impacto relevante sobre la tarifa doméstica, el Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), ligada a la evolución del pool, y que durante el período de la consulta la CNMC tenía una enorme carga de trabajo, volcada en el diseño de una nueva normativa para las actividades reguladas de los mercados eléctrico y gasista, que estuvo acompañada de una gran bronca con las empresas por los recortes planteados.
Irrumpe la pandemia
A todo eso se añade que la irrupción de la Covid-19, lógicamente, cambió las prioridades del Regulador y que, por ende, el estado de alarma impedía sacar otra propuesta a información pública.
Sea como fuere, en junio se produjo el relevo en la cúpula de la CNMC -Cani Fernández sustituyó a José María Marín Quemada al frente de la entidad- y la Comisión Europea, durante los primeros contactos con los nuevos responsables del organismo, además de felicitarles, les recordó que estaba pendiente la eliminación de los límites del pool, advirtiendo que estaba lista para iniciar un procedimiento de infracción contra el país si no se avanzaba en la materia.
De un modo paralelo, la caída de la demanda provocada por la pandemia ha provocado varios episodios de precios negativos en la UE y esas ofertas han llegado a España y Portugal, sin que los agentes hayan podido beneficiarse de ellos por la excepcional normativa española y lusa.
Las plataformas electrónicas de gestión comunes a todos los mercados de la UE aceptan precios mínimos y máximos de -500 euros por MWh y de 3.000 euros por MWh en los mercados diarios, y de -9.999 euros por MWh y 9.999 euros por MWh en los mercados intradiarios, que los agentes utilizan para corregir sus posiciones diarias y evitar penalizaciones por haberse desviado de las ofertas realizadas al inicio de cada jornada.
El pasado domingo, 25 de octubre -el del cambio de la hora de verano a la de invierno- se produjo un episodio clave: en España y Portugal el pool apenas llegaba a 2 euros por MWh por la escasa demanda, mientras que las plataformas registraban ofertas negativas superiores a -20 euros por MWh originadas más allá de los Pirineos. A las eólicas españolas también les hubiera gustado ofertar precios negativos para no tener que alterar su producción, pero no les resultaba posible; y los agentes compradores tampoco podían beneficiarse de las jugosas ofertas negativas.
Penalización de más de 100 euros por MWh
Además, a la hora de corregir sus posiciones en el mercado intradiario, los generadores tuvieron que soportar el coste de haberse equivocado -ofertaron más de lo que produjeron- y de obligar a otro agente a cubrir su fallida posición original. Ese día, concretamente, se llegaron a pagar más de 100 euros por MWh por el desvío. En resumen, hubo agentes que no pudieron hacer una oferta negativa del orden de los -20 euros por MWh, pero tuvieron que pagar más de 100 euros por MWh de penalización.
Al final, entre la presión del Ejecutivo de Úrsula Von der Layen y la de los enfadados agentes, Omie va a lanzar de forma inminente una segunda propuesta de reforma del pool para eliminar los límites, según reveló su vicepresidenta, Carmen Becerril, a inicios de mes en el Congreso anual de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). En esta ocasión, además, la propuesta ya recogerá directamente los límites de -500 y 3.000 euros por MWh. La CNMC apunta que la comunicación con Bruselas es muy fluida en estos momentos y augura una pronta solución.
Es extraordinariamente difícil que la desaparición de los límites afecten a los consumidores, por la configuración del mix energético español, en el que abundan las centrales flexibles -ciclos combinados, básicamente- capaces de satisfacer la demanda en períodos de crisis a precios razonables.