Unicaja acelera en el plan de cierre de 136 oficinas, el 13% de su red antes de iniciar las conversaciones formales con Liberbank para explorar una fusión. De manera inmediata, tal y como explicó la semana pasada a los sindicatos, clausurará una veintena, la mayor parte ubicadas en Castilla y León.
La entidad andaluza cuenta con algo más de 1.000 sucursales en todo el territorio nacional y, como todo el sector, está impulsando un recorte de costes para paliar los efectos de los tipos negativos y de la pandemia. Su plan estratégico, iniciado a principios de este año, contemplaba el cierre de un centenar de oficinas hasta 2022, un proceso que se ha ampliado por ahora levemente y que se le ha dado velocidad tras el estallido del coronavirus con el objetivo de reducir los gastos.
En el primer semestre del año, Unicaja ya dejó de operar en 18 de sus 1.046 centros físicos de ventas con las que inició el presente ejercicio. Bankia, que ha sellado la integración con CaixaBank, también procedió en julio al cierre de 140 sucursales y el Sabadell, que analiza sus opciones de futuro en la actualidad, también aumentó el volumen de red que iba a clausurar este 2020 en 90, hasta las 230.
El plan de Unicaja es previo a la posible fusión con Liberbank, operación que conllevará un proyecto de reestructuración del grupo resultante. La entidad malagueña ha confirmado conversaciones preliminares informales con el grupo asturiano para analizar una integración ante la presión del BCE y los mercados y después de la absorción de CaixaBank y Bankia.
Los expertos daban por hecho que ambos grupos retomarían las negociaciones tras romper en la primavera del año pasado su matrimonio. Consideran que la transacción es una de las más lógicas, ya que facilitará la recuperación de la rentabilidad que, en ambos casos, se sitúa en torno al 3%, tres veces por debajo de las exigencias de retorno al capital.