Los consejos de CaixaBank y de Bankia, que se han reunido este jueves, han aprobado el acuerdo de fusión de ambas entidades para crear la mayor entidad del país. El encuentro ha durado más de cuatro horas. Los órganos rectores han dado validez a lo acordado el pasado martes por la ministra de Economía, Nadia Calviño, y el presidente de La Caixa, Isidro Fainé.
La operación se instrumentará a través de un canje de acciones que valora Bankia en torno a los 4.200 millones de euros a través de una ampliación no dineraria que realizará CaixaBank.
La valoración de Bankia, finalmente, estará en torno a un 30% superior con respecto al día en que se anunció las negociaciones de fusión, una prima que el mercado ya venía descontando, pero muy inferior a los 24.000 millones que se inyectaron en el rescate de 2012 a través de la ayudas públicas.
De acuerdo con este precio y la intención de La Caixa de ampliar en un 1% la participación en CaixaBank, el nuevo banco estará controlado por la Fundación en un 30%, frente al 40% actual. El Estado se quedará con un 16%, algo por encima de lo inicialmente previsto. El resto está en manos de inversores minoritarios y grandes fondos de inversión, como BlackRock, ademas de Mutua Madrileña.
La capitalización del nuevo grupo, por tanto, alcanzará los 16.200 millones superando a BBVA y más que duplicando el valor de Bankinter, Sabadell, Liberbank y Unicaja, juntos. La del Santander asciende a los 29.300 millones.
El peso de Bankia, según lo acordado, en la futura entidad, se ha quedado sobre el 26%, mientras que el de CaixaBank, sobre el 74%. Este reparto era fundamental para pactar otra serie de condiciones relevantes, como la composición del consejo de administración de quince miembros, que estará liderado por José Ignacio Goirigolzarri, con funciones limitadas, y por Gonzalo Gortázar, como máximo ejecutivo.
Consejo
El órgano rector estará compuesto por dos ejecutivos (Goirigolzarri y Gortázar), un representante del Frob, dos de la Fundación La Caixa, nueve independientes y un externo.
La unión de ambas dará como resultado un conglomerado con una gestión de activos de 650.000 millones, de los que más de 600.000 millones están ubicados dentro de nuestras fronteras. La entidad, que operará con la marca únicamente de CaixaBank, contará con un cuota de mercado en España de más de un 25%, aunque en algunos nichos de actividad, como tarjetas de crédito este poderío llega al 40%.
Nace con 6.600 oficinas y 51.000 trabajadores, pero esta estructura será ajustada en los próximos años para ganar eficiencia y mejorar la rentabilidad, castigada por los tipos negativos, la baja actividad y la próxima escalada de la morosidad.
Las estimaciones iniciales apuntan a que el volumen de despidos, a través de bajas incentivadas y prejubilaciones se eleve a los 8.000 empleados, el 15% del total, y el cierre de oficinas a 1.400. Está previsto que a lo largo del viernes ambos bancos comuniquen el plan estratégico y de negocio y pongan negro sobre blanco las expectativas y objetivos que manejan. Como punto central del proyecto estarán las sinergias de costes, fundamentales para incrementar los retornos del capital.
La fusión empezó a ser negociada este verano y dio un impulso en a mediados de agosto, cuando los consejos de administración tuvieron conocimiento de las negociaciones preliminares. Si bien, desde hace una década Isidro Fainé tenía como gran objetivo sumar a su control la antigua Caja Madrid. Ya intentó una integración en 2010, pero el entonces responsable de la ésta, Rodrigo Rato, rechazó la idea.
Dos semanas de negociaciones
En las dos últimas semanas las conversaciones han sido intensas y en ellas, ha participado la vicepresidenta del Gobierno. De hecho, el encuentro del martes sirvió para encauzar las negociaciones y alcanzar un acuerdo definitivo, que fue ayer respaldado por los 27 miembros que componen en la actualidad los consejos de administración de ambos bancos.
Ahora, el próximo paso que tendrán que dar para cerrar la operación será la convocatoria de las juntas de accionistas, en la que el Fondo de Reestructuración Ordenada (Frob), salvo sorpresa, dará su voto afirmativo. Estas asambleas se celebrarán previsiblemente a finales de octubre o principios de noviembre. Y la transacción será analizada por los reguladores, entre ellos, la Comisión Nacional de la Competencia.