Empresas y finanzas

El Gobierno no condicionará la fusión a mantener a los hombres fuertes de Bankia en el nuevo grupo

  • El Ejecutivo tiene "máxima confianza" en el equipo gestor de CaixaBank
  • El papel de Goirigolzarri, sin apoyo y al albur de las negociaciones
  • Calviño aseguró el lunes que el Estado tiene como meta recuperar la inversión
A la izq., el consejero delegado de Bankia, Jos? Sevilla; a la dcha., el presidente, Jos? Ignacio Goirigolzarri. Foto: Nacho Mart

La fusión entre CaixaBank y Bankia tiene el apoyo del Ejecutivo central. El Gobierno no condicionará la operación a mantener el poder de los hombres fuertes de Bankia en la cúpula de la nueva entidad, según informan a este diario fuentes de toda solvencia. El papel de José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia, quedará en manos de las negociaciones durante la fusión sin ser el objetivo principal de la Administración central que ocupe un puesto clave en la dirección del banco resultante.

El objetivo del Gobierno siempre ha sido rentabilizar al máximo la inversión en Bankia (tiene el 61,8% del control) para poder recuperar el máximo dinero posible para el erario público. De hecho, la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, aseguró este lunes en las jornadas financieras organizadas por la Apie y patrocinadas por BBVA, que el Ejecutivo estaba decidido a priorizar la defensa del interés público. Unas palabras que recobran relevancia tras el anuncio de fusión de la noche de ayer, dado que, con esta meta en el horizonte, el Estado no luchará por mantener el poder en la cúpula de la nueva entidad resultante, sino por rentabilizar la inversión. De hecho, según las mismas fuentes consultadas, el Gobierno tiene "máxima confianza" en el equipo gestor de CaixaBank, lo que podría orillar a Goirigolzarri, que cumple 67 años el próximo mes de febrero, del nuevo grupo financiero.

De momento, según ha podido saber elEconomista, se da casi por hecho que el actual consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar sería el máximo ejecutivo, quedando así, pendiente las tareas que tendría el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que podría conservar el puesto pero con funciones únicamente institucionales, no ejecutivas.

El Gobierno tiene el 61,8% de Bankia a través de su matriz BFA, participada en un 100% de su capital social por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), entidad estatal. El valor de esta participación es de en torno a 2.000 millones de euros, según la valoración en bolsa de Bankia a cierre de mercado de este jueves, antes de que se conociera la posible operación de fusión. Hasta ahora, el objetivo del Ejecutivo desde que se hiciera con el mayor porcentaje de capital en 2012, concretamente sumó un 76,3% tras el rescate de 22.000 millones que necesitó el banco, era vender su participación de manera global o por paquetes para recuperar el dinero inyectado. Así, en 2014 vendió un 7,5% por 1.300 millones y, en 2017, otro 7% por 818 millones. Por tanto, el Estado solo ha recuperado 2.118 millones de euros, cifra muy lejana al capital inyectado.

Sin embargo, el declive bursátil de la entidad de los últimos años no solo ha mantenido congelada la venta de las acciones ante la poca rentabilidad que se podía obtener con la operación, sino que ha obligado al Gobierno a retrasar hasta en dos ocasiones su fecha límite de salida del banco. Así, en diciembre de 2018, el Ejecutivo ya anunció que aplazaba la privatización de la entidad hasta 2021. Sin embargo, a poco más de un año para que cumpla este plazo, en junio de 2019, el presidente del Frob, Jaime Ponce, ya abrió la puerta a retrasar más allá de 2021 la venta del paquete accionarial de la entidad.

Con la fusión de CaixaBank y Bankia, aunque aún está por conocer cómo será la operación de canje, el Gobierno se quedaría con una participación de la nueva entidad resultante del 14%, de acuerdo con la valoración actual del mercado, mientras que el socio mayoritario sería la Fundación La Caixa, a través de Criteria, quien mantendría el control, con cerca del 30% del capital. La posibilidad de que el Ejecutivo maximice su inversión se acrecienta, puesto que el nuevo grupo fusionado puede alcanzar una cotización mayor en el mercado, ante su fortaleza. No obstante, todo dependerá de la evolución del negocio, muy condicionado por factores como los bajos tipos de interés que mantiene el Banco Central Europeo (BCE), se esperan que seguirán en esta senda ante la actual crisis del coronavirus, y la exigente regulación que afronta el sector financiero.

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