
La banca española ha ampliado a 555 millones los primeros impagos derivados de la pandemia del coronavirus. Las entidades se han anotado en abril otros 250 millones de préstamos de dudoso cobro, que se suman a los 305 millones de marzo, mes en el que se desató la crisis. Con ello, el volumen de créditos insolventes asciende a 57.590 millones.
El sector financiero, por ahora, mantiene relativamente la escalada en el deterioro de sus balances gracias en parte a la financiación otorgada a las empresas por la línea de liquidez con avales del ICO y las moratorias concedidas a las familias para aplazar los pagos de las cuotas tanto en hipotecas como en consumo. De hecho, la tasa de mora ha bajado ligeramente al 4,75%.
Los datos publicados por el Banco de España reflejan que los primeros avisos de morosidad se están produciendo en los préstamos para la compra de bienes, como coches o electrodomésticos, que son los primeros que se dejan de abonar cuando se dan crisis económicas. Los dudosos se han disparado ya un 14% en este segmento de actividad, unos 574 millones en marzo y abril. En financiación para la compra y rehabilitación de viviendas también han subido las insolvencias, pero apenas 26 millones.
Los banqueros esperan que en los próximos meses estos volúmenes se van a disparar y ponen como fechas clave finales de este año y principios del siguiente, cuando las medidas adoptadas ahora dejen de tener sus efectos positivos. Será entonces cuando las empresas y las familias tengan grandes dificultades para hacer frente a sus compromisos financieros.
Los reguladores y el mercado también temen un repunte, que puede llegar a triplicar la morosidad a lo largo de los próximos ejercicios. Eso sí, consideran que el sector acumula importantes reservas para poder asumir los deterioros y descartan, por ahora, necesidades de ampliaciones de capital. Para más adelante, prevén una oleada de fusiones.
288 sucursales menos
Mientras tanto, el sector reduce costes para mantener a flote la cuenta y evitar pérdidas millonarias derivadas de las provisiones que tendrán que retener y de la caída de ingresos por la menor actividad. En el primer trimestre, el conjunto de entidades cerró 288 oficinas, lo que supone un 1,1% de la red. Con estas clausuras, el número de sucursales ha bajado de las 24.000 por primera vez en décadas.
En abril la banca apenas llevó a cabo provisiones contra morosos. Elevaron en menos de 100 millones esta hucha, hasta 96.809 millones, tras las dotaciones extraordinarias de marzo por más de 3.000 millones. Con ello, pudieron reducir las pérdidas del conjunto de 2020 de 254 a 167 millones.