Empresas y finanzas

La crisis de Atlantia golpea los planes de crecimiento de Abertis

  • La salida de Castellucci y el escándalo de los puentes la dejan en segundo plano

La crisis de Atlantia por el presunto fraude en los informes elaborados sobre la seguridad de sus puentes en Italia, que se ha llevado por delante a su consejero delegado, Giovanni Castellucci, amenaza con entorpecer aún más los planes de crecimiento de Abertis e, incluso, la estabilidad de la alianza de control con ACS. A la espera de encontrar un sustituto para quien ha liderado la compañía durante los últimos 13 años, la concesionaria italiana ha designado una comisión ejecutiva formada por varios directivos que supervisará las investigaciones internas para esclarecer los hechos.

El derrumbe del Puente Morandi de Génova, ocurrido el 14 de agosto de 2018 y que dejó 43 víctimas mortales, ha terminado con la carrera de Castellucci en Atlantia. Ya entonces su continuidad se puso en tela de juicio, pero resistió con el respaldo de la familia Benetton, máximos accionistas del grupo a través de Edizione. Trece meses después, las detenciones de varios directivos de dos filiales acusados de manipular y ocultar información sobre el estado de conservación de los puentes que gestiona la compañía en Italia, con un impacto de más de 2.600 millones de euros en el valor bursátil de la compañía, han sentenciado al ejecutivo.

Atlantia ha enfrentado en los últimos meses la amenaza del Gobierno del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y del Partido Demócrata (PD) de retirarle sus concesiones como castigo por el accidente de Génova. Cuando este riesgo parecía disipado saltó a la luz el pasado viernes la acusación de fraude, lo que reaviva las incertidumbres respecto a su negocio futuro.

Este horizonte afecta indudablemente a Abertis, la mayor inversión de Atlantia en el mundo. En realidad, la catástrofe de Génova y el posible impacto económico en sus cuentas ya provocó que las ambiciones de la firma transalpina con la concesionaria española cambiaran. La intención original de Castellucci era crecer de la mano de Abertis, pero el hundimiento del Puente Morandi y las urgencias financieras de ACS para repagar la deuda –con jugosos dividendos-, han limitado la estrategia de crecimiento de la firma española.

Desde que Atlantia, ACS y su filial Hochtief firmaron la compra conjunta en diciembre pasado, Abertis no ha acometido ninguna operación corporativa. Ni compras, ni adjudicaciones en licitaciones públicas, ni acuerdos significativos de inversión en sus concesiones. Una parálisis que se prolonga ya dos años y medio por el deber de pasividad por las sucesivas opas (ofertas públicas de adquisición).

Las discrepancias han estado a la orden del día en la gestión de Abertis, algo que en ámbitos del mercado ya se vaticinó cuando anunciaron el acuerdo para presentar una única opa

La especial coyuntura de Atlantia en el último año no ha ayudado a las relaciones entre los nuevos dueños de Abertis. Las discrepancias han estado a la orden del día en la gestión de Abertis, algo que en ámbitos del mercado ya se vaticinó cuando anunciaron el acuerdo para presentar una única opa. Porque la italiana ostenta el 50 por ciento del capital más una acción, con lo que consolida en sus cuentas, mientras que ACS tiene el 30 por ciento y Hochtief el 20 por ciento menos una acción. Una ecuación compleja a la hora de dilucidar quién ejerce el mando; máxime cuando ambas partes están habituadas a hacerlo. Además, entra en escena un pacto de accionistas minucioso que obliga al consenso para todas las decisiones más o menos significativas. Y, entre ellas, se incluyen las inversiones corporativas. Este ha sido el principal obstáculo que se ha encontrado la firma que dirige José Aljaro en los últimos meses.

La falta de entendimiento entre los socios ha provocado que la concesionaria haya tenido que desechar algunos proyectos, como la autopista La Serena-Los Vilos, en Chile. Tampoco ha aspirado a ninguna de las ventas de concesiones lanzadas por parte de sus propietarios, como la autopista Northeast Anthony Henday de Canadá que Iridium vendió hace dos meses. Cabe recordar que el pacto de accionistas contempla que Abertis tendrá preferencia para hacerse con las concesiones de Iridium y de Atlantia. Según han indicado fuentes conocedoras varios activos en Norteamérica han sido motivo de discusión entre los socios.

Sin plan estratégico

Y tan llamativo o más es que el mercado aún no conozca las líneas estratégicas de Abertis, a pesar de que Atlantia y ACS anunciaron que tendrían listo un plan en el primer semestre.

A todo ello se suma ahora la marcha de Castellucci, el gran impulsor de la opa sobre Abertis, artífice de la unión con ACS y el mayor 'creyente' de la oportunidad que para Atlantia representaba sumar a la concesionaria española. Deja una empresa cuyas prioridades discurrirán en los próximos meses por enfrentar su crisis en Italia y el efecto que puede tener en su negocio si el Gobierno italiano llegara a rescindirle las concesiones. Del calibre que alcance incluso podría llevarle a cuestionar la alianza con ACS y verse abocado a requerir fondos con una eventual venta de su participación en Abertis, que a los precios de la opa superaría los 9.000 millones de euros. Abertis, y su crecimiento, quedan, al menos temporalmente, en un segundo plano.

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