Energía

Repsol reducirá el dividendo cerca del 45% para reforzar su balance

  • El consenso de analistas espera un pago entre 55 y 60 céntimos por cada acción de la petrolera
  • El plan de inversión se articulará en dos fases para poder flexibilizar el ritmo inversor
  • La petrolera quiere 2,5 millones de clientes de luz y un 15% de cuota en el 'trading' de gas

Repsol llevará a su próximo consejo de administración del 25 de noviembre una propuesta de reducción del dividendo del orden del 40-45%, según las estimaciones realizadas por los analistas. Esto supone que la petrolera realizará un pago de 55 a 60 céntimos de euros por título frente al euro por acción que repartía en estos momentos.

La intención de Repsol es fortalecer su balance y reducir una retribución que no concordaba con la cotización actual en un rango de casi 6 euros tras las fuertes caídas provocadas por la irrupción del coronavirus y los precios del petróleo y el gas. La compañía ofrecía una rentabilidad del 17,37%, muy alejada de la realidad de sus negocios en estos momentos y que pasará ahora a situarse cerca del 9%.

Repsol ha definido los tres pilares básicos de lo que será su retribución a los accionistas para su próximo plan estratégico 2021-2025. La petrolera pretende mantener un dividendo atractivo comparado con el resto de sus homólogos así como de las compañías del Ibex 35. El pago se realizará con la generación de caja propia y no mediante el endeudamiento y la cantidad debe permitir mantener la flexibilidad financiera que necesita la empresa para afrontar los próximos años que estarán repletos de incertidumbres.

Plan estratégico

El foco del plan estratégico que la empresa presentará el 26 de noviembre está en la caja y la creación de valor para los accionistas. La compañía presentará el plan en dos fases de inversión para mantener la prudencia y la flexibilidad, lo que les permitirá acomodar su ritmo de crecimiento a la recuperación del mercado tras el Covid-19.

Para impulsar la inversión así como el reconocimiento del valor intrínseco de la compañía, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, ya indicó que valora una posible salida a bolsa del negocio de las renovables para que se visualice mejor los pasos que la empresa ha dado en su objetivo de emisiones netas cero para el año 2050 y para poder financiar con una mayor facilidad el crecimiento de este área.

Para lograr avanzar en este salto hacia la economía verde, Repsol prevé alcanzar los 7.500 MW de generación eléctrica baja en carbono operativos en 2025, una cifra que podría incrementarse, entre otras cosas, con la inversión de 600 millones de euros necesaria para ampliar la central hidráulica de Aguayo que pasará de los 360 MW actuales a 1.360 MW en un proyecto que se viene tramitando desde el año 2011 y que suponía un as en la manga de la petrolera cuando compró el negocio de Viesgo. Aguayo podría entrar en operación en fechas posteriores a la finalización del plan y, por lo tanto, solo figurará en la cartera de proyectos.

Objetivos en luz y gas

La petrolera se fija como objetivo alcanzar los 2,5 millones de clientes de electricidad y gas en 2025 y llevar su negocio del trading de gas de una cuota del mercado del 14 al 15% en 2025.

En lo que respecta al negocio de exploración y producción, Repsol apostará por la flexibilidad en la inversión y podría recuperar planes para destinar 500 millones que se han aplazado este año en los próximos así como laminar sus inversiones en función de los precios del crudo. La compañía va a mantener previsiblemente su objetivo de producción en los 700.000 barriles, ya que se espera que, poco a poco, se vaya recuperando la producción en Libia y su intención es reponer las reservas actuales con nuevos yacimientos pero tratando de maximizar la generación de valor con cada barril. Para lograrlo, prevé invertir en las zonas con más facilidad de éxito exploratorio y abandonar aquellos países en los que no pueda lograr sinergias. Un ejemplo se encuentra fácilmente en el yacimiento de Marcellus, donde si los precios lo permiten se comenzará la exploración en el primer trimestre de 2021, o el yacimiento de Matapal, del que se espera la primera producción para el año 2022.

En lo que respecta al negocio de refino, la compañía incluirá un fuerte aumento de la producción de biocarburantes y etanol en sus refinerías. El propio consejero delegado, Josu Jon Imaz, indicó que se espera alcanzar un millón de toneladas en 2025 y llevar esta cifra a 1,4 millones en el año 2030. Los planes pasan también por incrementar la producción de hidrógeno y por lograr unos productos de mayor valor añadido en la conversión para que las actuales refinerías sean de facto unas biorefinerías.

Repsol ha firmado también un acuerdo de licencia tecnológica para construir una planta de polietileno de ultra alto peso molecular en su complejo industrial de Puertollano (Ciudad Real), con una capacidad de producción anual de al menos 15 kt. La previsión es alcanzar la decisión final de inversión en 2022.

La empresa seguirá también desarrollando su negocio de lubricantes y ampliando sus ventas internacionales con los acuerdos que mantiene con Bardahl y Union Oil.

Repsol desarrollará también en las plantas de Tarragona y Puertollano su negocio de polietileno y el polipropileno, básicos en estos momentos para el negocio del empaquetado farmacéutico y de los envases médicos y profundizará en la alianza en Ilboc con la coreana SK.

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