
El Banco Central Europeo se suma al mensaje de la Reserva Federal y pone el foco en la desaceleración de la economía y el incremento de las tensiones comerciales. En las actas de la pasada reunión de junio, los miembros del Consejo de Gobierno debatieron la puesta en marcha de nuevos recortes de tipos, la reanudación del programa de compra de bonos y una mayor extensión de la orientación de la política monetaria (forward guidance). El mercado descuenta que la rebaja del precio del dinero llegará en septiembre, sin embargo, ni las actas ni ningún miembro del Consejo de Gobierno ha hablado de posibles fechas para el recorte.
Si ayer miércoles Jerome Powell, presidente de la Fed, puso el acento sobre las incertidumbres globales y dejó prácticamente cerrada una bajada de tipos en la reunión que tendrá a finales de este mes, las actas del BCE han mostrado una visión similar reconociendo que el crecimiento del PIB en el primer trimestre (+0,4%) fue una sorpresa positiva causada por factores temporales que se han desvanecido. El BCE espera que el crecimiento se desacelere en el segundo y tercer trimestre del año ante la menor expansión del comercio internacional y una producción industrial que está perdiendo fuerza a nivel global, pero sobre todo en las economías más importantes de la Eurozona.
Se debaten nuevos recortes de tipos
Durante el cónclave, el economista jefe del BCE, Philip Lane, expuso los próximos pasos a seguir por el banco para el actual entorno económico y para devolver a la inflación al 2%. "Las posibles medidas podrían incluir extender la forward guidance (tal como anunció Draghi para no subir tipos hasta mediados de 2020), reiniciar el programa de compras de activos y reducir los tipos de interés".
La tres medidas que cita Lane, fueron expuestas por el presidente del BCE, Mario Draghi, en la posterior rueda de prensa tras la reunión de julio. "De cara al futuro, el Consejo de Gobierno tiene que estar decidido a actuar en caso de contingencias adversas y estar preparado para facilitar aún más la orientación de la política monetaria ajustando todos sus instrumentos, según corresponda, para lograr el objetivo de estabilidad de precios del BCE", resalta el economista jefe.
Lane también defendió que los tipos negativos "están contribuyendo a aplicar una política monetaria acomodaticia", pero "no fue suficiente" para una convergencia sostenida de la inflación hacia el objetivo del 2%.
Carsten Brzeski, economista jefe para Alemania del ING, cree que "el tono de las actas del BCE reflejan la preocupación por el crecimiento y las previsiones de inflación". Este experto cree que el instituto monetario se está preparando para hacer más, probablemente una reducción del tipo sobre la facilidad de depósito, que ya está en el -0,4%, y el anuncio de un sistema de tramos que mitigue la pérdida de rentabilidad de la banca. Este sistema de tramos permitiría a las entidades mantener una parte de su exceso de liquidez fuera de la tasa de penalización.
La crisis de la industria europea podría contagiarse a otros países y sectores que están resistiendo mejor
El consejo del instituto monetario lanza una advertencia que podría afectar de forma directa a países como España que están resistiendo mejor la desaceleración de la Eurozona: "En la reunión se prestó atención a la dispersión de las tasas de crecimiento entre los países, lo que apuntaba a que esta debilidad observada en la actividad procede principalmente de dos de las economías más grandes de la zona del euro, que tienen importantes sectores manufactureros orientados a la exportación, mientras que la actividad en otros lugares parece ser más robusta". Sin embargo, el BCE avisa de que "la desaceleración en la industria observada en estas dos economías podría extenderse a través de las cadenas de valor integradas a nivel europeo".
Por un lado, la caída de la industria podría terminar afectando al sector servicios y a la demanda interna, que son ahora mismo los componentes que mantienen el crecimiento a flote en la Eurozona. Pero también esta debilidad industria que está afectando sobre todo a los países con una mayor exposición al exterior y al sector secundario podría contagiar a los países que mejor están resistiendo la desaceleración.
Sin ayuda adicional para la banca
Por otro lado, las actas también destacan que el BCE debe vigilar "cuidadosamente" los posibles efectos negativos sobre los bancos y las "medidas de mitigación" que se podrían implementar en caso de que se probasen esos efectos nocivos del entorno de tipos negativos. Sin embargo, hoy por hoy la postura oficial de Frankfurt es que los tipos negativos no son los responsables de la falta de rentabilidad de la banca.
Las actas reflejan una unanimidad de que efectos de los tipos negativos en la banca están siendo ampliamente compensados "por los beneficios generales de de mayores volúmenes en los préstamos, la reducción de riesgos y las menores provisiones para créditos dudosos debido al desarrollo económico más favorable".