
La Reserva Federal de Estados Unidos subirá, previsiblemente, los tipos de interés en la reunión que ha comenzado este martes, pero el enfoque se centrará en las proyecciones de la política monetaria durante este año y los próximos. El dato de IPC, que se sitúa en el 2,8%, publicado hoy, una tasa de paro en el 3,8% y una economía que crece con fuerza puede obligar a la Fed a subir tipos más rápido de lo previsto hace unos meses. El lenguaje, las previsiones y el diagrama de puntos (dot plot) serán los protagonistas.
Según revelan desde Reuters, esta será la reunión más importante de los últimos meses porque la Fed podría señalar cómo de cerca está del fin el actual ciclo de alzas de tipos, si el mayor crecimiento de la economía supone aumentos más acelerados en las tipos y si percibe que la era del dinero barato, en la práctica, ha terminado.
Será muy importante ver si evoluciona el diagrama de puntos en el que cada miembro de FOMC expone su visión de dónde deberían estar los tipos de interés a final de cada año. De este modo se puede calibrar cuántas subidas se producirán hasta finales de año y en los próximos ejercicios. El último diagrama presentado dejaba entrever que se iban a producir tres subidas de tipos de 25 puntos básicos durante este años: con el alza de mañana ya se habrán producido dos incrementos y sólo van seis meses de este año.
¿Un cambio de lenguaje?
El lenguaje en el comunicado de la Fed "está cada vez más obsoleto con cada alza de tipos", aseguran los economistas de Goldman Sachs Spencer Hill y Jan Hatzius antes de la reunión de la Comisión Federal de Mercados Abiertos (FOMC por sus siglas inglesas) de dos días que comienza el martes.
Hatzius prevé que la Fed, al menos, eliminará una expresión que ha usado desde finales del 2015: que los tipos se mantendrán por debajo de los niveles históricos "durante algún tiempo".
Este pequeño cambio marcaría un reconocimiento explícito de que, nueve años después de la segunda expansión económica más larga de la que se tenga registro, la política monetaria y la economía en general comienzan a parecer cada vez más normales, tanto en Estados Unidos como en el mundo.
El actual ciclo de endurecimiento monetario de la Fed comenzó en diciembre de 2015 y esta sería la séptima subida de tipos desde entonces. Además, en octubre de 2017 inició la reducción de su enorme cartera de bonos del Tesoro y deuda respaldada por hipotecas que compró para impulsar la economía tras la crisis financiera de 2007-2009.
Se espera que el Banco Central Europeo informe también esta semana de los planes para detener sus compras de activos. El BCE ya anunció una reducción del programa desde los 60.000 hasta los 30.000 millones al mes en octubre del año pasado, ahora se prepara para anunciar una nueva reducción o, quizá, el final sin más rodeos del QE.
El crecimiento global se ha mantenido fuerte hasta ahora pese a los riesgos de un enfrentamiento comercial mundial y las preocupaciones sobre el aumento de los niveles de deuda soberana.
El lenguaje debe cambiar
En ese contexto, los analistas parecen estar de acuerdo en que tiene poco sentido que la Fed siga prometiendo la continuidad de unos tipos bajos después de que estos alcancen niveles que ya no son históricamente bajos.
El aumento previsto de junio dejaría el tipo de interés de referencia en un rango de entre el 1,75 y el 2%, comparable o superior, por ejemplo, al nivel de tipos que predominó entre finales de 2001 y 2004 tras el colapso de la burbuja tecnológica y los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
"Vemos matices de línea dura en la decisión de elevar los tipos y nuestra expectativa es que el comunicado ya no diga que estos probablemente se mantengan por debajo del tipo neutral de largo plazo durante algún tiempo", escribe recientemente el analista de Barclays Michael Gapen.
"A medida que (el FOMC) se acerca a la neutralidad, creemos que es menos probable que haga promesas sobre el curso de la política monetaria", agrega.