
El creciente envejecimiento en los países de la zona euro mantendrá los tipos de interés históricamente bajos, incluso cuando el Banco Central Europeo ponga fin al actual ciclo de medidas no convencionales. Además, el crecimiento económico será lento a medio plazo y la tasa de paro del área monetaria podría rondar el 10% para el año 2025 (en la actualidad el desempleo es del 9,1%).
Aunque la actividad económica siga avanzando, los tipos nominales a corto plazo podrían ser de sólo el 1% en 2025, siempre que la población evolucione según las proyecciones actuales. Esta conclusión se extrae de un estudio de los economistas Giuseppe Ferrero y Stefano Neri del Banco de Italia, y de Marco Gross del Banco Central Europeo.
¿Cómo afecta el envejecimiento a la economía?
El envejecimiento de la sociedad afecta la política monetaria de varias maneras. Una mayor esperanza de vida y unas tasas de natalidad más bajas suponen menos ocupados para financiar las pensiones, lo que termina inclinando a los trabajadores y jubilados a ahorrar más para afrontar los años finales de sus vidas.
Esta situación de preferencia por el ahorro y de un consumo débil, junto con las perspectivas de un escaso crecimiento de la población puede desalentar la inversión y el gasto. Además, el hecho de que la mano de obra esté disminuyendo implica que se invertirá menos capital, puesto que no será necesario invertir demasiado para mantener el ratio de capital por ocupado.
Por otro lado, como han advertido en trabajos recientes el Fondo Monetario Internacional o el Bundesbank, el envejecimiento reduce la productividad y canaliza recursos hacia sectores con un menor valor añadido. Las personas de edad más avanzada suelen mostrar cierta preferencia, quizá por necesidad, por los servicios sanitarios, energéticos y de ocio, lo que tiene su efecto en el lado de la oferta, que debe cambiar junto al giro de las necesidades de la demanda.
También, varios académicos relacionan la caída de la productividad en los trabajadores de mayor edad por un descensos de sus niveles de conocimiento sobre las nuevas tecnologías, su adopción y aplicación, además de una caída del perfil innovador.
Efectos sobre los tipos de interés
"La alta persistencia de los factores demográficos los hace particularmente relevantes desde una perspectiva de política monetaria y estabilidad financiera, en la medida en que afectan tendencias a medio plazo de los tipos de interés nominales y reales", según señalan los autores del BCE. En este apartado también resultan relevantes las aportaciones de varios economistas de la Reserva Federal, que van en la línea con las del banco europeo.
"En la próxima década, la evolución demográfica adversa en la zona del euro puede continuar ejerciendo una presión a la baja sobre los tipos de interés nominales y reales a corto y largo plazo, limitando potencialmente la capacidad de la política monetaria para adaptar su postura".
El estudio analiza tres escenarios en los que tiene en cuenta la evolución de la sociedad de la zona euro respecto a los flujos migratorios, fecundidad, crecimiento de la población, tasa de dependencia, etc. El escenario más probable, el que maneja la Comisión Europea en su Ageing Report de 2015, muestra que el crecimiento potencial en 2025 es de sólo el 0,6% anual, con un deflactor del 1% (promedio de precios ponderados de todos los bienes y servicios finales producidos), el desempleo sería más alto que hoy, ubicándose en casi el 10%, mientras que los tipos reales y la productividad están muy cerca de cero.
Unos tipos 'eternamente' bajos
Esto significa que los tipos nominales a corto plazo, establecidos en gran medida por los tipos rectores del BCE, serían de alrededor del 1% para entonces, en comparación con el promedio del 3% entre la creación del euro y el estallido de la crisis.
Subir los tipos más de un 1% sería nocivo para la economía. Esto se debe a prolongada disminución del tipo de interés natural o de equilibrio. Estos expertos lo definen como el tipo de interés a corto plazo que mantiene el PIB en su potencial, el desempleo en su tasa natural y la inflación en el objetivo del banco central.
Este tipo de interés real de equilibrio ha pasado en los últimos 35 años del 3% hasta alrededor del 0% en la actualidad. Por lo que si el deflactor se encuentra en el 1% lo máximo que puede subir los tipos nominales el BCE es hasta el 1%, para que el tipo de interés real de equilibrio esté en el 0% y la economía despliegue su potencial.